“No debe convertirse al Ministerio de Relaciones Exteriores ni a las embajadas en una torta a repartir”, advierte el diputado Issa Kort (UDI), secretario general de su partido, quien debe velar para que éste quede bien representado en los diversos cargos disponibles del gobierno que se inicia.

Porque las misiones diplomáticas en el exterior son un codiciado botín político de los partidos una vez repartidos ministerios, subsecretarías y puestos de primera línea en el Estado.

En teoría, son 70 embajadas, 9 representaciones ante organismos multilaterales y el consulado general en Bolivia —todas de nombramiento presidencial—, pero en la práctica se reducen a una veintena, porque ésa es la proporción de “embajadores políticos”, para cumplir la promesa piñerista de dar preeminencia (en torno al 80%) a los profesionales del servicio exterior.

Eso es lo que espera que se cumpla Marta Bonet, presidenta de la Asociación de Diplomáticos de Carrera (Adica), quien afirma que, “más allá de los listados que puedan confeccionar los partidos políticos, confiamos en que el nuevo gobierno no destine los cupos diplomáticos para pagar favores ni convertir a la Cancillería en un premio de consuelo para los parlamentarios no reelectos”.

La funcionaria apunta a la tradición de que una cuota de las embajadas —sobre todo latinoamericanas— se entregue a candidatos al Congreso derrotados. Entre esos aspirantes hoy disponibles en los partidos se mencionan a la ex senadora de Amplitud Lily Pérez y los ex diputados Germán Becker (RN) y Rojo Edwards (Ind.). No postuló en la última elección, pero también el ex diputado Alberto Cardemil estaría a la expectativa.

Otros “candidatos” con una alta posibilidad de asumir una misión en el exterior son los que trabajaron en el capítulo de política exterior del programa de gobierno de Piñera, donde sobresalen diplomáticos experimentados como Octavio Errázuriz y el jurista Hernán Salinas, actual asesor en el juicio en La Haya, además del ex embajador Sergio Romero. A ellos se suman los nombres de Milenko Skoknic y de James Sinclair, quien fuera jefe de protocolo de Piñera.

El senador RN Francisco Chahuán advierte que “hay embajadas como la de Estados Unidos y Argentina donde es relevante tener un embajador político”, algo que reafirma el ex embajador Fabio Vio, para quien “tiene que haber una cuota de embajadores políticos, porque eso está en la idiosincrasia de Chile”.

Para esas plazas hay interesados también entre ex colaboradores de su anterior gobierno y amigos del Presidente Piñera. Es el caso de Pedro Pablo Díaz, padre de la hoy jefa de gabinete presidencial Magdalena Díaz, que fue embajador en Australia y ahora se lo menciona para la Santa Sede. También ha trascendido el nombre del ex ministro de Interior y de Defensa del primer gobierno piñerista, Rodrigo Hinzpeter, para la estratégica representación en Washington.

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Piñerista resistida

La ex senadora de Amplitud Lily Pérez apoyó activamente a Piñera pero crea anticuerpos en partidos de Chile Vamos. Profesa la religión judía y podría ir a Israel.

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Renuncia de Miguel Otero en Argentina

2010: Embajador duró dos meses

En su primer gobierno, Sebastián Piñera partió nombrando diez embajadores políticos, la mitad ex parlamentarios, pero uno de ellos, el ex senador RN Miguel Otero, quien asumió en Argentina, sólo duró dos meses. El abogado declaró en entrevista al diario Clarín de Buenos Aires, el 6 de junio del 2010, que “la mayor parte de Chile no sintió la dictadura de Pinochet”, dichos que provocaron tal revuelo político en ambos países que precipitaron su renuncia dos días después.

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