CESAR SILVA

La complicidad y cercanía del diputado Alvaro Carter con su hermano Rodolfo, el alcalde de la Florida, es evidente. Ambos viven con su madre en esa

comuna. El edil, diez años

mayor, prácticamente asumió

el rol de padre en 1996 del

entonces adolescente de 15 años, cuando su progenitor

falleció por leucemia.

“Volvimos después del entierro, eran las 6 de la tarde, y mi mamá le dice a mi hermano: ‘¿Cuál es el camino?'. Imagínate, una mamá preguntándole al hijo. Rodolfo fue el descueve y nos dijo: ‘Vamos a salir adelante' y lo hicimos en base a créditos y empuje”, recuerda.

No es el único golpe en la vida de este parlamentario del distrito 12 (diseñador industrial de profesión). Tras el suicidio de Katherine Winter, alumna del Nido de Águilas que fue víctima de bullying, el diputado hizo pública su propia historia de abuso el 5 de junio pasado, aquella que lo ha llevado a promover una ley de convivencia escolar.

“Quería contar mi experiencia. No como diputado, sino como Álvaro Carter, porque hay una cifra negra: un niño a la semana que se suicida por maltrato. ¿Vamos a seguir tapando los números?”, dice cuando le preguntamos por qué escogió un programa de televisión, como Bienvenidos, cuando hasta el momento había tenido un bajo perfil.

Al abordar el tema, le incomoda entrar en los detalles. Pero comienza su relato:

—Mis primeros recuerdos de maltrato fue ver eso hacia otros compañeros, en séptimo u octavo básico, al típico que tenía las orejas grandes, no sé. También me acuerdo de profesores riéndose. Pero esto (su propia experiencia) se desató cuando yo estaba en primero medio... los golpes, la denostación.

—Dice que también profesores avalaban esto. Su colegio, el Liceo Salesiano de Macul, ¿nunca tomó acciones?

—Era un colegio de puros hombres, mil y tantos, así que era normal ver peleas, discusiones, pero ellos no hacían la división entre una pelea que podría ser de un momento por jugar a la pelota, a que un grupo de alumnos concertados entre sí decidiera por día maltratar a alguien, y no sólo maltratar, humillar: sacarle la ropa, escupirlo. Sin atajo... eso cada día se iba incrementando más.

Carter afirma que incluso la muerte de su padre fue objeto de burlas. “Él falleció cuando estaba en segundo medio. Qué difícil recordarlo…”, dice visiblemente afectado. Se toma una pausa para continuar:. “Murió de leucemia, estuvo un año en la clínica. Imagínate que a las dos semanas de mi papá muerto estos compañeros se empezaron a reír en mi cara ‘ah, se te murió tu papá' y otras cosas que no quiero reproducir, porque no vale la pena. Dos años después, un profesor se rio por una maqueta diciéndome ‘tu papá debe estar revolcándose en la tumba'. Nadie es merecedor de eso”.

Pese a la insistencia de este diario en distintos momentos, Carter evita entrar en más detalles de lo que vivió. Pronto, en una de sus pausas emocionadas, acota: “No quiero entrar en el fondo de las cosas que se hacían, porque algunas son bastante crueles y el hecho de pensar que todavía se puedan repetir en algún colegio me da escalofrío”.

—¿Su mamá o su hermano no fueron nunca a pedir al colegio que hicieran algo?

—Sí, lo hicieron. Me vieron varias veces sufrir, pero llegó un momento en que dije esto tiene que parar. Entonces cuando vi lo de Katy Winter dije, chuta, por qué ella sí y yo no.

—Y usted, ¿pensó alguna vez quitarse la vida?

—No, porque cuando perdí a mi papá yo le prometí a mi mamá nunca dejarla sola y frente a eso no le puedes fallar. Se lo digo hasta el día de hoy... y me emociono… aparte, aún muy pocos se atreven a hablar, porque decir que a ti te pegaron o te insultaron, todavía es de poco hombre.

—¿Ha llorado por eso?

—Más de alguna vez. También porque piensas que tenías las heridas cerradas y te das cuenta de que no es así.

“Uno tiene que perdonar”

Apenas salió electo diputado, ex compañeros del liceo volvieron a hostigarlo mediante una publicación pagada en Facebook, según cuenta. Dice desconocer los motivos de la agresión que se dio pese a que ya han pasado 20 años desde que egresaron. De ahí que una de sus cruzadas sea traer a Chile a Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, “para que se haga cargo” de los alcances que puede tener su plataforma.

—¿Le han pedido disculpas?

—Hace un par de semanas, un compañero que nunca participó en los hechos directamente, me dijo: “Disculpa por no haber hecho nada, por haber sido cabro chico, siendo que no lo éramos”. Mucho de lo que pasó en el colegio, hoy sería delito.

