Es primera vez que Elisa Zulueta se enfrenta a un proyecto como “Conejo blanco, conejo rojo” (15 de agosto en el Teatro Mori de Bellavista). Una obra teatral de origen iraní, que tiene la gracia de que no hay guion ni director. Es una experiencia en la que la actriz se sube a un escenario sin saber lo que va a pasar. Y el público tampoco. Zulueta cuenta que siente mucha adrenalina y le atrae la idea, porque le gusta improvisar en la actuación.

Pero en su vida, recién, luego de ser madre, aprendió a aceptar que no todo se puede planificar. “La maternidad me ha obligado a estar abierta a los imprevistos y buscar soluciones”. De hecho, la actriz cree que una de sus mayores habilidades es saber encontrar una solución cuando la ponen en aprietos.

Y sus desafíos en su vida es vivir sin pensar en el “qué dirán” y lograr que todas las noches su hija, Olimpia, duerma bien.

—La obra “Conejo blanco, conejo rojo” es sin guion y sin director. ¿Podrías contar un poco del proyecto?

—Sí, es un proyecto iraní, que aquí en Chile, The Cow Company lo tomó. No puedo decirte nada de la obra, y eso es lo bueno, porque no sé nada, y es real. Algunos amigos han participado y no han contado nada, y el público que va tampoco. Sólo sé que estoy sola en el escenario y que me da mucha adrenalina.

—¿Habías participado en un desafío de ese estilo antes? ¿Cómo te preparas?

—Nunca había escuchado algo así, de sentarme frente a un público en igualdad de condiciones. Ni ellos ni yo sabemos nada de la obra. Me preparo sin pensar, si me pongo a pensar no saco nada, porque no tengo en qué pensar.

—¿Cómo te llevas con la improvisación en el teatro y en la vida?

—Me fascina improvisar en el teatro, en la televisión, en la radio. Para eso tienes que tener compañeros que les guste también. En la vida me costaba más. Con la maternidad toda esa planificación que tenía antes, ya no me sirve. Y ha vuelto a mí la creatividad que tenía arrinconada entre tanta planificación.

—¿Por qué antes de la maternidad te costaba más?

—Porque en un momento de mi vida sufría mucho, y aprendí a no hacerlo llevando una vida más estructurada, más controlada.

—Has contado que te rebelaste frente a las expectativas de los demás y dejaste de escribir obras. ¿Por qué?

—No dejé de escribir obras por eso. Las cosas se fueron dando así. Amo actuar, y tenía eso medio postergado. Después de ser mamá, dejé de estar tan pendiente si al resto le gustaba lo que yo hacía. Empecé a cachar que estaba preocupada de que al resto le cayera bien mi guagua, y dije, este es el límite, demasiado ridículo, que la Olimpia sea como sea, lo único que me tengo que preocupar es que sea lo más feliz posible y que esté sana. Y ahí me pegué la atinada.

“Mi mayor talento es que se me ocurren ideas”

—¿Has estado pensando en escribir algo nuevo? ¿Qué temáticas te gustaría hablar hoy en día?

—Estoy en eso hace rato, siempre hablo de todo un poco. Me gustan las estructuras familiares, las obligaciones sociales, el exceso de moralidad, la búsqueda de la felicidad, la marginalidad. Ese es el marco en el que me muevo, y en el que estoy ahora. No tengo fecha, no tengo apuro.

—A propósito de la búsqueda de la felicidad, ¿Qué es para ti la felicidad?

—No sé lo que es la felicidad como un estado permanente. Pero siento placer cuando canto, cuando subo cerros, cuando escucho a la Olimpia (su hija) reírse, cuando me leo un libro que me sorprende, cuando estoy sola con mi pareja de viaje, cuando actúo, cuando veo una obra inspiradora, cuando voy a un concierto o cuando converso con mi hijastro en las noches.

—¿Y cuál es tu recuerdo más feliz de tu infancia?

—Estar metida en la cama de mi abuela comiendo yogurt de pajaritos con azúcar.

—Has dicho que tienes cierta habilidad musical, ¿qué otros talentos “ocultos” tienes?

—Que quede claro que es “cierta” habilidad musical, estoy lejos de ser alguien virtuosa. Me gusta cantar con mis amigos, la guitarra, y tengo oído. Pero creo que mi mayor talento es que se me ocurren ideas, es abstracto, pero se aplican a la realidad. Ideas de regalos, de obras, soluciones a problemas. Tener ideas, es lo que más me gusta. Que me pongan en aprietos para buscar soluciones.

—¿Cuál es tu mayor sueño en la vida?

—Que mi hija duerma bien en las noches, ese es mi sueño hoy.

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