A Bielsa le fue mejor con Chile que con Argentina. Y a Sampaoli capaz que le pase lo mismo. No es necesario copiarle en todo”

La vida da revanchas. El 12 de junio de 2002 Argentina empató 1-1 con Suecia en el Mundial de Corea Japón y quedó fuera del torneo en fase de grupos.

Nadie lo podía creer. Los dirigidos de Marcelo Bielsa arrasaron en la clasificatoria: punteros con 43 puntos de 54 posibles, lo que concretó un rendimiento del 80%. Eso provocó hasta libros presagiando lo que ocurriría con la albiceleste. Campeones 2002, se llamó un libro.

Lo cierto es que los trasandinos dijeron adiós a la Copa del Mundo antes de tiempo, en lo que fue la peor campaña en 40 años. En Chile 1962 los vecinos tampoco pasaron la fase de grupos.

Ese partido fue un reflejo de lo terco de Bielsa, que jamás cedió en jugar con Gabriel Batistuta y Hernán Crespo juntos en ataque. Aunque el contexto lo forzara a tomar esa decisión. Corrían 13 minutos del segundo tiempo y el DT dispuso el ingreso del delantero de la Lazio por Batigol, quien era el capitán de la selección.

Ese cambio fue a los 58'. Un minuto después llegó el gol de suecos tras un tiro libre de Anders Svensson. Argentina necesitaba ganar y el empate recién llegó a los 88'. Penal atajado a Ariel Ortega y Crespo anotó agarrando el rebote. Lágrimas por doquier, chao Argentina.

Pasaron ocho años y Bielsa volvió al mundial. El 16 de junio de 2010 Chile venció 1-0 a Honduras y la Roja volvió a ganar en el torneo tras 48 años. Luego derrotó a Suiza (1-0), perdió con España (2-1) y clasificó a octavos de final donde se dijo adiós, para variar, ante Brasil (0-3).

Luego de una campaña histórica con Universidad de Chile, Jorge Sampaoli llegó a la Selección para reemplazar al despedido Claudio Borghi. La Roja necesitaba despertar en las eliminatorias a Brasil 2014 para poder clasificar a un segundo Mundial seguido.

El Bichi llegó a ser puntero en el proceso, pero se despidió con cuatro triunfos y cinco derrotas: 44% de rendimiento. Llegó el casildense y todo cambió: cinco victorias, un empate y una derrota, lo que dejó un rendimiento del 76%. Remontada suficiente para decir presente en el vigésimo Mundial de la historia.

Ya en el torneo se venció a Australia (3-1), se eliminó al campeón del mundo en ejercicio (España, 2-0) y se cayó ante Holanda (0-2) con lo que se terminó segundo en el grupo. De nuevo Brasil, un 1-1 con palo de Pinilla, penales para el olvido y eliminación en octavos de final.

En el proceso siguiente Sampaoli siguió como entrenador de la Roja, pero se aburrió rápido. Tras ser campeón de América (2015), sólo dirigió cuatro fechas en el camino a Rusia 2018, se sintió rehén y partió. El nuevo presidente de la Federación de Chile, Arturo Salah, negoció la salida del argentino.

A un año del título continental el casildense llegó al Sevilla, y cuando no alcanzaba a asentarse en el cuadro andaluz, apareció la chance de dirigir a Argentina. Qué le han dicho. Chao España y bienvenida albiceleste.

Quemando aceite clasificaron los trasandinos a la Copa del Mundo, con un Lionel Messi perdonado por FIFA para jugar las últimas fechas clasificatorias. La Pulga ofendió al cuerpo arbitral ante Chile en Buenos Aires (1-0), pero como dijo “concha de su…” y no “concha de tu…” se acordó que el delantero del Barcelona lanzó el epíteto “al cielo” y no al juez.

Ya en Rusia los pupilos de Sampaoli empataron ante Islandia (1-1) y perdieron frente a Croacia (0-3), lo que los deja peligrando en el torneo.

A Bielsa en los mundiales le fue mejor con Chile que con Argentina. Y a Sampaoli, que se ha declarado seguidor del rosarino, capaz que le pase lo mismo. Está bien que lo admire, pero no es necesario copiarle en todo.

Incluso en lo terco. No repite formaciones y en Rusia en dos partidos ha usado 18 jugadores. De los cinco restantes están los dos arqueros suplentes, y con lo que ha jugado Willy Caballero, capaz que ante Nigeria haya un nuevo seleccionado en cancha.

Es Sampaoli y su búsqueda del éxito, claro que acá no tiene margen de error. Ni en el Mundial, ni para mantenerse en el cargo.

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Cuando todo se encaminaba para una nueva sorpresa en Rusia 2018, Brasil logró cambiar la historia de su duelo ante Costa Rica, anotando dos goles en los descuentos.

El portero costarricense del Real Madrid, Keylor Navas, se estaba transformando en figura del partido, con sendas tapadas que tenían bajo extrema tensión al equipo del técnico Tite.

Hasta el VAR ayudó a Costa Rica, anulando un penal cobrado a favor de Brasil que no se alcanzó a ejecutar.

A los 91 minutos de juego, Coutinho logró romper el cerco defensivo y abrió el marcador para los verdeamarillos. La explosión de alegría fue tal, que el DT de Brasil salió corriendo celebrando como si hubiera convertido el gol. En su loca carrera cayó y rodó por el pasto, protagonizando una de las imágenes más divertidas del día en Rusia 2018.

Como corolario de la jornada, cuando el partido expiraba, a los 97 minutos, Neymar anota el segundo gol. La emoción fue tan grande, que, después del pitazo final, el astro del PSG se arrodilló en la cancha y lloró en lugar de festejar una victoria que descomprime el ambiente de de uno de los equipos favoritos para quedarse con el título de la Copa del Mundo, pero que en su debut decepcionó con el pobre empate con los suizos.

El gol del atacante de Brasil pasó a la historia al transformarse en el más tardío que jamás se haya convertido en los mundiales.

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