—¿Por qué tras su elección ex compañeros volvieron a insultarlo?

—Sé quienes son los que escribieron eso, porque ya hace un año habían hablado de mí de forma gratuita, pero fue de un nivel de crueldad… no para mí, sino para mi hermano, mi mamá, mi novia. Ambas esa mañana lloraban porque no entendían por qué después de 20 años alguien podía venir a inventar cosas, y digo inventar porque hablaban de mi papá vivo, y él se había muerto ya. No vale la pena entrar en detalles, pero ahí traté de hablar con Facebook, porque era una página.

—¿Se ha enfrentado a ellos?

—No, nunca. Es que lo que pasó al día siguiente de la elección no tuvo ni pies de cabeza, lo hicieron sólo porque querían.

¿Cree en el perdón?

—Sí, uno tiene que perdonar. Si no, uno se queda pegado en el odio. Muchas veces los niños hacen bullying porque recibieron bullying, por eso yo no he querido dar nombres.

—Pero eso es muy distinto a que 20 años después ex compañeros paguen una publicación. ¿Hay algo pendiente con usted?

—Es algo nada que ver con bullying, algo para estudio. Porque nadie puede estar después de 20 años hostigando a otro, pagando. ¿Qué será lo que él tiene, lo que esa persona siente hacia mí? No lo sé.

—El Congreso y la política no se alejan mucho de esta dinámica de malos tratos de los que hemos hablado.

—El Presidente Piñera me aconsejó ser valiente, me dijo: ‘Muchas veces van a tratar de bombardear e inventar cosas, pero si tiene la convicción de que va por el camino correcto, no tema'.

—¿Cómo se lleva con los diputados de oposición del distrito? Ellos han cuestionado la gestión de su hermano.

—Frente a eso, opto por mirarlos y no entro en peleas.

—Y, ¿cómo se tratan los hermanos Carter con los hermanos Ossandón?

—No ando mirando mucho a los hermanos Ossandón, porque lo que realmente me importa es la relación con mi hermano, jugar en equipo. No sé cómo funcionarán ellos.

Piñera cupido

Afirma que hasta abril del año pasado no estaba en sus planes lanzarse como diputado, pero fue Sebastián Piñera quien lo envalentonó. Y no sólo a eso; también a comprometerse tras 10 años de pololeo.

—Su nombre encendió los ánimos en la negociación de cupos de Chile Vamos. ¿Cuándo lo convencen?

—No lo tenía en mente. Un día llegó a mi casa y estaba el Presidente Piñera sentado en el living. Yo venía del gimnasio y no quería incomodar, pero él me dice: “Don Álvaro, siéntese aquí conmigo”. Fue muy simpático, hablamos mucho rato, me pregunta en la mesa “oiga, ¿usted ha pensado ser diputado?”, y yo le respondo “bueno, si usted me dice que quiere ser el nuevo Presidente de Chile”. Algunos me miraron con cara de no le preguntes eso, porque entonces aún era un secreto. Al final me dijo: “En la vida las oportunidades se dan una vez, con suerte dos. Usted viene de una familia que sabe lo que es perderlo todo. ¿Es difícil? Sí, pero no le tenga miedo”. Fue uno de los que me impulsó.

—También lo impulsó, casi forzó, a otra decisión importante.

—Cuando estuvo en mi casa también estaba mi novia y me preguntó “don Álvaro, cuánto lleva con su señora polola”. Eran 10 años. Y le dice a ella: “¿Y usted lo aguanta?”, a lo que la Dani (Daniela Alvarado, profesora) le responde: “Sí, lo aguanto, pero es que estoy esperando…”. Entonces ahí dijo que la próxima vez que viniera le tenía que pedir matrimonio.

Dos meses después, Piñera volvió a La Florida para el cumpleaños de su hermano Rodolfo (junio del año pasado). “Había como mil personas. Y me llega el mensaje de su equipo: ‘El Presidente quiere que le pidas matrimonio a la Dani en el escenario'. Y en un arranque que sólo él podría explicar, dice: ‘Bueno muchachos, acá don Álvaro tiene algo que decirle a su novia Daniela. Daniela suba'. Y me ha hecho arrodillarme frente a mil personas y pedirle matrimonio. O sea, yo siempre me he querido casar con la Dani, es la mujer de mi vida, pero nunca pensé que iba a ser tan público. Hasta el día de hoy el Presidente, donde me lo encuentro, me dice ‘estoy esperando la invitación, porque yo quiero este año ir un matrimonio'. Entonces estoy presionado”, confiesa.

—Mínimo un buen regalo entonces.

—Si el Presidente lee esta entrevista, le digo: “Presidente, no se olvide, va a ser padrino de mi matrimonio”.

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