En cada etapa iba cambiando y se convertía en una nueva mujer, y era deslumbrante por su belleza y porque era atrevida”.

¿Cómo se reconstruye un mito?

Es la pregunta que obsesionó durante siete años a Pablo Zubizarreta, director argentino de “No viajaré escondida”, documental que se acerca a la figura de la gran musa oculta de la historia latinoamericana: la poeta, escritora y activista uruguaya —nacionalizada chilena— Blanca Luz Brum (1905-1985).

“Soy poeta, pintora y periodista. Revolucionaria y ama de casa. Aventurera y fuera de la ley. Estuve presa tres veces en tres países distintos. Fui deportada de otros cuatro. Pude ser Eva Perón, pude ser Frida Kahlo. Me casé cinco veces cuando no existía el divorcio. Fui madre de cuatro hijos pero ninguno pudo acompañarme en mi lecho de muerte. Atravesé Latinoamérica y el siglo XX”.

Así se define en la cinta (con la voz de la actriz Mercedes Morán) a esta figura mítica y controvertida, vinculada a algunos de los mayores poetas y políticos de su tiempo. La película se estrenará en Sanfic, entre el 19 y el 26 de agosto.

Brum pasó sus últimos años en el archipiélago Juan Fernández, donde fue responsable de que la isla Más a Tierra fuese bautizada como Robinson Crusoe. Seductora y atractiva, fue una obsesión para Borges, Neruda y Huidobro, además de objeto de envidia para muchas mujeres. La apodaron despectivamente como el “colchón de América”. “Fue una mujer auténtica”, dice Zubizarreta en un café de Buenos Aires.

—Desde una óptica feminista su figura es ambigua: estuvo detrás de hombres célebres; rompió esquemas e hizo lo que quería. ¿Cómo sería vista hoy?

—Una mujer como Blanca Luz en el mundo de hoy hubiera pasado desapercibida. Ella jamás se declaró feminista. De hecho, tenía enfrentamientos constantes con mujeres. Con la de Vicente Huidobro tuvo problemas. Él la invitó a Chile y le hizo un poema para convencerla. Aceptó y se fue a vivir a la casa de Huidobro con su hijo, pero su mujer terminó echándola. Le dijo: “O ella o yo”. Hay quienes aseguran que Blanca Luz se paseaba desnuda por la casa, pero no sé si es verdad. Si se ha logrado lo que tenemos hoy en materia de derechos fue gracias a mujeres como Blanca Luz. Hay un detalle: ella murió de cáncer al pulmón y según la familia no fumaba. Pero estaba siempre en reuniones de hombres que sí fumaban. Eso ya te pinta un poco en qué mundo se movía.

“Era un combo explosivo”

Cuando Pablo comenzó la investigación contactó a su hija, María Eugenia Beeche, quien vive en Juan Fernández.

“Ella me dijo: «Ven, acá tengo todo: las fotos, las pinturas, los escritos»”, recuerda el realizador. “Pensé que podía ser interesante una película sobre los recuerdos de una hija sobre su madre en ese micromundo simbólico que es la isla. A los diez días de que decidimos hacer el documental escuché sobre el tsunami en Juan Fernández. No encontraba a María Eugenia. A los 15 días me dijo que se salvó de milagro pero que todas las cosas de Blanca Luz se las llevó el mar. Al poco tiempo me llamó y me dijo que el mar empezó a devolver cosas. Unos pescadores encontraron una valija”.

Con el tiempo, el director comprendió que la película no debía limitarse a la relación madre-hija, sino que tendría que contar la fascinante historia de Brum y los rumores que alimentaron su mito.

Blanca creció en el seno de una familia esforzada de Pan de Azúcar. Se casó a los 16 años con el poeta peruano Juan Parra del Riego y enviudó a los 19. En Lima, formó parte del grupo del líder marxista José Carlos Mariátegui. Tuvo un romance largo y encendido con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, vinculándose con el círculo de Frida Kahlo y Diego Rivera. Fue registrada por Eisenstein para la película “Qué viva México”. Fue jefa de prensa del Presidente Juan Antonio Ríos en el Chile de los años 30 y organizadora del Frente Popular. Trabajó estrechamente con Juan Domingo Perón en Argentina.

De vuelta en Santiago, apoyó la candidatura de Eduardo Frei Montalva y terminaría simpatizando con Augusto Pinochet.

—Su vida y obra parecen teñidas por sus amoríos y su fuerte poder de seducción. ¿Te interesaba ir más allá?

—Sí. Me interesaba llegar a la persona. Ahora bien, ella fue una mujer con una libertad sexual totalmente fuera de tiempo. Se supo mover en un mundo de hombres. Yo creo que no se le perdonó esa libertad para vivir la vida sin importar lo que dijeran de ella. Tuvo que batallar bastante. En muchos momentos también se fue acomodando, como cualquiera. En cada etapa iba cambiando y se convertía en una nueva mujer. Era deslumbrante por su belleza y porque era atrevida. Además, era inteligente. Era un combo explosivo para hombres.

