León Vial (65) tenía un mal recuerdo. Seis días antes del hecho esencial del directorio de La Polar que el 9 de junio de 2011 reveló “prácticas no autorizadas”, Larraín Vial colocó US$100 millones en efectos de comercio.

Esos papeles eran del BCI, pero Vial vio en ellos una oportunidad, los compró y llamó a sus amigos del Consorcio y de Penta y se los ofreció como un gran negocio. Cada uno se hizo de un tercio y el tercero la corredora se lo vendió a sus clientes.

Con la debacle bajaron su valor en un 60%, Fernando Larraín y León Vial, los socios de Larraín Vial, se metieron la mano al bolsillo y pagaron la diferencia a los clientes perjudicados. Si lo hicieron en partes iguales, a cada uno la pasada le habría costado unos US$9,9 millones.

Otro en su lugar habría cerrado la puerta por fuera. Por más barata que estuviera la acción o que los bonos a 100 años convertibles en acciones se transaran en casi nada.

La Polar le trajo demasiados problemas: pocos días antes de descubrirse el fraude, Larraín Vial recomendó el papel, lo que le costó la furia de la AFP Habitat y su gerente general que enmarcó el consejo y lo colgó en su oficina.

León Vial, en cambio, volvió a involucrarse. A su manera: para controlar la compañía. El pasado 24 de enero informó a la Bolsa de Comercio que, con un nuevo canje de bonos, llegó al 26,97% de la propiedad, convirtiéndose en el controlador.

Súper involucrado:

comités y directorios

No se puede saber en qué momento empezó a comprar bonos. Pudo ser bastante antes de 2015 cuando comenzó a hacerse de acciones a precios que, según la revista Capital, se movieron entre $14 y $39. Hoy está a $67.

Dicen que esperó a que la cadena mostrara utilidades para entrar al directorio. Y como eso ocurrió en 2016, con flamantes $2.451 millones en azul, en abril de 2017 se presentó como candidato en la junta de accionistas. “No podía fracasar dos veces”, reconoce uno de sus cercanos.

Desde entonces ha estado súper involucrado. Todos los miércoles asiste al comité de retail con ejecutivos de distintas áreas (desde compras a ubicación de tiendas). Y tres jueves al mes participa en un directorio, el de la tarjeta de crédito, el de retail, y el tradicional de la empresa.

Su hijo Manuel José Vial Claro, abogado de la U. de Los Andes, 33 años, no sólo fue nombrado vicepresidente del directorio. Tiene rango ejecutivo, un sueldo más alto, acorde a su mayor dedicación (que no es exclusiva), aprobado por la junta de accionistas.

¿Vender La Polar?

“León tiene muchos hijos”

Fue una decisión de León Vial poner a su hijo en ese cargo. El segundo de su prole ya ocupa la presidencia de CIC y es director suplente de Embonor. Y durante siete años fue gerente general de la Inmobiliaria Club de Campo —donde Vial era socio junto a su amigo Julio Ponce, el controlador de SQM— que, al cerrar la venta del último paño que le quedaba a FFV (Eduardo Fernández León, el mismo Vial, José Antonio Garcés, entre otros) y la familia Nahmías, dejó de operar a fines de diciembre.

Al interior de La Polar se dice que “la gestión de 2017 es de León y Manuel José”. Aunque ese ejercicio no será tan bueno como 2016, ya que a septiembre la cadena mostró pérdidas por $416 millones.

“No son operadores de retail, vienen del sector financiero y están racionalizando costos. La Polar no cumplió la meta de llegar, en 2014, a una venta de 10 UF por m2. El año pasado estaba en 6, 2 UF/m2. No pueden hacer economías de escala con 38 locales”, afirma Guillermo Araya, gerente de estudios de Renta4. También observa una falta de foco: “las tiendas de La Polar no parecen orientadas a un segmento y la publicidad es muy aspiracional”.

Cree que la apuesta de Vial es que alguien le compre. Un cercano lo pone en duda. “León tiene muchos hijos e irá incorporándolos a sus empresas”. Son seis hombres y una mujer, desde 21 a 35 años. El mayor León Vial Claro (35) es director de Larraín Vial.

De junior a dueño

de US$1.000 millones

Hombre forjado en la bolsa, a los 22 años llegó a trabajar de junior de Larraín Vial, y terminó como el segundo mayor accionista con el 38%.

Así es él: si entra a un negocio es para ser el primero o segundo. Lo hizo en La Polar, en CIC, donde posee un 44,43%, y lo sigue José Yuraszeck ( 39,93%), el amigo al que invitó a entrar en 1999. En Blanco y Negro, la concesionaria de Colo Colo, está casi equiparado con Aníbal Mosa. Vial tendría más de un 20% y Mosa un 29%. La transparencia no es el fuerte de esta concesionaria, donde sólo aparecen corredoras como accionistas. Ni los buenos modales. “Mosa y Vial: se van o los matamos”, se leía en un lienzo gigante el viernes pasado en el Estado Nacional en el partido contra Wanderers. Mosa se querelló; Vial está fuera de Chile de vacaciones.

Con un patrimonio cercano a los US$1.000 millones, según quienes lo conocen, puede meterse en problemas sin necesidad.

Llevó al Club Social y Deportivo Colo Colo a un arbitraje por el acuerdo con Aníbal Mosa para apoyarlo con su voto para ser presidente de Blanco y Negro. La Superintendencia de Valores lo multó con US$20 millones por el caso Cascadas y recurrió al Tribunal Constitucional para que le rebajen la sanción como ocurrió con Roberto Guzmán Lyon. Lo mismo pretende en la Corte de Apelaciones, aunque con otros argumentos, por la multa de $352 millones que la Superintendencia de Electricidad y Combustibles le cursó al Centro de Ski La Parva, donde tiene el 92%, por el derrame de parafina ocurrido en mayo.

Apuesta a negocios que han sido deficitarios la mayoría del tiempo. Blanco y Negro, a cuyo directorio ingresó en 2011, anotó utilidades los primeros cuatro años y de 2010 en adelante han sido pérdidas (excepto un modesto 2014 en azul).

En CIC esperó 16 años para recibir dividendos, cosa que ocurrió en 2013, porque la empresa arrastraba una deuda de $23 mil millones. Y en La Polar está por verse.

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