Arriba, Los volantineros.

Abajo a la izquierda, Mena en sus inicios en el museo. Y al centro, la obra Tres Mujeres.

Eduardo Mena es un apasionado por la vida y obra de Pablo Picasso. Son más de sesenta años (hoy tiene 87) que ha dedicado a conocer del artista malagueño, por quien siente gran admiración por su capacidad creativa y genialidad.

“Cuando estudiaba arquitectura iba a las librerías de San Diego y compraba los libros para sacar las hojas de arte, hice unas carpetas y tenía muchas de Picasso, me encantaba. Le fui siguiendo la vida y me interesó conocer cómo llegó a ser el artista en que se convirtió”, recuerda Eduardo.

Por su oficio de arquitecto estuvo ligado a la madera por varias décadas y creó un taller donde realizaba puertas esculpidas de este material. A mediados de los ochenta, una noche mirando un libro con obras de Picasso, vio el Guernica y le surgió la idea de reproducirlo en madera.

“Como yo lo que hacía eran puertas, dije hagamos el volumen de esto”, recuerda. Así cambiaron las telas por madera y trabajaron el relieve. Luego de estudiar detenidamente las creaciones de Picasso, especialmente el uso de la luz y la sombra, fueron realizándolas junto a la escultora Alejandra Ruddoff, a su hijo pintor Eduardo Mena y al arquitecto y también artista Héctor Guevara.

La colección

Durante casi 10 años llevaron a cabo 36 obras que hoy conforman su museo, que se encuentra en su parcela en el Cajón del Maipo. Todas ellas del tamaño natural en que las pintó Picasso, ya que para Eduardo Mena era importante trabajar en la misma dimensión que el artista fijó en cada original, lo que en su opinión resultaba importante para emocionar al espectador.

En una pared completa está imponente el Guernica que es el único sin pintar y en el que tardó 3 años para encontrar la madera adecuada. En otro sector cuadros de la época azul de Picasso, entre ellos La Vida y Los Volantineros del período rosa. En otro, cuadros tallados de su época cubista como Muchacha con Mandolina, Violín en el Café y Las Señoritas de Avignon.

La selección recoge obras de distintos momentos de la vida de Picasso desde 1901 a 1964. También están el Almuerzo Campestre inspirado en el clásico cuadro de Manet y Las Meninas que es una cita a la pintura de Diego Velázquez.

“Este espacio tiene la particularidad que en un solo lugar se reúnen obras cuyos originales se encuentran en distintos museos del mundo”, explica Eduardo Mena.

Destaca que ha sido una manera de hacer un reconocimiento al trabajo artístico de Pablo Picasso, a quien considera uno los pintores más trascendentes en la historia del arte.

Un deseo de Mena es que más personas pudieran conocer de él a través de las obras que hicieron en madera en su taller y exponerlas públicamente. Sin embargo, esto no ha sido posible hasta ahora por los recursos y autorizaciones de los herederos del artista que eso requiere.

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