“Lo más difícil es la levantada temprano”, dice entre risas Daniela “Chiqui” Aguayo, quien hace un poco más de un mes se incorporó como panelista en el matinal de TVN. Para la Chiqui, es una rutina completamente nueva. Antes, sus horarios eran más nocturnos, haciendo sus shows de stand up en todo el país.

Su vida cambió luego de su polémica rutina en Viña, en la que el público se dividió entre quienes gozaron con sus chistes y quienes la consideraron vulgar, y pasó a ser una comediante conocida en todo Chile.

Pero no ha solo ha sido intensa su vida laboral, sino que también familiar y emocional. El año pasado, su hermano autista —tras cumplir 28 años— tuvo que dejar la fundación que lo cuidaba desde niño. “Y nos dimos cuenta de una realidad bien terrible, que es que, en Chile, si tienes una capacidad distinta, después de los 26, estás muy desamparado", explica. Por eso, el 31 de mayo, hará un show con seis comediantes más —en el Club Chocolate— en beneficio para Anadime (Asociación de discapacitados mentales).

—¿Alguna vez imaginaste participar en el matinal?

—Nunca, nunca. Me acuerdo que cuando era chica, uno ponía el matinal, cuando se estaba vistiendo para ir al colegio. Y la otra vez, estaba haciendo un show en regiones, y un par de personas se acercaron y me dijeron «Chiqui, ustedes no saben cómo acompañan a la gente». Lo encontré súper bonito.

—En tu familia, ¿eran de mantener la tv encendida?

—Sí, como que recuerdo la tele sonando. Despertarse, ver la hora, ver qué ponerse, saber si iba a hacer calor o frío. Sí, siempre estaba puesto el matinal.

—¿Cómo es tu familia?

—Tengo una familia disfuncional que me encanta. Tengo a mi papá y mamá, y a mi padrastro y mi madrastra, que los adoro. Mi relación con mi papá es bien cercana, y con mi vieja tengo una relación especial. Tengo un hermano chico que es autista, y también tengo una relación muy bonita con él. Hasta el año pasado lo iba a dejar todos los días al colegio. Ahora con el matinal ya no alcanzo.

—¿Qué tipo de autismo tiene tu hermano?

—El Coty tenía un autismo bien severo. Desde chico estuvo en una fundación y se fue desarrollando súper bien. Pero, pasó una cosa que nos impactó harto, porque el año pasado cumplió 28 años y en la fundación ya no lo podían tener porque era muy grande. Y nos dimos cuenta de una realidad bien terrible, que es que, en Chile, si tienes una capacidad distinta, después de los 26, estás muy desamparado.

—¿Qué hicieron finalmente?

—Encontramos el espacio Anadime, que es la Asociación de discapacitados mentales, y el Coty está yendo para allá. Fue todo un tema sacarlo de la fundación donde había estado siempre. Pero nos ha unido harto como familia, el tener que buscarle un espacio al Coty. En todas partes nos decían «tiene que quedarse en casa, ya no es un niño». Pero, por qué lo vamos a condenar a tenerlo en la casa y que se aburra como ostra. Así que, bueno, pero es un niño muy feliz.

—El 2017 entonces fue intenso para ti, no sólo en lo personal, sino que en lo laboral también.

—Emocionalmente fue súper intenso. Y laboralmente también. Fue muy impactante pasar a ser muy conocida después del Festival. Los primeros meses yo andaba como asustada. En mis fantasías, pensaba que podía venir alguien a hacer o decirme algo. De hecho, me compré un gas pimienta que nunca tuve que ocupar (ríe). Todo se transformó en mucho cariño y en aprendizaje

—¿Cómo ves ahora ese paso por Viña del Mar que tuvo tanta polémica?

—Miro para atrás, y pienso que pasaron como cinco años. Pasaron muchas cosas, y fue como blanco o negro: te gustó o te cargó mi rutina. Me lo tomé con mucho humor, encontraba que algo estaba haciendo bien, para que causara tanto revuelo. Pero también encuentro que cometí varios errores de principiante, que si volviera a ese escenario no volvería a cometer. Quizás cometería otros, pero no los mismos.

—¿En qué evolucionó tu stand up?

—Todo lo que pasó en Viña me abrió la cabeza para hablar de nosotros los chilenos. En la rutina de Viña, me río mucho más de mí. Y ahora hablo de nuestra idiosincrasia, de las cosas que nos pasan, del doble estándar. También hay una cercanía más natural con el público. Y siento que ahora hay una calma que antes no tenía. Y lo disfruto mucho más.

—El viernes pasado contaste en el matinal que tendrás otro cambio en tu vida: estás embarazada ¿Cuál es tu expectativa como madre?

—Bueno, lo tomamos con mucha alegría, pero con miedo a no hacerlo tan bien. Pero tengo un muy buen referente que es mi mamá. Ella nos crió con mucha libertad. Eso me gustaría hacer. Si tengo un hijo hombre, será bonito criarlo para que sea un hombre de estos tiempos. Y si es niñita, también me gustaría que buscara sus talentos y que tenga pensamiento crítico.

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