Gobernar significa administrar la realidad, y no los ideales. El buscar acuerdos, te perfila dentro de lo posible”.

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Para el histórico analista UDI Gonzalo Cordero es clave el margen que han tenido los secretarios de Estado para actuar sin ser opacados por el Presidente. El abogado y columnista, quien trabajó en la campaña, conoce al equipo de Piñera y también reconoció que vivió un momento difícil por el reordenamiento de funciones en el comando, coincide en que esta semana ha sido un buen inicio.

—Sebastián Piñera partió cambiando al jefe de Carabineros, se juntó con los ex presidentes por el tema de La Haya y siguió promoviendo el diálogo y la búsqueda de acuerdos.

—La primera semana del gobierno me ha parecido que tiene tres características: primero, marca un claro contraste con el saliente, tomando decisiones importantes; segundo, ha gobernado a toda máquina desde el primer minuto; y tercero, se ven ministros sectoriales más activos políticamente, con más espacio para ejercer liderazgo en el país. Ha sido indudablemente una buena partida, lo que se confirma si se ve la actitud cautelosa de los distintos partidos de oposición.

—En una columna, Gonzalo Rojas habla de “costos” en la búsqueda de los cinco acuerdos. ¿Coincide?

—Tengo algunas discrepancias. Porque una cosa es que el Presidente llame a un acuerdo nacional en que él convoca a todos, y otra cosa distinta es que él los necesite a todos para darles viabilidad legislativa a sus propuestas. El Presidente convoca a todos, pero le basta con una fracción de la oposición para lograr acuerdos y avanzar su agenda.

—¿A quienes se sientan convocados?

—Sí. A mí me da la impresión de que Gonzalo razona en su columna como si la oposición fuera una sola, como fue en el gobierno pasado de Piñera, y en realidad hoy día hay distintas oposiciones. La oposición está bastante fraccionada en grupos que son distintos, donde hay intereses y visiones distintas.

—Pero en algo hay que ceder.

—En toda negociación política es evidente que siempre hay que buscar posiciones en las cuales todos puedan coincidir y todos tienen que ceder en algo. El razonamiento de la columna discurre por el camino de que las concesiones que el gobierno tendría que hacer eventualmente son las concesiones que exigirían los grupos más de izquierda. Indudablemente, si logra el acuerdo, va a ser con los sectores más moderados. No con los sectores más extremos.

—¿Y es muy necesario lograr acuerdos con la oposición para prolongarse por ocho años más?

—Yo diría, como en ese viejo dicho que se le atribuye a Julio César, “cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente”. Hoy día el Gobierno está recién comenzando, y lo que interpreto que está haciendo el Presidente es colocar una agenda en los temas más importantes y prioritarios. Y bueno, si va avanzando, logrando acuerdos y sacando adelante su agenda, evidentemente va avanzando en un camino fructífero. Pero yo no proyectaría las cosas hoy día en la lógica electoral.

—¿No está en riesgo la identidad de la derecha por negociar mucho con la izquierda?

—Desde el minuto en que tú colocas la agenda temática, y además le das el contenido, lejos de desperfilarte, lo que estás haciendo es ir construyendo y afirmando una identidad dentro del país y estás además abriendo espacio para que esa identidad tenga mayor presencia. Lo importante de esto es (tener) un sentido de realidad de los votos con los que uno cuenta en el Congreso.

—Chile Vamos es minoría en ambas cámaras, ¿a qué pueden aspirar?

—Uno puede aspirar, dentro de un sentido de realidad, el poner temas como la seguridad, la infancia. Lejos de desperfilar ayuda. Lamentablemente, gobernar significa administrar la realidad, y no los ideales. Entonces yo creo que en ese sentido el poner una agenda como la que está poniendo el Presidente, y el buscar acuerdos alrededor de esa agenda, te perfila dentro de lo posible, dentro de lo que es real. Y no tiene mucho sentido comparar eso con alternativas ideales que solo existen en el papel.

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Es importante que el Gobierno no se entrampe en discusiones menores”.

