“Fui al

mundial como una forma de pasar la pena que Chile no haya calificado”

Luego de la tristeza de que Chile no quedara clasificado en el último mundial, el periodista de CDF, Matías Fuenzalida, decidió viajar a Rusia canalizar esa pena grabando cómo los hinchas disfrutaban de la mayor fiesta del fútbol. “Tomé mi mochila, abrí una cuenta en YouTube y con mi celular decidí grabar el lado b del mundial”, cuenta el conductor de “CDF Noticias”. A su canal decidió ponerle como nombre “Siempre pasa algo Matías”, una frase que sacó del ex técnico de Chile, Marcelo Bielsa, cuando regaña a Matías Fernández, en una escena de un documental sobre la Roja.

Y a Matías sí que le pasaron cosas en su viaje: conoció a un ídolo del fútbol, el holandés Marco Van Basten en un viaje en avión; y a los padres del seleccionado croata Domagoj Vida, el mismo día de la final de la Copa Mundial, entre Francia y Croacia.

El periodista cuenta que su fanatismo nació cuando vivía en Osorno. Es tanto su pasión, que a los 25 años decidió irse a probar suerte en un equipo de sexta división en Alemania: terminó siendo el goleador y ganando el campeonato.

—¿Cómo nació la idea de ir a Rusia y mostrar tu experiencias con tu celular?

—Fui al mundial como una forma de pasar la pena que Chile no haya calificado. Y desde enero comencé a planear este viaje para mostrar el lado b del mundial con mi celular.

—¿Cómo te manejaste con el idioma ruso?

—El ruso es un idioma complicadísimo, de partida tiene otro alfabeto. Y en las ciudades más alejadas, la gente no sabe hablar inglés. Y me comuniqué con cuadernito y lápiz, con dibujos, con el traductor del celular. Las personas me hablaban, como si yo entendiera, y los quedaba mirando como diciendo “huevón, no sé nada de ruso” (ríe).

—En tus videos siempre te encontrabas con gente simpática. ¿Era fácil hacer amigos?

—Sí, en algunas ciudades lejanas a Moscú, la gente no está acostumbrada a ver turistas y menos a sudamericanos, con su alegría, los mexicanos con sus sombreros, los colombianos bailando cumbia en las calles. La gente estaba fascinada de poder ayudarte. Y conversando con otros hinchas, a todos les sorprendió lo mismo.

—¿Cuál fue el partido que más te gustó?

—El de Francia con Uruguay. Los hinchas uruguayos ya me conocían, porque había ido a tres partidos de Uruguay. Y entre todos los uruguayos hicieron una especie de campaña para conseguirme una entrada, y me conseguí una. Imagínate, tuve la suerte de ver al que sería el campeón del mundo. Para un fanático del fútbol, es increíble.

—¿Te molestaban mucho los uruguayos?

—Sí. Mi viaje partió en Rostov donde Uruguay jugó con Arabia Saudita. Y los uruguayos se juntaron en un restaurant, al frente del Estadio, a esperar el partido. Y yo me aperé con mi celular, me puse la camiseta de Chile, y me fui a meter al restaurant. “Chileno, que haces acá, no se puede creer”, me decían. Pero con mucho respeto y buena onda. De hecho, me adoptaron como cábala.

—A propósito del lado b, mostraste mucho los trenes de Rusia. ¿Parece que dentro de los trenes había todo un mundo aparte?

—El tren es más que un medio de transporte en Rusia. Allí te puedes empapar de la cultura rusa. La gente lo utiliza mucho, aunque se demoren dos días en llegar, porque es barato. Y como estaban en una actitud muy receptiva, me invitaban a una cerveza, pasaba a otro coche, me invitaban a un vodka. Eso lo mostré mucho en los videos.

—¿Cómo fue eso de conocer a un jugador de fútbol famoso y a los padres de un futbolista?

—Conocí a Marco Van Basten, un ídolo mundial. No lo podía creer, no podía ni hablarle cuando lo vi. Fue al final del viaje, en un avión. Conversamos un rato. Y la otra anécdota, fue el mismo día de la final. A lo lejos, veo a tres personas con la camiseta del croata Domagoj Vida. Y me pareció extraño porque es un jugador más piola. Así que les pregunté si eran familiares y me responden: “Soy el papá y ella la mamá”. Arreglé mi celular, y les pedí grabar un videíto.

—¿Qué representa para ti el fútbol? ¿Por qué tanta gente se hace tan fanática?

—El fútbol lo veo por el lado de las experiencias. Por ejemplo, los amigos que hice en mi infancia en una liga campesina. Eso es lo que a mí me ha dado. Más allá de mi trabajo.

—¿Jugaste en ligas en el sur?

—Claro. Son recuerdos imborrables de infancia. Y todo lo que viene después, por ejemplo, que se iban a pescar al río, o iban a buscar un cordero al monte, y todos poniendo la plata para el vino. Y después, cuando tenía 26 años, en Alemania, fui a cumplir el sueño de ser futbolista.

—¿Cómo cumpliste ese sueño en Alemania?

—Como mi abuela era alemana, decidí irme. A los 25 años me fui a probar a un equipo de sexta división alemana. En Alemania hay doce ligas aproximadamente. Y tuve una campaña soñada, fui el goleador y salimos campeones, después de como 50 años. Esa hazaña fue histórica para el club, y ahora en la sede hay banderas chilenas. El año pasado estuve ahí y me hicieron una gran bienvenida, recordamos cuando salimos campeones, con poleras con mi foto. Fue algo surrealista.

LEER MÁS
 
Más Información