"Somos

el país de la Teletón y salir

a la calle sin ayuda es imposible”.

Por las amplias veredas de Sunny Isle, en el extremo norte de Miami Beach, Bernardita Santa Cruz (26) se moviliza en su silla de ruedas con destreza, lo hace como si estuviera en su casa de Vitacura que fue adaptada para ella. Está de vacaciones con sus seis hermanos y su padre, el empresario Juan José Santa Cruz. “Feliz viviría en EE.UU. por la facilidad para moverme, pero amo Santiago y mi gente. Acá las calles son limpias, sin hoyos y los hoteles están adaptadísimos con sillas eléctricas para la piscina y sillas para la playa. Todos los lugares tienen rampas bien hechas con la altura correspondiente, no como las de Santiago, imposibles de subir”, describe.

Berni es protagonista en la exhibición “Nothing to Hide”, la campaña internacional que instaló Absolut en la galería NAC hasta el 5 de mayo, en la que el fotógrafo Renato del Valle la retrató sin ropa. Lo mismo hizo con el activista Luis Larraín, la actriz Josefina Fiebelkorn, el periodista Andrés Caniulef, entre otros. La finalidad es reflexionar en torno a la tolerancia y la transparencia. “Me sentí cómoda desnuda, sólo me traumaban mis piernas flacas”, cuenta.

Bernardita, que tiene 11 tatuajes, decidió posar sin la silla de ruedas que la acompaña desde su accidente, el 10 de octubre de 2016, en un canopy casero en su hogar de veraneo en las Salinas de Pullally. Cayó de espaldas y se lesionó la vértebra torácica 12, lo que la dejó parapléjica. “La silla ensuciaba la foto de esta campaña”, cuenta.

La diseñadora, dueña de la línea de zapatos Mibe, documenta sus terapias en Instagram (con 36 mil seguidores). Y aunque no tiene sensibilidad del ombligo hacia abajo, declara: “He aprendido a querer mis piernas, a manejarlas y a tener cuidado con ellas”.

—Leí que rezabas mucho por tu salud y que pedías que rezaran por ti. ¿Sigues en esta senda?

—Ya no rezo muy seguido, lo hice cuando estaba en la clínica y estaba más vulnerable. No practico mucho la religión, encontré más consuelo en la meditación. Medito con una doctora especializada y eso me ayuda mucho a disfrutar las cosas simples. He aprendido a confiar en los demás, pues después del accidente uno de mis problemas era el miedo. He tenido que aprender a querer mi cuerpo como está ahora; me pesa la mitad, siento dolor y cansancio todo el día. Perdí la sensibilidad, pero si me duele la guata siento el dolor con menos fuerza, pero lo siento.

—Esta campaña invita a tener una mirada más allá de miedos o tabúes. ¿Cómo lo vives tú?

—Antes del accidente pensaba en estos conceptos, pero ahora los tomo en cuenta. En mi condición, ni los pienso, sólo me muestro tal como soy. No tengo energía de seguir un prototipo. Vivo el presente y no pienso en el pasado. Tengo días malos y vulnerables, pero no por eso andaré desarreglada y deprimida en mi silla; me gusta verme femenina y elegante.

—Esta semana la organización Ciudad Accesible criticó la demora en la ley que garantiza el acceso a discapacitados. ¿Cómo ha sido desplazarte en Chile?

—Movilizarme fuera de mi casa en Chile ha sido pésimo, somos el país de la Teletón y salir a la calle sin ayuda es imposible. Las calles están llenas de hoyos y todos los lugares públicos no siguen los planos en cómo construir bien las casas. Conscientemente lo están haciendo mal por flojera o porque piensan que no existimos. Adaptan mal los baños y sólo por cumplir ponen rampas que son imposibles de subir y que son un peligro. Sin embargo, no me siento con el derecho a criticar pues, sinceramente, antes de mi accidente era una más entre las miles de personas a quienes este tema les era indiferente.

—Tu caso capta la atención en medios y redes sociales. ¿Influye ser hija de un conocido empresario o tu imagen?

—No lo sé muy bien, creo que he tenido el interés de la gente porque desde el primer día mostré en redes sociales todo mi proceso, mi dolor y mi felicidad. He mostrado cómo es importante la actitud frente a las adversidades y quiero seguir haciéndolo. Motivo a quienes sienten que están en un hoyo y con mi actitud los despierto y me escriben de todo el mundo para darme las gracias. Es bacán haber logrado llamar la atención, porque muchos a quienes les era indiferente este tema ahora toman conciencia.

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