Con la fundación Tompkins

Su proyecto en Escocia

Ibáñez también desarrolla otro proyecto sustentable, esta vez en Escocia, cuna de sus ancestros maternos, y específicamente en Kilchoan (Condado de Argyll), donde posee unas 300 hectáreas contiguas al mar.

Allí construyó la capilla St Comghan's para la comunidad y ha avanzado en planes para proteger árboles y plantas nativas, en una iniciativa que inclusive destacó el diario británico The Times la semana pasada. “Se trata de un proyecto de recuperación de tierras que han sido degradadas por la ganadería ovina muy intensiva. Aquí, lo que buscamos es devolver los bosques nativos de la zona”, comenta el empresario.

“Ahí, estamos trabajando con los vecinos y la experiencia e inspiración de (la fundación) Tompkins Conservation y todo lo que ellos han hecho en Chile. Además, hemos sumado a ingenieros forestales chilenos y otras personas en un interesante plan de reconversión”.

“Esta no es una simple escaramuza en torno al lago Panguipulli”. Así sustenta Nicolás Ibáñez la oposición que ha adoptado, junto a un grupo de empresarios (como Jean Paul Luksic y Wolf von Appen) en contra del proyecto de parcelas de agrado a orillas de ese lago, Bahía Panguipulli, del empresario Claudio Cordero y cuyo gerente es Jorge Morel, el ejecutivo de CMPC Tissue que protagonizó la colusión del papel tissue (ver nota aparte).

El ex controlador de D&S, que es vicepresidente de la Corporación de Adelanto Amigos de Panguipulli y dice tener “una casa de veraneo”, planea instaurar en Chile una nueva política de desarrollo sustentable de los lagos, que vaya más allá de una mera subdivisión agrícola (de mínimo 5.000 metros cuadrados) regida por el SAG, como ocurre hoy, ya que “eso no tiene nada que ver con un desarrollo sustentable e inteligente” que permita la inversión sin afectar paisajes y entornos de esas zonas, explica.

“Este es un proyecto ambicioso y de alta política”, explica, pues está empeñado en atraer a autoridades, empresarios y comunidad en torno a este plan. Por eso organizó ayer un seminario en Panguipulli donde tres expertos norteamericanos presentaron la experiencia del lago Tahoe de EE.UU. para el manejo sustentable de las cuencas lacustres, “como inicio de una cruzada nacional con la intención de establecer nuevas normas”, advierte.

—¿Buscan una política nacional para oponerse a un proyecto en Panguipulli, donde confluyen sus predios?

—Con la Corporación de Adelanto nos interesa que el desarrollo urbano se haga de manera consistente con la protección del medio ambiente, o si ya existen problemas medioambientales, que el desarrollo genere recursos para abordarlos.

—¿No quieren que Panguipulli sea un polo vacacional como Pucón?

—No estamos contra desarrollos como los de Pucón, que lo ha hecho bien en satisfacer una necesidad, generar inversiones y transformarse en una alternativa de veraneo de mucha gente del segmento medio. No buscamos cerrar los lagos. Por el contrario, hay que abrir las opciones para que más personas tengan acceso y ojalá una segunda vivienda en ellos.

¿Buscan un plan regulador más amplio para los lagos?

—Hacia allá apuntamos. Esta es una propuesta de planes reguladores, no en el sentido típico de que regulen sólo a una ciudad o pueblo. Por ejemplo, la comuna de Panguipulli tiene siete lagos y la idea es proponer una regulación para el desarrollo de todos, e idealmente, extender esa propuesta al resto del país.

Propuesta nacional

—Ustedes se han opuesto públicamente al proyecto Bahía Panguipulli.

—No nos oponemos a ningún desarrollo, y este proyecto ha cumplido con las normas básicas, pero eso no nos satisface, porque esas normas no conducen a un desarrollo inteligente. Por eso, pienso que los que están detrás de ese proyecto están abiertos a aceptar sugerencias que permitan perfeccionarlo.

Los dueños de Bahía Panguipulli efectuaron una inversión, ¿no es lógico que ahora busquen rentabilizarla, si cumplen con las normas?

—Es muy legítimo, y eso va a atraer progreso. Sería imprudente e ineficaz tratar de parar ese proyecto.

—¿Qué opción les queda?

—Estamos con una visión más de futuro, a favor del desarrollo lacustre sustentable en Chile, porque un proyecto bien hecho siempre va a valer más.

Es un objetivo de largo plazo que requiere generar conciencia y apoyos políticos.

—Absolutamente, en eso estamos. Nuestra idea es ofrecerle al país una propuesta nacional en torno a los lagos. De aquí va a salir probablemente una fundación o corporación dedicada sólo a esta materia a nivel nacional, de manera de ir más allá de la Corporación de Adelanto.

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Como cualquier chileno mayor de edad, Jorge Morel Bulicic (59) podría cobrar los $7 mil que CMPC acordó pagar como compensación voluntaria por la colusión del papel tissue, a la que ayer por fin la justicia le dio luz verde.

