“Jamás he recibido ni recibiré compensación. No tengo ninguna relación con la Corporación Amigos de Panguipulli”.

Corre el viento puelche y Vito Capraro (54) mira desde el ventanal de su casa al lago Panguipulli y al volcán Villarrica. “Cuando contemplo el lago veo esperanza”, comenta por teléfono. El médico de la U. de Chile, especialista en medicina familiar en la U. Austral, vive hace 24 años en la localidad de la Región de Los Ríos.

Su casa de estilo moderno está a dos kilómetros y medio del complejo “Bahía Panguipulli”, proyecto por el cual el pasado 2 de febrero presentó una denuncia contra la Inmobiliaria Panguipulli y Ambienta, titulares de esa iniciativa, ante la Superintendencia de Medio Ambiente de la XIV Región.

Nacido en Santiago, en 1990 hizo su estadía en medicina rural en Panguipulli, que cautivó a este padre de 5 hijos (de entre 24 y 14 años), casado con la dentista Alejandra Matulic y abuelo de José Antonio (un año y medio). “No queríamos la vida de ciudad”, enfatiza.

Hace quince años que Capraro fundó el Frente Ambientalista de Panguipulli (FAP) y junto al Parlamento de Coz Coz (comunidad mapuche) se opuso a los proyectos hidroeléctricos de SN Power (2000), Endesa (2017) y Colbún en Los Ríos (suspendieron los dos primeros y el último está evaluándose). Además, en 2017 lograron que la Corte de Apelaciones de Valdivia decretara una prohibición a la sanitaria Essal para seguir contaminando el lago. “No tenemos intereses creados, nunca hemos intervenido política ni económicamente”, asegura.

“No podemos frenarlo”

“Aquí nunca vi un complejo urbano tan grande como éste”, critica Capraro. Y anticipa: “Bahía está, no podemos frenarlo, pero queremos regularlo”.

El médico sostiene que la inmobiliaria no realizó un estudio previo de impacto ambiental. “Hicieron muchos caminos, ciclovías y tendido eléctrico. Deforestaron un buen sector talando árboles nativos, deterioraron un gran humedal completo y no se sabe qué uso tendrá el agua”, alega. “A través de una ordenanza municipal esperamos una regulación del uso de lanchas y del cuidado de los humedales”. Y en lo personal, puntualiza: “No tengo ni lanchas, ni motos de agua, apenas un windsurf para disfrutar el lago”.

—En “Bahía Panguipulli” cada sitio contará con agua potable propia, pero una interrogante suya es si será afectada la comuna.

—El proyecto contempla agua potable para más de 150 casas, que además del consumo humano se destinara a áreas verdes y a una cancha de golf. Los sistemas de Agua Potable Rural (APR) para Panguipulli en el verano ven muy disminuidos sus caudales. Las napas profundas están conectadas, y eso nos preocupa; quién sabe si la extracción de grandes volúmenes de agua de “Bahía” traiga una disminución aun mayor del caudal de los APR. Esto lo veremos con la DGA.

—¿Claudio Cordero, de Ambienta, lo llamó luego de que usted presentó la denuncia?

—Sí, quería que nos reuniéramos, pero no lo hice. Me habló de las bondades del proyecto, me ofreció semáforos para la bajada de Chauquén, lo que necesitáramos en salud, el oro y el moro. Uno no puede vender su medio ambiente por dos chauchas, porque nunca más lo recuperas. También me dijo que se contactó con la Dirección de Obras. Si “Bahía Panguipulli” dice que tiene todo en regla, él no tendría nada que temer.

Por la mañana, Capraro atiende en el Centro de Salud Familiar de Panguipulli, y en las tardes, en su consulta. Por lo mismo, conoce “a casi todo el pueblo”. Entre sus pacientes figuran los empresarios Nicolás Ibáñez, Aníbal Montero y Griseldis Burose, casada con Sven von Appen.

—Varios importantes empresarios están apoyando esta denuncia. ¿Usted podría obtener alguna retribución económica de ellos?

