Maltés trabaja gratis para el Estado como jefe de gabinete, chofer, guardia y masajista de esta diputada”.

Pamela Jiles.

“Me parece razonablemente competente como pareja, pero imprescindible como asesor”, dice la diputada Pamela Jiles al explicar por qué eligió a su conviviente, Pablo Maltés, como su jefe de gabinete.

La normativa del Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias dice, respecto a la contratación de familiares, que: “Se prohíbe cualquier contrato celebrado con personas que tengan la calidad de cónyuge, hijos, adoptados o parientes hasta el tercer grado de consanguinidad y segundo de afinidad inclusive, respecto del diputado. Para estos efectos quedará también comprendida en la prohibición quien tenga la calidad de conviviente civil del diputado”.

Jiles y Maltés son convivientes de hecho, pues no se han acogido al Acuerdo de Unión Civil: “No habría problemas porque conviviente civil es un estado civil. En una interpretación de derecho estricto, no hay incompatibilidad”, dice Rodrigo Mora, ex encargado de Transparencia de la Segpres.

Y el abogado Luis Cordero profundiza: “La Contraloría ha señalado expresamente que estas reglas no se aplican a los convivientes de hecho, porque estos no se incorporaron expresamente tras la ley de probidad de 1999. Ese es el criterio que se ha seguido para la administración pública hasta hoy”.

Jiles: “Es asesor ad honorem”

Sin embargo, en transparencia, Maltés no aparece en el listado de trabajadores contratados por Jiles como personal de apoyo. Considerando toda la bancada del Frente Amplio (20 diputados) es el único jefe de gabinete que no está en el registro,

“Es asesor ad honorem, no recibe pago alguno por su labor. Trabaja gratis para el Estado, dedica más de ocho horas diarias como jefe de gabinete, asesor comunicacional y político, gestionador de crisis, chofer, guardia personal y masajista de esta diputada”, explica Jiles, quien dice que también revisó la Ley Orgánica y el Reglamento de la corporación.

Sus versión es refrendada por Miguel Landeros, secretario general de la Cámara. “No sale ni un peso para el señor Pablo Maltés. Lo que él hace con la diputada es trabajar ad honorem. La acompaña en sus actividades, pero no hay ninguna remuneración registrada para él”.

—¿Existe otro impedimento para que las parejas de los congresistas sean sus jefes de gabinete?

—La designación de jefe de gabinete es libre para los parlamentarios, no tiene una obligación de remuneración. Ella (Jiles) puede designar asesor a quien quiera sin pago.

“Le pedí que renunciara a su carrera y a su sueldo”

Para circular por los pasillos Maltés tiene una credencial de familiar, que según Landeros, se gestiona para cualquier diputado que lo solicite.

Cordero —como especialista en derecho administrativo— ratifica que si no hay pago, no hay impedimento. Recuerda que este tipo de conductas se comenzó a regular hace seis años, cuando los noticieros dieron cuenta de parlamentarios que trabajaban con sus parientes: “Hay una famosa anécdota, cuando el entonces senador Naranjo tenía contratada a su pareja (ver recuadro). Después de la regulación, en 2012, están prohibidas estas contrataciones salvo en casos en que la comisión de Ética autorice, siempre y cuando el parlamentario tenga situaciones invalidantes como, por ejemplo, si es ciego y su apoyo es un pariente”.

“Le pedí que renunciara a su actividad profesional, a su carrera y a su sueldo que tenía hasta marzo para dedicarse gratuitamente y a tiempo completo a apoyar mi tarea legislativa. Además, El Abuelo es mi pareja, lo que, seamos francos, no es una tarea fácil”, concluye Jiles.

En 2012 y 2015

Los casos de Robles y Saffirio

En 2012 el entonces diputado Alberto Robles (PR) solicitó a la comisión de Ética, —presidida por el ahora ex congresista Patricio Vallespín (DC)—, autorización para contratar a su pareja Carola Álvarez. Ya trabajaban juntos y habían convivido cuatro años, pero envió la petición antes de casarse. En ese tiempo no había regulación expresa para la convivencia. Sin embargo, en decisión unánime, la comisión desestimó su presentación.

En 2015 el diputado René Saffirio (DC) explicó su relación con Antonieta Muñoz, quien comenzó siendo su asesora y a quien alcanzó a pagar $ 53 millones antes de que su caso llamara la atención por haberse hecho pareja. Saffirio argumentó que no convivían, y que había consultado a Vallespín si es que había “un conflicto ético, después de haber analizado que no había ningún conflicto legal (...) él me dice que no hay inhabilidades porque no se produce confusión de patrimonio”. Pero la asesoría terminó y ellos se casaron.

En 2002 el senador PS Jaime Naranjo fue consultado en TV por su vínculo con Beatriz Orellana. Tras enredarse, reconoció que era su esposa y que había trabajado con él en temas puntuales.

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