Pero él no es un ciudadano común y corriente: la Fiscalía Nacional Económica (FNE) lo sindicó —en su calidad de gerente general de CMPC Tissue— como uno de los artífices de la colusión con SCA, ex Pisa, para subir los precios y acordar cuotas de participación en los mercados del papel higiénico, servilletas, toallas de cocina y faciales durante 11 años, lo que le costó su salida el 1 de agosto de 2014. No sufrió sanción en la justicia civil ni penal.

Con el pago de la primera indemnización ciudadana de la historia, la Papelera cierra el último capítulo de un escándalo que manchó su trayectoria y la de Eliodoro Matte —controlador junto a sus hermanos Bernardo y Patricia— quien, en marzo de 2016, decidió abandonar la presidencia de CMPC, que ocupó por 14 años. Y antes ejerció otros 26 como director.

Mientras Matte optaba por no repostularse, Morel estaba empeñado en emplearse nuevamente.

No pasó mucho tiempo: a mediados de 2016 entró como gerente general de Bahía Panguipulli, el proyecto de Inmobiliaria Ambienta en el lago del mismo nombre, cuyo principal accionista es Claudio Cordero Tabach (61), con el 45%. Participan también el economista Paul Fontaine y el animador y periodista Rafael Araneda, con un 5% cada uno.

Fontaine confirmó a La Segunda que hace dos años Morel asumió la cabeza ejecutiva de Bahía Panguipulli. Se trata de un predio de 140 hectáreas, donde se levantarán 82 casas en parcelas de 5 mil m2. Un proyecto al que originalmente se opuso la Corporación de Adelanto Amigos de Panguipulli, que integran empresarios como Nicolás Ibañez, Wolf von Appen, Isidoro Quiroga, Peter Hill, Paola y Jean Paul Luksic y León Avayú. Pero cuya opinión al parecer estaría cambiando (ver entrevista en página 28).

Morel y Cordero se conocen desde hace más de cuatro décadas: ambos fueron compañeros en Ingeniería Civil de la Universidad de Chile. Por ese nexo y la amistad que conservaron, Cordero se inclinó por contratarlo. El empresario, que tiene negocios de transportes, no pudo ser contactado por estar de viaje.

Aparente renuncia voluntaria

Jorge Morel trabajó 26 años y tres meses en CMPC. Ingresó como jefe de estudios de la compañía el 11 de mayo de 1987. Hizo carrera en una de sus divisiones: fue gerente comercial, de finanzas, y gerente general de CMPC Tissue durante 16 años, hasta su salida en 2014.

Lo que pareció una renuncia voluntaria “por razones personales después de un largo período de reflexión” e incluyó el “reconocimiento y agradecimiento” del directorio —que quedó en acta—, fue en verdad un despido. No podía saberse para no levantar sospechas: la FNE investigaba y CMPC confesaba para alcanzar un acuerdo de delación compensada, lo que la eximió de multa.

Ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, Morel reveló que su salida se gatilló por la investigación en Perú de un cartel entre Protisa, filial de CMPC, y Kimberly Clark, para concertar precios del papel higiénico entre 2005 y 2014, lo que le valió una multa de US$ 30 millones a la compañía en el vecino país. Morel no recibió sanción.

Casi director por las AFP

Pasó más de un año entre su salida de CMPC y el requerimiento de la FNE, que se hizo público el 28 de octubre de 2015. En el intertanto, Morel llevó una vida normal: de lunes a viernes, entre las 19 y 22 horas, asistía al Instituto Nacional del Fútbol para formarse como entrenador —un sueño de infancia— y disfrutaba de su casa en el lago Rapel. También jugaba tenis en el Estadio Español.

El 31 de diciembre de 2014 se inscribió en el registro de directores de la Superintendencia de Pensiones, requisito para que las AFP puedan presentar candidatos a los directorios donde tienen presencia. El 23 de abril de 2015, fue propuesto por la AFP Habitat, que desconocía la razón de su salida de CMPC, como director de Embonor en la junta ordinaria de accionistas. Su nombre era uno de los que integraba la lista de candidatos propuesta por la consultora Egon Zhender, encargada de buscar candidatos a director para las AFP. No le alcanzaron los votos: Morel obtuvo un 21,02% de las acciones serie B, pues también lo apoyaron Modelo y Cuprum. Pero fue elegido Bernardo Fontaine, con un 56,7%.

También contactó al publicista Martín Subercaseaux, a quien conocía de su época en BBDO, la agencia de publicidad que realizó campañas para CMPC. Éste lo nombró director ejecutivo de su consultora In Situ y le encomendó proyectos de investigación de mercado.

Cuando se le consultó por qué dejó CMPC lo atribuyó al interés de estar más tiempo con su esposa y sus cuatro hijos.

Estuvo a un tris de convertirse además en socio de la consultora, que había sufrido la partida de Carolina Schmidt a Barcelona .Pero cuando se conoció la “colusión del tissue”, se terminó el vínculo laboral.

Morel no respondió el llamado ni correo de La Segunda.

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