Carlos Irarrázaval Errázuriz

Edgardo

Betancur

Sebastián

Correa

Erwin Hernández

Riffo

Roberto

Navarro

Dikson Yáñez

Pizarro

Andrés Valenzuela Acevedo

Cristián Castro

Toovey

Robin Sáez

Osses

Juan Carlos

Marín

Desde que el Papa envió la carta a los obispos chilenos el 8 de abril, en la que anunció cambios de corto, mediano y largo plazo, en la feligresía católica comenzaron a surgir nombres de los posibles recambios en el episcopado.

Lo que se espera son nuevos rostros, con experiencia y cercanos a la gente. Que encarnen el ser “pastores con olor a oveja”, como lo repite el Santo Padre desde que inició su Pontificado en 2013. Ese sello es lo que les permitirá sobrellevar el difícil momento de la Iglesia chilena, marcada por las denuncias de abusos sexuales y de poder.

Si bien Francisco tendrá la última palabra en la ordenación de obispos, el Código de Derecho Canónico establece ciertos requisitos: firmeza de fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia, buena fama, al menos 35 años de edad y 5 años de vida sacerdotal. Además, ser doctor o al menos licenciado en Sagrada Escritura, Teología o Derecho Canónico.

Hace dos semanas publicamos algunos posibles candidatos. Tras un nuevo sondeo, se suman los siguientes diez:

lCarlos Irarrázaval Errázuriz (52), párroco de Sagrado Corazón de Providencia (El Bosque). Fue por siete años director de radio María.

lEdgardo Betancur. Párroco de Imperial.

l Roberto Navarro, schoenstattiano. Es uno de los sacerdotes tuiteros, además tiene cuenta en LinkedIn. Es capellán del Duoc UC Alameda y actual director de radio María, donde conduce el programa “Evangelio en un minuto”, que además se transmite en YouTube. Asesora a matrimonios y sacerdotes, y estudió Teología en la Universidad de Münster (Alemania).

l Sebastián Correa (36), hijo de la ex alcaldesa de Lo Barnechea, Marta Ehlers (publicó una foto con ella el Día de la Madre). Primer sacerdote sodálite en Chile, es pintor, fotógrafo y escritor. Tiene Twitter, Facebook e Instagram. Estudió algunos años Arquitectura en la U. de Chile y Teología en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Es capellán de la U. Gabriela Mistral.

l Erwin Hernández Riffo (40), 13 años de vida sacerdotal. Estudió en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano en Roma y hoy es rector del Seminario Mayor San Fidel, en Padre Las Casas.

l Dikson Yáñez Pizarro (61), oriundo de Andacollo, es el rector del Seminario Mayor Santo Cura de Ars, en La Serena.

l Andrés Valenzuela Acevedo (40), rector del Seminario Pontificio Mayor San Rafael (Valparaíso).

l Cristián Castro Toovey (47), desde el 20 de junio de 2014 es rector del Seminario Pontificio Mayor de los Santos Ángeles Custodios (Santiago).

l Robin Sáez Osses (43), rector del Seminario Mayor San Pedro Apóstol (San Bernardo).

l Juan Carlos Marín (65), rector del Seminario Metropolitano de Concepción.

Junto a estos nombres también se menciona a los jesuitas Pablo Walker (52, ex capellán del Hogar de Cristo), Luis Roblero (52, capellán de Gendarmería), Eduardo Silva (57, rector de la U. Alberto Hurtado) y Felipe Berríos (62, fundador de Techo). Los salesianos Carlo Lira (49, actual provincial) y Claudio Cartes (delegado pastoral juvenil, que cumple 35 años en junio), y los SS.CC., como Sergio Pérez de Arce (54, encargado de recibir denuncias por abusos en su congregación) y Álex Vigueras (54, ex provincial).

También Adrián Cisternas (43, de Los Dominicos), Tomás Scherz (53, Vice Gran Canciller UC), Andrés Moro (53, vicario para la Educación y párroco de La Estampa), Jerónimo Walker (61 años, hermano del jesuita Pablo y párroco en San Alberto Hurtado de Quilicura), Pablo Palma (templo Jesús Servidor, Lo Hermida) y Osvaldo Fernández de Castro (42, diocesano, párroco en Santa Teresa de Los Andes, en Lo Barnechea).

Y en regiones, José Luis Flores Moyano (55, vicario de Elqui) y Luis Gallardo (de Paillaco).

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En un hecho inédito, replicado de inmediato por la prensa internacional, se anunció en Roma que todos los obispos chilenos renunciaron a sus cargos para dejar en libertad de acción al Papa Francisco, a fin de que él realice cambios en la Iglesia.

