Las Lanzas está más vivo que nunca, se está comiendo muy rico, está siempre lleno. Tiene algo que no hay en otros lados de Santiago”.

Marcelo Cicali,dueño Liguria

“Espero que la gente nunca olvide que siempre tendrán una comida histórica chilena: la casera. Las modas van y vienen pero la casa de la mamá siempre está ahí, nosotros somos la casa de la mamá”, dice Manuel Vidal para resumir la propuesta de Las Lanzas de Ñuñoa, uno de los restaurantes más clásicos de Santiago. Abierto en 1954, desde hace 36 años quedó en manos de su padre ‘Manolo' Vidal, fallecido el sábado producto de las heridas que le dejó una caída en su casa. Tenía 84 y sufría de Alzheimer.

Manuel Vidal hijo tomó la administración del restaurante hace siete años y ha mantenido la tradición. Dice que persistirá en el estilo casero, comida de fuente de soda que patentó su padre. Sucede que la historia del local, ubicado en calle Humberto Truco, frente a la plaza Ñuñoa, no puede separarse de la de sus dueños.

“Mi papá quería que fuera familiar. Cuando lo compró en el año 82 estaba a mal traer, era un bar y él no quería que siguiera siendo un sitito de parranda. Trabajó harto en eso, para que llegara la familia entera a comer. Me acuerdo que un día llegó todo emocionado porque habían entrado dos mujeres con un niño, se sentaron a tomar café y se quedaron. Eso era lo que quería”, relata Vidal, quien agrega que el menú fue rescatado de una fuente de soda que su padre tenía en el centro: “Se vendían dos tipos de cazuelas, bife y sándwiches. Nosotros le agregamos la comida de los 70 y 60, de estilo casero”, agrega.

Los parroquianos lo recuerdan

Y así se ha mantenido por casi 40 años, dicen los mismos “parroquianos” —que es como les llaman a los comensales que llegan a Las Lanzas— y que van desde músicos como los integrantes de Los Jaivas, Manuel García, Illapu a personajes de la escena artística y cultural como Antonia Zegers. Y profesores del campus Oriente de la UC como Gastón Soublette, quien atraído por una reproducción del cuadro de Velazquez, “La rendición de Breda”, decidió hacer algunas de sus clases en el restaurante.

Pese a que Manuel Vidal dice que su padre no hablaba de política, su restaurante fue un refugio de la oposición a la dictadura. Uno de sus más habituales parroquianos fue Carlos “Negro” Jorquera, periodista y ex secretario de prensa de Salvador Allende. Padre de Alejandra Jorquera y suegro del ex subsecretario Mahmud Aleuy, estos últimos asistieron a la misa celebrada por el fallecimiento el sábado en la noche. En esa oportunidad, Roberto Márquez, vocalista principal de Illapu, cantó “Vuelvo”, en su honor.

“La política no fue tema para él, no hablaba de política. Durante la dictadura como él era español —llegó a Chile proveniente de Galicia en 1955—, lo trataron de refugiado, y luego, ya en democracia, decían que fue franquista. Tenía una posición conservadora, pero eso no tenía nada que ver con el local”, asegura su hijo, quien además recuerda una de las acedotas más “emocionantes” que vivió en el establecimiento: “Muy cerca del local habían muchas productoras y una de ellas era Filmocentro, que hicieron la franja del NO. El primer día de emisión de la franja el negocio estaba repleto, mi padre cerró la puerta y todo era un silencio absoluto porque la tele de esa época era chica. Todos querían verlo y cuando terminó, esto era un estallido de gritos y llanterío”.

Alfonso de Urresti, senador PS, recuerda ese momento y también las tertulias que realizaba un grupo de militantes socialistas previos al plebiscito: “Nos juntábamos atrás, donde tenía unos espacios más cerrados que la barra. En ese tiempo estábamos movilizando a la gente de Ñuñoa y hacíamos ahí reuniones ahí para organizarnos. Mi plato favorito era el chacarero con ají verde y un shop”.

Marcelo Cicali, dueño del Liguria, también era cliente habitual y recuerda el sitio como un lugar de barrio: “Ahí yo tomé mi primer sorbo de vino”. Añade: “Don Manuel tenía una cosa particular que era que se involucraba mucho con sus clientes. La frase de ‘atendido por su propio dueño', era su máxima. Eso ya no existe en Santiago, en provincia sí, pero en la capital muy poco. No iba con la moda y nunca le importó cuál era la última cerveza hipster, ahí se comía lo mismo desde hace 40 a 50 años. Todo eso lo hace un lugar único, porque Las Lanzas está más vivo que nunca, se está comiendo muy rico, está siempre lleno. Las legumbres son extraordinarias, la sanguchería chilena, las almejas, los choros maltones. Tiene algo que no hay en otros lados de Santiago”.

La historia de Manolo y su restaurante quedó plasmada en una película que aún no se ha estrenado, dice Manuel Vidal, quien relata que unos estudiantes del teatro UC grabaron por dos meses la historia de “Don Julio”, inspirado en su padre. “Filmaron durante dos meses todos los domingos que cerramos para descansar. El negocio estaba abierto para que ingresaran todas las cosas de filmación. Fue curioso porque eran clientes nuestros. Mis padres fueron extras”.

Ofrendas florales fueron instaladas el domingo.

Manuel Vidal murió a los 84 años.

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