Salvo la salida de libreto del ministro José Ramón Valente, a juicio del académico de la UDP Hugo Eduardo Herrera, el arranque del gobierno “ha sido ordenado”.

—¿Qué aciertos y desaciertos destacaría?

—Se están conformando equipos que tienen más experiencia que la vez pasada y, a diferencia de 2010, los temas políticos sí son sentidos y estimados por el nuevo gobierno en su peso. El llamado a una segunda transición y a levantar grandes acuerdos sobre asuntos prioritarios permiten enmarcar la discusión dentro de un clima republicano de respeto y con una mirada política o de interés general. Es importante que más allá de las medidas y declaraciones, el Gobierno mantenga el comando de la discusión pública y marque la agenda, conservando el rumbo de los debates, a fin de que no se entrampe en discusiones menores o descalificaciones baratas.

—¿Y por qué no aprovechar el desbande del bacheletismo?

—El final destartalado de la presidencia de Bachelet, sus magros resultados, los escándalos que rodearon a la familia de la ex Presidenta, la frivolidad con la que muchas veces se operó respecto de los gobernados, no puede ser ya tema político y queda, más bien, para la triste anécdota. Es pasado. La propuesta de un acuerdo en temas fundamentales, que aquel gobierno fue incapaz de solucionar, pero que conectan con las pulsiones y anhelos populares más sentidos, es un paso que evidencia madurez política.

—¿No hay contradicción entre un Blumel que habla de “construir un segundo piso a partir del primero ya construido” y un Valente que acusa al gobierno anterior de “haberles mentido a los chilenos”?

—Sin perjuicio que lo del déficit es escandaloso, creo que haría bien el gobierno en ordenar correctamente a sus ministros. Valente sabe de asuntos económicos, pero sus competencias políticas son mucho más discretas. Entonces, quienes han de encarnar el discurso más político deben ser los más diestros en esas áreas, el Presidente y los ministros políticos.

—¿Hay una estrategia de La Moneda de no hostigar a la oposición para facilitar acuerdos políticos?

No sé si haya una estrategia especialmente diseñada. Lo más correcto en este momento inicial es marcar la cancha. Con la oposición hay todavía posibles puntos importantes de acuerdo. Hay que tratar de llevar adelante esos acuerdos. Si se oponen, entonces se les podrá criticar por mera tozudez. Si se suman, se discutirá sobre lo que sea punto de desacuerdo. Pero no me parece una buena manera de operar el salir a golpear de antemano.

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Fue en una columna de El Mercurio donde el académico Gonzalo Rojas habló de los “costos” que tendría el gobierno de Sebastián Piñera en la búsqueda de acuerdos con la oposición. En esta entrevista, profundiza el daño que podría haber.

—En el plano político, ¿se corre el riesgo de que la derecha pierda su identidad cediendo ante la izquierda?

—El centro político, al que el Presidente Piñera adhiere, ha logrado correr los límites y arrastrar a parte de la antigua derecha hacia posiciones de izquierda en lo moral y en lo cultural. La verdadera derecha, José A. Kast, no ha sufrido esa pérdida de identidad.

—¿Existe el riesgo de que la izquierda logre instalar sus temas bajo la condición de prestar su apoyo a las materias importantes para el gobierno?

—Existe. Cuando las izquierdas no pueden usar ni aplanadoras ni retroexcavadoras, usan gas paralizante.

—¿Quién arriesga ceder más en la negociación por la agenda legislativa? ¿El Gobierno o la oposición?

—El Gobierno mucho más, porque la ciudadanía espera que se corrijan tantos desastres del bacheletismo II. ¿O los que votaron por Piñera sólo lo hicieron para que mejoren las expectativas, una especie de mágica transformación nacional sin expresión en las leyes y en los decretos?

—¿Cuál es el peor costo que podría sufrir el gobierno? ¿No prolongarse por ocho años?

—Dejar que en materias culturales y morales la sociedad chilena siga hundiéndose en la mediocridad y en el desvarío.

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