El teatro y la TV son dos elementos que se tocan con teclas distintas. Son lenguajes diferentes”.

Sencilla, tranquila y con la palabra precisa. Alejandra Araya Caro (28) conversa como la verdadera antítesis de Isabel Quiroga —su personaje en el que interpreta a la psicótica hija de Armando, el malvado protagonista— en “Perdona nuestros pecados” (PNP), la teleserie de Mega que lidera en el rating.

Pese a que en su Instagram (@alearaya.c) se le ve disfrutando las grabaciones de la nueva temporada, Alejandra no se aleja de su pasión por las tablas y el teatro. ¿La razón? Ella dice que ahí siempre ha podido encarnar personalidades que ella jamás tendría en su vida cotidiana.

—¿Te ha tocado interpretar a un alter ego tuyo alguna vez?

—No y me encantaría.

—¿Y cómo sería ese personaje?

—Algo así como una femme fatale. Porque la verdad es que yo soy muy ñoña. Siempre he sido como la niña tranquila y ordenada.

—Pero igual tu personaje en PNP tiene algo de eso. Isabel llega y se impone. Es provocadora.

—Sí, pero desde un lugar que tiene que ver con el carácter y no necesariamente con la imagen sensual que tiene la femme fatale. Isabel es una mujer muy explosiva, con mucho carácter, muy directa, muy obsesiva. También es alguien con varios problemas psiquiátricos. Interpretarla ha sido un desafío.

—¿Y qué sería lo más duro de ese desafío?

—Entender la cabeza de Isabel, para ello me he asesorado con psiquiatras y ha sido intenso. Con ella trabajo emociones que, en mi vida cotidiana, no las vivo comúnmente. Eso me ha hecho sufrir harto en la interpretación también.

—Porque Isabel padece del complejo de Electra, donde la hija se enamora del padre.

—Absolutamente. Ella es una mujer que ronda por varios espacios directos hacia la locura. Está completamente enamorada de su padre, hasta el punto psiquiátrico de entender y sentir que él es el hombre de su vida.

—Hablando de lo social, ¿qué elementos de los que salen en la teleserie crees que siguen vigentes hoy?

—Que seguimos viviendo en una sociedad con bastante machismo, el cual se exacerba en el personaje de Armando Quiroga. También la imagen de una sociedad en que la mujer cada vez tiene más participación, lo que sale hoy con el tema de la homosexualidad y vivir ese amor sin cuestionamientos. Entonces, eso es lo interesante, que se muestran cosas que pasaron y siguen sucediendo.

“Me dicen Isabel Quiroga”

Alejandra llegó a Isabel tras un casting en Mega. Y aunque postuló al papel de las amigas de María Elsa, su interpretación calzó con la imagen de la hija mayor de la familia Quiroga.

Pese a las largas jornadas de grabaciones, ella no ha abandonado el teatro. Con tres obras el año pasado (“Isabel Patapelá”, “Odiar lo que se ama” y “El secuestro de la bibliotecaria”), su semana corre rápido y algunas personas aún no logran definir dónde termina Alejandra y comienza Isabel.

—Pese a que estás en la TV no has dejado de hacer teatro. ¿No eres de esas actrices que reniegan una cosa por sobre otra?

—Para nada. El teatro y la TV son dos elementos que se tocan con teclas distintas. Son lenguajes diferentes. La tele requiere algo muy natural y cotidiano; en cambio, en el teatro, todo es más expresivo, más corporal y más escénico.

—Pero, cuando te presentas, ¿la gente no te mira y dice: “Pero si ella es la mala, es la Isabel”?

—La gente entra al juego teatral, claro. Pero obviamente me identifican y al personaje. Termina la obra y me dicen “Isabel Quiroga, me puedes mandar un saludo” o “Isabel Quiroga, actúas súper bien”. Entonces como que mi nombre se ha convertido a ese.

—¿Te encaran en la calle?

—Sí. Me han dicho en la calle cosas como: “Oiga, ¿por qué es tan mala?” o “Abra los ojos, su papá no es bueno. ¡Hasta cuándo lo va a defender!”.

—¿En serio?

—Claro. O sea, a mí me gritan y me dicen Isabel Quiroga en la calle. ¡Y me doy vuelta, más encima!, porque sé que me están hablando del personaje. Pero claro, no toda la gente hace la separación entre el actor y el personaje.

Agradecida

—Has hecho varias obras para niños. ¿Te gusta ese tipo de teatro?

—Sí, me encantan los niños. Creo que dar la oportunidad de brindarles un buen espectáculo hará que se motiven y, finalmente, van a engancharse y van a querer seguir siendo parte del teatro también. Son una audiencia muy especial.

—Cuando te presentas, ¿sientes ese cariño de la gente? ¿Te lo hacen sentir?

—Mucho. Es importante darse el tiempo de agradecer el apoyo de la gente. Tras aparecer en la teleserie, todo ha sido una aventura muy nueva y me siento muy feliz de que la gente haya recibido bien el trabajo y recibir ese apoyo.

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