“Estaba asustada. Tenía el corazón así…”, recuerda con la mano en el pecho Francisca Imboden, indicando los rápidos latidos que sentía.

Estaba encerrada en una sala de la Alianza Francesa de Viña del Mar. Tenía 16 años. “El inspector, un viejo verde asqueroso, me decía: «¿por qué no me deja acercarme?»Yo le respondía: «si usted se acerca un centímetro más me pongo a gritar» «No le ponga color. Ay, Imboden, siempre tan chúcara», me decía. «¿Usted quiere que me ponga a gritar?» me puse pesada. Me abrió, me dijo que era una broma, y salí corriendo. Horrible. Y lo único que me quedaba era decirles a mis compañeras que no se quedaran a solas con él”.

La actriz que protagoniza la obra "Idiota", en Mori Parque Arauco, dice que aunque han pasado 30 años —tiempo en que ha realizado teleseries en TVN, Mega y Canal 13— esa sensación regresa.

Ayer, su hija, María Trinidad Garcés (24), compartió en Instagram su testimonio sobre Nicolás López.

“El primer semestre del año pasado asistí a un evento (…) se me acerca una persona diciéndome «yo no te conozco y tú a mí tampoco, pero te encuentro mina y tengo tu número de celular guardado”, escribió. “Le dejé en claro desde el primer segundo que no tenía intención de ser joteada, pero insistió acorralándome”.

López no se conformó con la negativa —como confirma la misma Trinidad y su madre— y siguió insistiendo por WhatsApp y por Instagram . “Ella lo manejó muy bien —reflexiona Imboden— pero él se puso agresivo y le empezó a decir: «ay, ¿qué te creís?, ¿la Paris Hilton?».

—¿Qué te pasa cuando piensas en estas dos situaciones de acoso: la tuya en el colegio y la de tu hija?

—Me da pena que todo sea tan involutivo. ¿Por qué se cree que el cachero de las pampas sigue siendo el modelo a seguir? Ahí empieza a jugar el animal herido que no entiende el «no». Porque los han criado con que «el no es sí», esa especie de seducción. Y no les enseñaron que antes tiene que haber un piso, que es la aceptación del otro. Encuentro impresionante que la gente se sorprenda y diga: «¿pero será verdad?» ¡Por favor! ¿Nunca han visto nada de eso? Lo encuentro de un cinismo social espantoso. Los acosadores no van a dejar de existir, por eso hay que marcar la cancha.

—Pensaría que por ser tu hija, López tendría más cuidado.

—Pienso que es un símbolo de poder. «¿Y qué tanto si me quiero comer a esta mina?» Es un trofeo. Porque es como «yo fui feo, ahora me vengo». Es la figura del mechón universitario, que detesto, porque acepta (el maltrato) porque el segundo año él lo va a hacer con los nuevos. ¿Cómo no va a ser un trofeo si mostrar un video de una actriz famosa teniendo sexo con él es como tener cabezas de animales encima de la chimenea? Es una conducta de cazador. El que se las come a todas en el colegio y las tiene en una libretita anotadas. Tan de película adolescente yanki mala. Y funciona para adolescentes, pero ya está grande (López tiene 35 años). Yo no encontraba sus películas malas. Divertidas, comerciales, la última incluso me gustó (“Sin filtro”), pero no por el talento voy a perdonar estas cosas.

—¿Pones en duda los testimonios que aparecieron en revista Sábado?

—No, para nada.

—¿Te fue contando tu hija acerca de los mensajes que recibía?

—Me dijo cuando se puso cargante. Me preguntó también antes de subir la publicación. Cuando le mostró el teléfono con su número en la fiesta decía: «Hija de Francisca Imboden». Sabía quien era ella. Le escribía: «Te puedo hacer famosa, mira a la Josefina (Cisternas). Pero ven a un casting a mi casa. Salgamos a comer. Si igual tienes que comer». Yo le dije que no se metiera ahí, que era sabido que era cochino. Y ella le conversó porque pensó que no pasaría nada, que él sabía que yo era amiga de la Paz (Bascuñán). Después, en una fiesta, le dije a Nicolás López «Sé que le escribes a mi hija» y huyó. Se fue. Él no tenía mucho filtro y tenía permiso para decir lo que quisiera desde la Zona de Contacto en adelante.

