Belano mezcla la vida real de Bolaño con una vida inventada. De alguna manera, cuando escribes ficción es también porque quieres inventar otros mundos”.

Cuando se mudó a París en 2002, el documentalista Nicolás Lasnibat (egresado de la escuela francesa La Fèmis, director de producción de “Nostalgia de la luz” y “El Botón de Nácar”, de Patricio Guzmán) pensó en cruzar la frontera hacia España para conocer a Roberto Bolaño, pero la muerte del escritor derribó sus planes. O, mejor dicho, los redefinió.

El cine se encargaría ahora de los fantasmas reales y literarios que rodean al autor de “Los detectives salvajes”. Lasnibat recorrería México, Chile, París y España en busca de los rastros de Arturo Belano, alter ego del autor, presente en libros como “Los detectives salvajes”, “Estrella distante” y “Putas asesinas”. Una idea inteligente para fusionar vida y obra en un “documental de ficción”.

Así, Lasnibat mezcla personas reales con personajes sacados de libros, a cargo de un elenco que incluye a Amparo Noguera (una de las hermanas Von Beck de “Estrella distante”) y a la francesa Anne Alvaro, quien trabajó con Ruiz en los 80. “La Biografía Inventada” se estrenará en Sanfic, que comienza el 19 de agosto.

“Belano me permitía abordar la figura de Bolaño mezclando su propia vida con la de su obra. Algo que es muy usual en la literatura que él apreciaba: Jorge Luis Borges, Marcel Schwob, Walter Pater. Durante el rodaje, supe que los poetas infrarrealistas hacían lo mismo”, cuenta Lasnibat desde París. “De esa forma yo entraba al círculo de mentirosos que admiro tanto y que en el cine no son pocos, como Orson Welles, Chris Marker, Raúl Ruiz y otros que otorgaron una inspiración esencial para este proyecto”.

“Huachos” culturales

Una de las estrategias del director para conjugar ficción con realidad es hablar de “Roberto Arturo Belano”, consciente de que el juego forma también parte del ejercicio documental.

“Luego de muchos años trabajando con Patricio Guzmán, me di cuenta que todo cine documental tiene una fuerte cuota de manipulación”, opina. “La realidad cinematográfica no es jamás la realidad objetiva”.

—¿Cómo asumieron los entrevistados las reglas del juego?

—Todos fueron filmados de la misma manera. Las entrevistas de los personajes de ficción son improvisadas, incluso aquellas escenas que parecen estar escritas en un guión previo. Necesitaba trabajar con actores de excepción. Además, quería que fueran conocidos, porque así sería “fair play” con el espectador y desestabilizarlo cuando una estrella apareciera interpretando un personaje. Así dejaría en claro que todo lo que estaban viendo no era lo que parecía ser en realidad.

—¿Crees que Bolaño plasmó en Belano ciertos deseos de lo que le hubiese gustado ser?

—Belano mezcla la vida real de Bolaño con una vida inventada. De alguna manera, cuando escribes ficción es también porque quieres inventar otros mundos, viajar, invitar a la gente a una aventura. Sin embargo, el oficio de escribir es muy alejado de todo eso. Es una vida muy austera, con poca vida social y mucha disciplina. Leyendo toda su obra, pienso que Bolaño quería dejar esa vida inventada como herencia a las generaciones futuras. Las aventuras de Belano son evidentemente un viaje hacia territorios de su pasado mezclado con lugares donde él nunca fue. El ejemplo más claro es el Desierto de Sonora donde Bolaño nunca puso un pie. La vida pasa, pero los libros quedan.

—La muerte de Belano está marcada por un halo de misterio y misticismo. La de Bolaño vino seguida de polémicas mediáticas y conflictos por su herencia.

—La muerte de Bolaño fue también mística. La consciencia de su enfermedad y la constante amenaza de la muerte lo llevaron a escribir toda su obra narrativa en sólo diez años, a contrarreloj, y en este trabajo frenético muchos de sus textos quedaron sin terminar. Lo que pasó después, en materia de derechos, contratos editoriales, polémicas mediáticas, no tienen nada que ver con lo que me interesa de Bolaño. Y tampoco lo que a él le hubiese gustado dejar como recuerdo.

Lasnibat aborda el reconocimiento tardío del escritor. “Bolaño es parte de la larga lista de compatriotas que hacen arte en el extranjero y que nunca fueron reconocidos”, señala. “Cuando el éxito les llega, Chile se despierta para reconocerlos como hijos de esta tierra. Artistas que tal como nuestro padre de la patria, son ‘huachos', pero culturales. La pluma de Bolaño es como la música pop: ligera y profunda. Podemos leer sus digresiones durante semanas, atrapados en sus historias y sumergirnos en un océano de creatividad y erudición. Si hubiese sobrevivido, es muy probable que ganase el Nobel”.

—¿Qué opinas de la operación creativa de Bolaño en relación a la fusión de elementos biográficos con fantasías?

—Todos los artistas mezclan elementos biográficos con la ficción. Más aun cuando exploramos toda la tradición de biografías inventadas. Borges con su “Historia universal de la infamia” marcó un hito literario, que pocos años después Orson Welles haría con “Ciudadano Kane”. Bolaño transformaba toda la realidad que lo rodeaba en literatura. Creó un nuevo género literario con “La literatura nazi en América”, totalmente incomprendida en su época. Lo que es sorprendente es que por ejemplo “Nocturno de Chile” habla de hechos reales reconocidos por los lectores chilenos, pero que en Europa nadie está al tanto. En “Los detectives salvajes” sucede lo mismo. A nadie le interesa que el poeta infrarrealista José Peguero sea Jacinto Requena en la novela, hasta que alguien le dé la palabra y cuente su historia. Yo lo hice.

LEER MÁS