¿Qué terapias aprobadas en EE.UU. o en Europa existen con células madre?, y verás que no hay ni una”.

En los últimos años, el doctor en Ciencias Biomédicas Claudio Hetz (42), se ha transformado en una de las voces más relevantes de la ciencia en Chile. Su aporte al tratamiento de enfermedades como el párkinson, el alzhéimer y la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) han concitado múltiples reconocimientos y varias de sus investigaciones son patrocinadas por organizaciones del extranjero.

Hoy parte de sus esfuerzos se centran como investigador en el Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (Gero), dedicado al estudio del envejecimiento. “Es un proyecto bien ambicioso, es la primera iniciativa que busca entender cómo envejecemos los chilenos”, dice.

A partir de un seguimiento a 300 personas, y que incluye análisis sicológicos, neurológicos y socioculturales, se busca definir patrones de envejecimiento saludables y otros que incidirían en patologías neurodegenerativas. De esa experiencia hablará el próximo 29 de agosto en el seminario «Protagonistas 2030», organizado por Encuentros El Mercurio (en CasaPiedra).

—En enero señalaste que todo el progreso que habíamos ganado como país se iba a perder, porque hacia el 2050 un cuarto de la población chilena va a tener más 60 años. ¿A qué te referías?

—Sabemos que el envejecimiento es el factor de riesgo principal para desarrollar la mayoría de las enfermedades crónicas que nos afectan, diabetes, hipertensión, cáncer, alzhéimer o párkinson. Cuando suceda este cambio demográfico nos vamos a llenar de viejos y será gente que se va a enfermar. Si tú miras los números en otros países, enfermedades como el párkinson o el alzhéimer son muy costosas, porque los pacientes están enfermos como diez años, a diferencia de un paciente con cáncer que sabe si vive o muere en meses. En EE.UU. se ocupa cerca del 20% del presupuesto anual de salud sólo en tratamientos paliativos para mantener pacientes con alzhéimer. La investigadora de nuestro centro Andrea Slachevsky calculó que en Chile un enfermo con párkinson cuesta mensualmente al Estado y a las familias el equivalente a dos sueldos mínimos. Sumado a que tenemos un pésimo sistema de salud y de pensiones, cuando un cuarto de la población tenga sobre 60 años realmente vamos a estar en un problema grave.

—¿Le hemos tomado el peso a esa situación?

—El tema de los adultos mayores está cada vez más en la prensa y la discusión política. El Gobierno está lanzando iniciativas, pero más que nada en el área científica. Mi rubro es la ciencia, pero esto va tener que ir de la mano con un repensar los sistemas de pensiones y salud. Lo que se viene, en términos de costos, será bastante complejo.

—¿Cómo ha sido el apoyo a las iniciativas en que trabajas?

—Hemos tenido suerte ya que muchos de nuestros estudios en enfermedades no los financia Chile, sino que fundaciones como la «Michael J. Fox» en EE.UU. En Chile cada vez hay más apoyo, pero es insuficiente. Se aprobó la creación de un Ministerio de Ciencia sin cambiar el presupuesto y eso significa que muchos fondos que hoy se gastan en ciencia se van a ir a gastos de administración. O sea, vamos a estar peor que antes.

“Estamos retrasados en diagnóstico precoz”

—Has criticado que el enfoque tradicional de la medicina trate las enfermedades ligadas al envejecimiento cuando ya es muy tarde para actuar. ¿Qué debiese cambiar?

—Estamos retrasados en diagnóstico precoz y en tratamientos de prevención que ataquen los factores de riesgo. En el caso del párkinson, cuando muere el 70% de las neuronas que producen la dopamina, los neurotransmisores que necesitas para controlar los movimientos, recién te das cuenta de que tienes un problema motor. En general se piensa, y lo mismo para el alzhéimer, de que la enfermedad partió 10 años antes de que te la diagnosticaran. Para allá va la medicina: vamos a tener que empezar a hacer mediciones, como cuando uno se chequea la sangre para ver el tema de la glucosa, para el párkinson o el alzhéimer y poder intervenir antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad, que es cuando uno está fregado.

—¿Por qué te has opuesto a que se utilicen células madre para el tratamiento de estas enfermedades?

—Lo importante es preguntarse: ¿qué terapias aprobadas en EE.UU. o en Europa existen con células madre?, y verás que no hay ni una. Todo lo que se está desarrollando está en pañales o en estudios muy controversiales con animales. Pero acá en Chile se están ofreciendo alternativas en muchas clínicas porque no hay legislación. En EE.UU. se denunció este problema y quedó la embarrada, se cerraron clínicas y hubo gente presa y condenada.

—Hasta hace algún tiempo esto era asunto de la ciencia ficción, ¿pero en el futuro habrá una especie de elixir para mejorar nuestra expectativa de vida?

—En el 100% ese futuro es muy cercano. En menos de diez años ese medicamento va a existir. Ya se encontraron la rapamicina y otras drogas que están en estudios muy avanzados en animales y que en algún momento van a ser usados en ensayos clínicos. En nuestro futuro, el tuyo y el mío, esta capacidad de mejorar la calidad del envejecimiento va a existir.

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