Cuando arreciaban las críticas la semana pasada luego de la carta donde el Papa reconocía haber incurrido en “graves equivocaciones” al evaluar la actuación del episcopado chileno en el caso Karadima, el ex coordinador estatal para la visita pontificia a Chile, Benito Baranda, dijo a La Segunda que una de las principales causas de la crisis de la Iglesia local tiene nombre y apellido: el cardenal Angelo Sodano, nuncio hasta 1988, secretario de Estado vaticano hasta 2006 y actual decano del Colegio Cardenalicio.

De origen piamontés (nació en 1927 en Isola d'Asti, un pueblo a 45 kilómetros de Turín), Sodano fue entre 1977 y 1988 nuncio apostólico en Chile. Durante su período como representante diplomático ante La Moneda, el general Augusto Pinochet firmó el tratado de paz con Argentina por el canal Beagle y recibió al Papa Juan Pablo II, en una visita aún recordada por el episodio del balcón, donde Pinochet —de civil— se fotografió con el Pontífice saludando a la multitud congregada.

El trabajo eclesiástico de Sodano —quien cultivó relaciones políticas en Chile— dejó una huella permanente. A él se le atribuye la conformación del alto clero chileno. Dieciocho de los actuales obispos de la Conferencia Episcopal fueron nominados mientras Sodano era nuncio o secretario de Estado. Eso pese a que en la forma fue enviado a Chile en 1977 cuando Pablo VI, un Papa visto como progresista, dirigía la Iglesia. Sodano se allegó a la línea restauradora implantada por Juan Pablo II, uno de los sucesores de Pablo VI.

A fines de 1978 Sodano recibió en Chile al cardenal Antonio Samoré, el religioso designado por el Papa para que chilenos y argentinos no fueran a la guerra. Una gestión in extemis, con soldados de ambos países desplegados en la Patagonia, saludándose a gritos para la Navidad. Samoré falleció en 1983 y las negociaciones, que culminaron al año siguiente, las condujeron desde ahí el cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado vaticano, y Sodano. El nuncio en Argentina era Pío Laghi, a quien después se a EE.UU.

De la cercanía de Sodano con el régimen militar hay bastante material. Se enfrentó con el entonces arzobispo de Santiago, el cardenal Raúl Silva Henríquez, a quien se cuestionaba por dar un protagonismo político a la Iglesia. El nuncio se rodeó en Chile de religiosos más conservadores como Orozimbo Fuenzalida (primer obispo de San Bernardo), Antonio Moreno (luego obispo en Concepción), Joaquín Matte (capellán militar a la fecha de la llegada de Sodano y más tarde obispo castrense) y Jorge Medina (entonces pro-gran canciller de la PUC nombrado en 1974).

La única vez que Sodano se enfrentó a Pinochet fue en enero de 1984 cuando cuatro miristas se asilaron en la nunciatura. Eran acusados de asesinar al general Carol Urzúa. Sodano logró que obtuvieran salvoconducto y salieron rumbo a Ecuador en febrero de ese mismo año.

La prensa argentina considera que el Papa Francisco y Sodano están en polos opuestos. Y le ponen fecha de inicio: la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en República Dominicana, cuando Sodano en su calidad de secretario de Estado logró imponer en las comisiones decisivas a obispos de la línea vaticana. Sergio Rubin, vaticanista, escribió en «Clarín» de Argentina que incluso a mediados de la década pasada Sodano inició un acercamiento con los Kirchner, interesados que en Jorge Bergoglio, entonces arzobispo de Buenos Aires, dejara ese cargo.

Raúl Silva Henríquez y Sodano en una misa: el nuncio fue un detractor de la política del cardenal.

Francisco recibe de Angelo Sodano el anillo del pescador, en el inicio de su pontificado, en 2013.

Pinochet y Sodano comparten en un acto del gobierno.

El empresario Ricardo Claro, el ex Presidente Patricio Aylwin y el cardenal Sodano en una visita que éste hizo a Chile en 2007, por los 20 años de la visita del Papa.

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