Chile es muy insular. Muchos extranjeros llegan a hacer un segundo MBA sólo para generar redes”. Carla Fuenzalida, directora ejecutiva de Lukkap

Hay sectores con escasez de trabajadores, donde la inmigración podría aprovecharse, como en salud”

Claudio Bravo-Ortega,

director Innovación y Sustentabilidad UAI

Dafne Silva llegó de Brasil hace cuatro años con un título de Biomedicina y un máster en Biología. Pero no ha podido ejercer y hoy es asistente administrativa en una empresa de turismo. “He tenido muchos problemas con la homologación de mi título”, reclama.

Silva es parte del más de un millón de extranjeros que, según el Gobierno, viven en Chile. Y parte del capital humano calificado que no se estaría aprovechando en el país por trabas en su inserción laboral.

“Entre los trabajadores que tienen educación superior (en el trimestre marzo-mayo) el 27,7% de los chilenos trabaja en áreas de mediana o baja calificación, mientras que entre los inmigrantes, es el 47%. Es un desempleo encubierto. Pese a estar trabajando, lo hacen en lugares que requieren calificaciones menores”, dice Juan Bravo, investigador de Clapes UC.

Una de las principales causas es la falta de convenios para convalidar títulos universitarios. “La gran mayoría de países (de quienes llegan) no tiene”, dice Diego Jazanovich, presidente de la fundación El Paciente Inglés, que busca mejorar el proceso de revalidación de títulos.

Actualmente, solo cuatro países (Brasil, Uruguay, Colombia y Ecuador) están en el convenio Andrés Bello que permite homologar. Pero incluso siendo de esos países, como Silva, hay inconvenientes: su título de Biomedicina no está reconocido en el convenio, porque en Chile se conoce como Tecnología Médica.

Y Jazanovich acusa arbitrariedad y un monopolio de la convalidación por parte de la U. de Chile, la única institución que, por ley, puede homologar. Por ejemplo, de los 386 extranjeros que llegaron con títulos de odontología entre 2006 y 2016, sólo 65 aprobaron, según datos de El Paciente Inglés. Un proceso que tiene el costo de 20 UTM ($954.000).

A estas trabas se suma que el mercado laboral chileno es muy cerrado, dice Carla Fuenzalida, directora ejecutiva de Lukkap, una empresa de outplacement. “Chile es muy insular. Muchos extranjeros llegan a hacer un segundo MBA sólo para generar redes”.

Estas dificultades tendrían un costo para la economía del país. Claudio Bravo-Ortega, director de Innovación, Emprendimiento y Sustentabilidad de la UAI dice que dificultan que los trabajadores ocupen el nivel de calificación que tienen. “Hay sectores con escasez de trabajadores, donde la inmigración podría aprovecharse, como en salud”, agrega. Explica que en países como EE.UU. la inmigración ha sido clave en temas de innovación. “Tienen facilidades para gente con alta calificación. Chile debiera tener incentivos para emprendedores o capital humano avanzado”, agrega.

El proyecto de ley

La nueva ley de migración, que se encuentra en trámite en la Cámara de Diputados, va en esa línea. Entre las nuevas visas que se crean, se propone un nuevo permiso por un año (prorrogable y que permite optar a residencia definitiva) a aquellos extranjeros que hayan cursado postgrados en alguna universidad ranqueada entre las 200 mejores del mundo, cualquiera sea el área de especialidad. Además, amplía a más universidades la facultad para revalidar títulos profesionales. “Es un avance, pero la solución no radica en expandir esta atribución a otras universidades”, dice Jazanovich, de El Paciente Inglés. Explica que esta medida puede complejizar el sistema, ya que las universidades podrían tener diferentes estándares y precios.

Desigualdad estancada

“A pesar del rápido incremento de inmigrantes, no hay evidencia que muestre que afecten negativamente el empleo”, dice Bravo de Clapes. Sin embargo, hay concenso entre expertos que, al menos de forma teórica, la inmigración puede amenazar las tasas de desempleo, los salarios y la desigualdad social.

El rezago en el aumento de los salarios, pese al crecimiento económico del último tiempo, es un factor en contra sobre el mercado laboral que se puede relacionar con la entrada de migrantes. “El Ipom del Banco Central lo ve como una de las razones, pero no la única, hay otras, como la automatización”, dice Carolina Grünwald, economista de LyD.

Eduardo Fuentes, académico de Administración y Negocios de la U. Autónoma, admite que un aumento en la masa laboral por la inmigración podría impactar en el desempleo. “El aumento restringe la disminución de la desigualdad, por los bajos salarios y porque incide en la generación de empleo informal”, alerta.

Marco Kremerman, investigador de Fundación Sol, concuerda. “Cuando hay migración, en especial de países con menor PIB per cápita, en general los salarios se contienen y cuesta reducir la desigualdad”, explica. Esto, porque hay más trabajadores dispuestos a recibir salarios bajos.

Los datos, por ahora, no sustentan estas amenazas. Según la última Casen (2015), los inmigrantes ganan en promedio $584.920, mientras que los nacidos en Chile $456.630. Y los extranjeros tienen mayor nivel de educación.

Bravo afirma que hay holguras en el mercado laboral. “Si el país sigue creciendo a tasas altas, paulatinamente habrá mayor inserción laboral y mejores salarios”, augura.

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