—Jamás he recibido ni recibiré una compensación de nada. No tengo ninguna relación con la Corporación Amigos de Panguipulli, salvo que pertenezco a la Casona de la Cultura. Conozco a Nicolás (Ibáñez) y Aníbal Montero, porque son mis pacientes, nos encontramos en el café de la Casona y hemos conversado del proyecto. Ellos saben que no iré más allá de la sustentabilidad de mi comuna.

—Paul Fontaine afirmó que “sería sano y ético” que su agrupación “predique con el ejemplo”.

—Yo le doy sustentabilidad a nuestra casa, tenemos cables subterráneos, reciclamos las aguas servidas en un estanque con lombrices y usamos esa agua para regadío. Todo ayuda a Panguipulli.

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“Mi empresa se llama Ambienta, precisamente porque trabajamos para que nuestros proyectos sean armónicos con el medio en que están insertos y que nuestros clientes mejoren en ellos su calidad de vida”, dice Claudio Cordero, el principal gestor de Bahía Panguipulli.

Este ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile, padre de tres hijos, a uno de los cuales ha acompañado en su afición por las carreras de autos deportivos, derivó en empresario inmobiliario. De hecho, ha desarrollado proyectos de edificios de departamentos a orillas del lago Villarrica y en Santiago.

Asegura que en ninguno de sus proyectos previos ha tenido entredichos ambientales, “ya que somos respetuosos del medio y de las leyes vigentes”.

Cordero asegura que Bahía Panguipulli no es la excepción, y que de hecho cuentan con el permiso de parcelación que les dio el Servicio Agrícola y Ganadero, con un plan de manejo forestal autorizado por Conaf, con permiso para la instalación de muelles de la Capitanía de Puerto de la Armada, y para el camino de acceso otorgado por el Ministerio de Obras Públicas.

Además, desmiente al denunciante (Vito Capraro) sobre el número de viviendas que se instalarán en el predio, asegurando que por el momento sólo cuentan con 13 permisos de construcción otorgados por la Dirección de Obras de la Municipalidad de Panguipulli y no más de 150, como cree el doctor.

—¿Qué medidas de mitigación de impacto ambiental comprende el proyecto Bahía Panguipulli?

—Nuestra parcelación contamina cero el lago. Está establecido que si se construye una casa en un sitio, debe tener su propia planta de tratamiento de aguas servidas, y que toda la canalización de luz debe ser subterránea . Además, todos los caminos interiores son asfaltados para evitar el polvo en suspensión.

—El denunciante los acusa de haber dañado un humedal y de acaparar el agua para regar una cancha de golf.

—Eso no es cierto. No hay ningún humedal en nuestro terreno, y existe una zona de protección del borde costero en la que está prohibido construir . La cancha de golf es una idea para la última etapa y no está dentro de los trabajos que estamos ejecutando hoy.

—También dice que se ha desforestado para desarrollar el proyecto.

—No es así, muy por el contrario. Hoy tenemos la idea de plantar muchos más árboles y cuidar los existentes .

—¿Se han encontrado restos arqueológicos en Bahía Panguipulli?

—Sí, se hallaron algunas piezas arqueológicas y se pusieron en manos del Consejo de Monumentos Nacionales.

—¿Alguna comunidad indígena ha manifestado oposición al proyecto?

—No que yo sepa .

—¿Es efectivo que llamó a Vito Capraro para ofrecerle colaboración?

—Quería confirmar si había una denuncia, teníamos solo trascendidos, y quería entender sus motivos.

—¿Ha contratado a algún abogado para entenderse con los opositores a Bahía Panguipulli?

—Todos los proyectos tienen que tener una asesoría legal. En este nos asesora el estudio Cubillos Evans.

Paul Fontaine dijo en una carta a El Mercurio que los detractores del proyecto contaminan el lago.

—Mi impresión es que los vecinos ribereños son cuidadosos del lago. Si sé, de acuerdo a información aparecida en la prensa, que el sistema de alcantarillado del pueblo en algunas oportunidades ha colapsado y aparentemente se ha contaminado el lago producto de este colapso.

—¿Advierte un doble estándar entre los detractores de su proyecto?

—Hay que ser cuidadosos en no querer que las leyes funcionen de una determinada forma en la vida empresarial y de otra en el lugar de veraneo propio.

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