“Todos los obispos presentes en Roma, por escrito, hemos puesto nuestros cargos en las manos del Santo Padre para que libremente decida”, señala la declaración leída por Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago, pasadas las 6:30 horas de Chile, en una conferencia que no pudo ser transmitida en directo por los medios de comunicación. “Agradecemos al Papa Francisco por su escucha de padre y su corrección fraterna. Pero especialmente, queremos pedir perdón por el dolor causado a las víctimas, al Papa, al Pueblo de Dios y al país por nuestros graves errores y omisiones”, continuó.

Más tarde, en una segunda declaración titulada “precisiones”, el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, puntualizó: “Poner nuestros cargos pastorales a la completa disposición del Papa, implica que mientras el Santo Padre no tome una determinación, cada uno de los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Chile, continúa en sus trabajos pastorales y en plenas funciones”.

Ambos actuaron de voceros de los cuatro encuentros entre los obispos y el Pontífice para reflexionar sobre los abusos denunciados al interior de la Iglesia.

Tras el primer impacto del anuncio, comenzaron a aclararse algunos puntos. Entre ellos, que la dimisión de los 34 firmantes fue más simbólica que real, ya que algunos deben explicitarla también en su congregación o institución. “Hay dos obispos que tenían algunas situaciones personales: uno porque pertenece a otra línea del Episcopado, el obispo de Aysén (Luis Infanti) que tiene una situación de dependencia en la Congregación Propaganda Fide; y el otro es el obispo castrense (Santiago Silva) que también, por razones de su compromiso a nivel nacional, no lo hizo. Los demás estamos en la misma línea”, explicó Carlos Pellegrín, obispo de Chillán y uno de los diez que regresó esta mañana a Santiago.

También porque aceptar la renuncia de todos implicaría inmovilizar la estructura eclesial del país. Hay situaciones menos sacras, como autorizaciones administrativas, que necesitan de la firma de un obispo.

Barros, Valenzuela y Koljvatic siguen en Europa

Quienes siguen en Roma son los tres de los cuatro obispos más cercanos a Fernando Karadima (condenado por el Vaticano por abuso de menores). Se trata de Juan Barros (Osorno); Horacio Valenzuela (de Talca quien en la última reunión le pidió al Papa la bendición de una figura de la virgen) y Tomislav Koljatic (Linares). El cuarto, Andrés Arteaga (auxiliar de Santiago), no viajó a Roma por el parkinson que sufre.

Aunque aún no se conoce qué pasará con ellos, se prevé que su regreso es el más complicado, ya que deberán enfrentar a sus feligresías dimitidos en su cargo.

La historiadora Ana María Stuven espera “que lleguen a Chile muy humildes, cesando en algunas de sus funciones públicas, de manera de dar el mensaje que el Papa está entregando a los católicos chilenos, que es decir está Iglesia está en crisis, ha atentado gravemente contra el laicado y las víctimas, contra el mensaje de Jesús. Cuando estás en culpa evidentemente asumes una actitud modesta que transmita este estado de ánimo”.

Así, es probable que Barros siga con licencia por enfermedad y dilate su regreso, hasta que se definan los cambios.

De ser así, el Papa tendría que nombrar los reemplazantes de al menos nueve obispos (ver notas anexas). “A parte de ellos (los cuatro del caso Karadima) que se supone no retomarán la titularidad (de sus diócesis), hay otros renunciados por edad y algunos que tienen problemas internos, según lo que surgió en los documentos de Scicluna” advirtió el teólogo español Antonio Bentué.

Delitos y castigos

Bentué alude al documento que entregó el Papa a los obispos en el primer encuentro y que dio a conocer en forma exclusiva canal 13. En él, el Pontífice critica los casos de religiosos expulsados por abusos sexuales que fueron puestos en otras diócesis; la reubicación hacia lugares en contacto con menores; destrucción de documentos y que confiaron seminarios a personas homosexuales activas.

“Va a venir un período complicado para algunos obispos, porque se va a comenzar a hablar de delitos. No son errores, pecados; estos son delitos” advirtió Benito Baranda en T13. En cuanto a la desaparición de documentos, indicó que amerita “sacar incluso a las personas que trabajan en el archivo. Es imposible que puedas confiar después en una justicia eclesiástica cuando denuncias que has sido abusado si todavía hay personas que recibieron esas órdenes y en conciencia no se opusieron a esas órdenes”.

Para el jesuita y abogado canónico Marcelo Gidi, “el obispo es el encargado de ese archivo. No creo que alguien de propia iniciativa haya ido a quemar papeles, no creo”. Agrega el Papa señala como raíz lo ocurrido a “un episcopado encerrado en sí mismo (…) cuando dice que se instaló el obispo narcisista o prometeico, el obispo que no necesita de los fieles” y que Francisco “tiene modos de aplicar sanciones sin necesidad de un proceso. Un tipo será la remoción y habrá que ver qué cuáles pueden ir apareciendo”.

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