Haremos esfuerzos para mantener un vínculo con el icónico hotel”.

Satinder Garcha

Actual dueño del City

Juan Velasco Sanfuentes es un arquitecto de la Universidad de Chile, que nació en Quillota en 1904 y trabajó para la Caja de Empleados Particulares, gran constructor de casas para los ahorrantes. Entre sus obras están la iglesia Santa Teresita de Algarrobo, impulsada por Carlos Alessandri Altamirano, sobrino del Presidente Arturo Alessandri Palma y recordado como gran articulador del balneario. También hizo el edificio donde hoy funciona el Instituto Nacional de la Juventud. Pero en el más famoso y admirado de sus proyectos su nombre casi ni figura. Su rúbrica sólo está en los planos del alcantarillado del Hotel City, el edificio de Compañía 1063 que está planificado reabra en julio de 2020.

El edificio, de dos cuerpos y que en su resideño tendrá tres subterráneos, 71 habitaciones y 16 penthouses, empezó a construirse en 1929 y se completó en 1938. Perteneció a la familia Ferrer y desde 1965 hasta que cerró, en 2008, el derecho de llave lo tuvo Italo Lubiano Bruzzo, fallecido en 2016.

Dice el actual alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, pariente del Alessandri con el que trabajó Velasco Sanfuentes, que a él su papá solía llevarlo a almorzar al City. “Fui compañero de una hija de Lubiano en el colegio”, dice mientras sube las escaleras. En 2016 su primera reunión como alcalde fue con Satinder Garcha, el inversionista indio que compró el hotel en 2010 para refaccionarlo.

Hoy sólo la obra gruesa está lista. El resto se construirá a partir de noviembre. Por eso ahora se asemeja al escenario de un duelo actoral entre Stallone y Statham. El espacio de las escaleras fue vaciado, de modo que ahí quedó un atrio de seis pisos de altura. El diseño interior estará a cargo de Anouska Hempel, conocida por su trabajo en hoteles boutique como Blakes de Londres. Tendrá varios restaurantes y bares. Precisamente hasta el 2008 el sitio era una debilidad de sibaritas. Entre los congresistas hasta el golpe. Y luego entre los diplomáticos de la Cancillería, que funcionó en el ex Congreso desde 1990 hasta 2005, cuando Ricardo Lagos la cambió al antiguo Hotel Carrera, en Teatinos.

El escritor Ramón Díaz Eterovic, que iba al City con Poli Délano (1936 – 2017), recuerda que “los platos eran generosos y los tragos también, acompañados de grandes raciones de maní, aceitunas; cosa que ahora poco se ve”.

Díaz Eterovic pone su personaje, el detective Heredia, a frecuentar el bar, donde se encontraba con el Escriba. “Nunca alojé en el hotel”, dice. “Lo que incorporé en mis novelas es su bar y su comedor. Durante algún tiempo me juntaba ahí con un grupo de amigos médicos, que se hacían llamar el «Círculo Herediano», porque todos eran lectores de mis novelas. También recuerdo a Marcelo, uno de los mozos, que era especialmente atento y sabía establecer una relación muy cordial con los clientes”.

Tiene también una mención para algunos detalles arquitectónicos. “Me gustaba su amplio comedor y sobre todo su bar, con sus abrillantadas mesas de madera; su barra amplia, atractiva y muy bien surtida de todo tipo de bebidas espirituosas. También me gustaba su puerta de ingreso, giratoria y muy antigua. Y unos farolitos con corazones rojos que colgaban de algunos rincones. El bar tenía un segundo piso que era como estar en un balcón o una terraza desde la que se observaba lo que pasaba en la planta baja”, dice el escritor. Ese espíritu se conservará en el nuevo diseño, que también considera unos salones privados en uno de los restaurantes, en el segundo piso.

Lo policial no se limitó a la ficción del detective Heredia. En la tarde del sábado 10 octubre de 1992, cuatro pistoleros que andaban en un taxi entraron y se robaron ocho cajas de seguridad que contenían joyas, dinero y especies de los pasajeros. La policía cifró el botín en 5 mil dólares, 348 mil pesos chilenos y 870 pesos argentinos. Carabineros detuvo a dos de los cuatro asaltantes, que tenían 20 y 22 años.

El Holden chileno

Alberto Fuguet también puso al hotel en sus obras. En «Por favor rebobinar» el edificio es salvado por un rockero que lo conoció cuando hacía un clip musical. En «Mala Onda», a modo de guiño salingeriano, en la habitación 506 se hospedó su Matías Vicuña bajo el nombre de Holden Caufield, que al despertar se topa con los corresponsales del plebiscito de 1980. Aquí filmó el corto «Las Hormigas Asesinas», parte de «Se Arrienda». En 2008, cuando recién cerró, el escritor preparó un artículo citando a Italo Lubiano hijo. “De pronto empezó a volverse cool. Primero llegaron los estudiantes de arquitectura a dibujarlo. Luego la prensa lo usaba para hacer sesiones de fotos de artistas y modelos. En eso llegó la publicidad. De aquí y de todo el mundo”, decía Lubiano. El último año tuvieron un promedio de ocupación del 70 por ciento, casi todos extranjeros de la tercera edad. “Y en el restaurante la gente comenzó a cambiar. Empezaron a llegar abogados jóvenes. Y todos quedaban alucinados con el lugar. El City antes de morir, rejuveneció”, afirmaba Lubiano en esa crónica.

Zig Zag

De todos modos, el empresario indicaba que “la etapa más gloriosa del City fue anterior a nosotros. El City debutó en gloria y majestad y rápidamente se transformó en un sitio clave”. Lo ratifica la revista «Zig Zag» del 22 de diciembre de 1938, que informa en una página de la apertura del hotel. Con una foto donde Compañía parece una avenida excesivamente ancha y todavía no figura el edificio de la Polla Chilena en la esquina de Bandera, el texto indica que “Santiago cuenta ahora con un hotel cuyo confort está a tono con los más suntuosos hoteles del continente”. La misma revista, en julio de 1939, consignaba que se había inaugurado un «tea room», siguiendo un pedido de “distinguidas familias de nuestra sociedad”.

En esa época su competencia eran los hoteles Carrera y Crillón, éste último en Agustinas con Ahumada. Ahora lo podría ser solamente The Singular, que está en Lastarria. A modo de comparación, The Singular tuvo una inversión de 18 millones de dólares en 6.500 metros cuadrados. El City significará más de 20 millones de dólares, en 7.900 metros cuadrados (5.200 metros originales más 2.700 de ampliación en subterráneo y techo).

En 1929 los primeros dueños querían hacer oficinas, pero se lo pensaron mejor y terminaron en un hotel. Velasco Sanfuentes estaba preparado, porque de hecho su tesis fue sobre hacer un restaurante en la cumbre del cerro Santa Lucía. Como si la historia fuera circular, algo como eso tendrá el alcalde Alessandri en el Castillo Hidalgo, ahí en la cima del peñón capitalino (el alcalde también aspira a que el hotel reciba citas internacionales en el nuevo ballroom que está en el subterráneo del hotel, con capacidad para 400 personas).

Según Satinder Garcha, el actual dueño del City, un indio que vive en Singapur y que se graduó de computación en la Universidad de Texas en Austin, “estamos planificando abrir en julio de 2020. Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo para mantener un vínculo con el antiguo e icónico Hotel City”. Y para eso tiene a la arquitecta Sonia Macedo, que diseñó torres en Abu Dhabi, especialmente ocupada del tema en Santiago.

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