—Pero eran relatos.

—Sí, relatos. No tienen por qué ser reales. Pero si esos son sus tópicos… mira su Twitter, todo es sexual. En esa fiesta la Trinidad tiene unos ángeles que la sacaron, unas amigas, que conocían muy bien a López. Por eso dudo mucho que la gente cercana no sepa de sus conductas.

—Paz Bascuñán declaró “no vi las señales de las mujeres que se sintieron abusadas”. Ese “sintieron” deja espacio para la duda.

—Yo, con todo el cariño que le tengo, creo que es imposible que ella no se hubiera dado cuenta.

—De lo que se ha escrito sobre Nicolás López, ¿qué te ha hecho sentido y te ha quedado dando vueltas sobre esta masculinidad que estás planteando?

—Escuché el concepto de «Incel». Que significa «Involuntariamente célibes». Gente que porque se siente fea hace esto. Porque a López yo lo encuentro bastante normal. Qué pena que se sintiera así de feo. Tan feo. ¿Por qué esa obsesión de salir con la niña bonita, la niña modelo de portada? Esa cosa es rarísima. Pero como no les funciona empiezan a ser acosadores y sacan la rabia y la violencia. Estos hombres que han sido criados por siglos con que la mujer está para satisfacer sus necesidades. Yo me acuerdo patente en el colegio, una charla formal de una señorita Carabinero diciéndote: «No te resistas porque al violador eso le excita más».

“Nunca me llevé muy bien con Herval Abreu”

En su memoria, evoca dos casos de acoso más. Prefiere no dar nombres, pero uno fue un empleador que la esperaba afuera de uno de sus primeros trabajos como actriz mientras estudiaba en la UC. Y otra en los pasillos de TVN: “Ya poh, Imboden, ¿cuándo vas a mostrar una teta?”, le preguntó un ejecutivo acompañado de un miembro del directorio. “¿Y cuándo te vas a bajar los pantalones tú?”, le respondió ella. “Ah, no se te puede decir nada”, le dijeron. “A mí no me parece graciosa tu broma”, cerró Imboden. “Muchos ejecutivos se iban a pasear a los set en las escenas de sexo. Tuvimos que exigir que se cerraran las puertas”.

Trabajó poco con Herval Abreu. Recuerda el protagónico de 2013 en “Las Vegas”.

En la ficción la actriz tenía tres hijas, personificadas por Josefina Montané, María José Bello y Lorena Bosch. “La figura de Abreu era rara”, recuerda. “Nunca me llevé tan bien con Abreu. Desconfiaba. Tenía algo con el cuerpo de la mujer. Tuvimos una discusión sobre un vestido de novia, que tenía que usar. Yo lo encontraba demasiado escotado para una mujer con tres hijas y nietos. Yo quería algo más realista. Y dije: «qué rara la visión de la mujer que tiene». Pensé que podría ser un dejo ochenteno como el de la mujer-cuerpo. No me gustaba mucho su visión de eso. No tuvimos una relación muy fluida”.

“De él sabía lo de la Pin (Montané), que la citaba a ensayar escenas en la noche. Cuando supe le dije: «pero cómo se te ocurre». Me parecía rarísimo. Totalmente freak. Era la segunda teleserie que yo hacia en Canal 13, era nueva. Me decían que él siempre lo hacía. Y yo: «¿sí?». «Sí, siempre lo hace», me decían. Y yo: «pero está mal que te citen a las 10 de la noche». Los que estaban hace años ahí lo sabían. La Lorena (Bosch) decía que sí, que se hacía. La Pin me dijo: «Mi papá me lleva». Y dije: «Ok, tiene un muro de contención»”.

—¿Cuánto daño le hacen estos dos episodios a la industria de la televisión?

—El otro día, conversaba con un director y me decía: «no te puedo ni invitar a almorzar ahora, me vas a demandar». Y no se trata de eso. Si él se está asustando, algo malo está pensando. Hay una dicotomía muy extraña en Chile. Hay un freno simple que los hombres debiesen tener: ¿le harían esto a su mamá, o su hija, o a su señora?.. Bueno, este niñito (López) le tiraba el termo con agua caliente encima a su mamá.

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