Hace cuatro años, uno de los proyectos personales más anhelados por Nicholas Davis Lecaros, la preservación de Punta de Lobos en Pichilemu, se vio en peligro cuando inversionistas decidieron levantar en la zona un megaproyecto inmobiliario.

Inquieto y tenaz, como lo describen sus amigos, Davis (46 años y cinco hijos) tomó la iniciativa y decidió comprar los paños a esa misma inmobiliaria y, junto a aportes internacionales, completar cerca de 10 hectáreas de terrenos costeros que hoy gestiona —de manera amigable con la naturaleza y su entorno social— desde la Fundación Punta de Lobos que él mismo creó.

Líder de un holding

Es la faceta desconocida del controlador de EuroAmerica, uno de los grupos financieros que más han crecido en los últimos 20 años y que el 20 de abril pasado cerró en US$155 millones la venta de su negocio de seguros y de administración de fondos al grupo Zurich de Suiza, dueño de Chilena Consolidada.

Llegó en 2010 con 38 años a asumir el mando del grupo financiero que su fallecido padre, Benjamín Davis, fundó en 1984 en sociedad con la española Mapfre a partir de una compañía de seguros y que luego diversificó a los rubros de corretaje de bolsa y administración de fondos.

“Nicholas lleva más de 20 años trabajando en EuroAmerica y se ha desempeñado en todas las áreas. Esto le ha permitido tener un liderazgo con una visión integral”, dice Henry Comber, gerente general corporativo del grupo.

De hecho, a los 26 años participó activamente en la negociación para comprarle su parte a Mapfre y tomar el control total de EuroAmerica.

Piloto de aviación, amante del esquí, del trote y de Colo Colo, Davis estudió en el The Grange School y luego finanzas en la London Business School.

“En su gestión ha destacado por ser claro y directo, con un sello estratégico que promueve el trabajo colaborativo, el desarrollo de talentos y aporte de ideas. Está en constante búsqueda de innovación y de un desarrollo ético y sustentable”, agrega Comber.

Con su modelo de gestión, Davis ha impulsado el crecimiento de EuroAmerica, duplicando los activos en cuatro años. Hoy el patrimonio del grupo es de US$160 millones y administra una cartera de activos de US$ 3.500 millones.

Su visión de negocios, dicen sus cercanos, siempre apunta a la innovación y adaptabilidad en línea con la evolución de los mercados. Es partidario de que la gerencia de la compañía sea externa y que la familia Davis esté básicamente en el gobierno corporativo del grupo, manteniendo el sello de empresa familiar.

Pero no todos han sido éxitos. Ha vivido episodios amargos. Como el litigio con los ex gerentes de la corredora de bolsa del grupo Francisco Montaner y Roberto Guzmán, acusados de emplear información privilegiada en operaciones realizadas en 2007. Davis ha comentado que ése fue un momento doloroso en el que él y su familia sintieron que se había traicionado su confianza y, aunque sabían que tendría más costos que beneficios, llevaron el caso a la justicia.

Su aterrizaje en Pichilemu

Después del 27F de 2010, Davis se conmovió con el drama de los habitantes de Pichilemu y Cahuil tras el tsunami. Así, junto a su mujer, Paulina Catafau, decidieron ayudar a los pescadores y donar implementos y trajes de agua. En eso estaba cuando descubrió que se había conectado con la gente y los paisajes.

No tardó en encontrar un buen terreno en Punta de Lobos y se hizo a la tarea de levantar un espacio amigable con la naturaleza y que aportara valor a la zona. En 2014 junto a su mujer inauguró el Hotel Alaia, el primero bajo el concepto boutique de alta gama que existe en esa reserva mundial del surf.

“Nicholas es una persona consistente, humilde y cercana, que tiene un liderazgo con una fuerte inteligencia emocional que le permite estar siempre presente agregando valor. Es amante del medio ambiente pero no un activista, porque él cree que ante una disyuntiva siempre existe una solución de mercado”, dice Matías Alcalde, director ejecutivo de Fundación Punta de Lobos.

La idea de Davis busca poner en valor, a través de soluciones de mercado, ecosistemas terrestres y marinos que han sido subvalorados en el país para entregarlos al uso de la comunidad, el turismo y el deporte (ver recuadro).

El proyecto de Pichilemu llamó la atención de fundaciones filantrópicas en California, una de ellas fue Marisla Foundation —que aportó recursos para salvar el entorno de Punta de Lobos—, y conjugó intereses con entidades como la fundación de Douglas Tompkins.

Fundación Punta de Lobos

Una idea que repercute en el extranjero

Para llevar adelante la Fundación Punta de Lobos, Davis convocó a personalidades ligadas a la zona. Por ejemplo, en su directorio está el destacado surfista chileno Ramón Navarro y el estadounidense Chris Evans.

La iniciativa también llamó la atención en el extranjero, en especial en California, desde donde llegaron recursos para seguir comprando terrenos costeros en la zona.

Herbert Bedolfe, director ejecutivo de Marisla Foundation y fundador y ex director de Oceana, comentó que “desde hace unos cuatro años conozco a Nicholas, tras encontrarnos en una conferencia de Nuestros Océanos en Valparaíso, donde me presentó su proyecto. En muchos aspectos él es un pionero de la conservación en Chile. Desde entonces, nos interesa su labor y hemos colaborado con su idea que se preocupa por el bienestar de la gente y de proteger a la naturaleza. Por eso ahora estamos conversando de cómo proteger los recursos del mar y otras áreas costeras de Chile”.

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