Las habladurías de Neruda

Poco antes de morir, cuando ya estaba enferma, Brum y la escritora Maura Brescia visitaron a Jorge Luis Borges en Buenos Aires con el fin de buscar ayuda para la publicación de dos libros.

“Uno era de ficción y el otro, autobiográfico”, cuenta Zubizarreta. “Borges conocía a Blanca Luz de los años 30. Dicen que él estaba enamorado de ella y que habría tenido un intento de suicidio porque ella se fue con Natalio Botana, un millonario de la época. La cosa es que lo primero que Borges le preguntó al verla es si era o no cierto que estuvo con Pablo Neruda. Blanca Luz le aseguró que no”.

El rumor fue divulgado por el propio Neruda en “Confieso que he vivido”, donde relata un affaire con Brum que definió como una “aventura erótica-cósmica”. Habría sido un encuentro casual en medio de una cena en casa de Botana que contó con la complicidad de García Lorca, quien vigilaba afuera del nicho de amor para que nadie los descubriera. “Una poetisa alta, rubia y vaporosa dirigió sus ojos verdes más a mí que a Federico durante la comida”, anotó el poeta.

“Neruda habla de una rubia, pero Blanca Luz en esa época no era rubia”, desconfía el cineasta. “De hecho estaba dejando a su gran amor, que fue Siqueiros, y estaba con el dueño de casa, que era el hombre más rico de Argentina. Digamos que estaba en otra”.

A pesar de que ella desmintió el encuentro carnal con el poeta, el mito inspiró la película “El mural” (Héctor Olivera, 2010), titulada en alusión a “Ejercicio plástico”, el mural que Siqueiros realizó para Botana en su quinta bonaerense y que retrata a la musa.

—¿Y qué hay de cierto sobre su affaire con Perón?

—Ese es otro de los misterios. No hay registros contundentes. Son sólo conjeturas. Nada indica de que eso haya sido así, ni tampoco lo contrario. Ese secreto se lo llevaron los dos a la tumba. La película plantea posibilidades. Blanca trabajó como jefa de prensa antes del primer gobierno de Perón y, una vez que salió electo, se fue. Dicen que Evita la echó. Ella siguió siendo peronista hasta sus últimos días.

De Allende a Pinochet

Uno de los momentos más controvertidos en la vida de Brum fue cuando apoyó el régimen de Pinochet en 1973.

“Ese vuelco político hizo que en el mundo de la cultura ella fuese inaceptable”, opina Zubizarreta. “Hubiera sido seguramente más reconocida, pero no lo fue por este apoyo de sus últimos diez años a Pinochet”.

—¿Por qué crees que lo hizo?

—Ella siempre creyó en Dios y, cuando estuvo con Siqueiros, tuvo que renegar de ello. Con él se volvió comunista, pero ese comunismo estalinista iba en contra de sus propias creencias. Después se casó con hombres más adinerados, se aburguesó. Se decepcionó profundamente del pacto entre Stalin y Hitler. Ella era amiga de Allende. Él iba a su casa y participaba de tertulias políticas con gente de izquierda y derecha, pero le tenía pánico al comunismo. Cuando ganó, Blanca pidió ayuda a Uruguay para que le dieran trabajo en alguna cancillería. Luego vino el Golpe y apoyó a Pinochet. Creo que ella vio en él el eco de Perón, por tratarse de un militar que no es comunista.

—¿Cómo sostuvo esa adhesión posteriormente?

—Murió en 1985, no terminó de ver el proceso completo. Pertenecía al PEN Club, la asociación de escritores, y tenían un evento en Japón. Se dice que fue donde Pinochet y le dijo «me van a preguntar si hay escritores presos y no voy a mentir. Si hay escritores presos, lárguenlos». Pinochet le respondió que había unos cinco, y los soltaron. Esos escritores nunca supieron que ella fue quien provocó la liberación. Sus familiares cuentan también que en los últimos años empezó a tomar conciencia e hizo un par de gestiones telefónicas para que liberaran gente.

—El mito asegura que fue condecorada por Pinochet.

—Eso no es verdad. Ella recibió la ciudadanía chilena en esos años luego de renunciar a la uruguaya, pero no fue Pinochet quien le dio la nacionalidad en mano. Lo que sí es cierto es que ella recibió la orden al mérito Bernardo O'Higgins en los 50.

En sus últimos años, Blanca Luz Brum tuvo que lidiar con la trágica muerte de dos hijos en accidentes automovilísticos. Abandonó este mundo el 7 de agosto de 1985 en Santiago. Fue llevada al cementerio de Santa Inés, en Viña del Mar, porque ahí estaba enterrado su hijo, Nils Brunson, y su último marido. En la placa se lee solamente “Brunson Brum”.

“Ella fue dejada de lado”, opina Zubizarreta. “Tampoco se consolidó como artista, pero muchos dicen que su gran mérito fue convertir su propia vida en una obra de arte. Y eso no puede ser menor”.

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