A mis 34 años, soy súper creyente. Creo en Dios, y tengo un guía espiritual”.

Ignacia Baeza vuelve a Mega, para remover las cosas en “Perdona Nuestros Pecados”. La actriz interpretará a una enfermera de la Cruz Roja quien tiene un “flechazo” con el protagonista de la teleserie, el padre Reynaldo. Baeza cuenta que está acostumbrada a los roles intensos, “que llora y sufre”.

Aunque en su adolescencia fue un poco más “oscura y rebelde”, y sufrió de anorexia durante un período, hoy dice ser alegre y que está siempre riendo. De hecho, se considera una persona bastante graciosa. Por eso, le encantaría algún día probar haciendo comedia, pero cuenta, entre risas, que sólo la llaman para roles dramáticos.

—¿Te atraen esos personajes, o solamente te han llegado por casualidad?

—Me atraen harto. No es que se me haga fácil, pero soy intensa, entonces lo logro llevar bien. Pero me ha tocado, la verdad; es lo que me ha tocado hacer. Me encantaría hacer comedia, es mi sueño. Y no sé por qué me llaman, me considero una persona bastante graciosa. Creo que ya me encajonaron en la actriz que llora, que sufre. Pero me encantaría hacer comedia.

—¿Cuál es tu lado más lúdico?

—Soy bien lúdica. En mi grupo de amigos soy, no el payaso, pero me considero divertida, tengo un humor un poco negro, soy rápida. Entonces, siempre estoy en la espera, si me tiran un buen pase, yo lo agarro, de todas maneras. Me gusta el humor, soy una persona que me río, me carga la gente amargada. Con mis buenos amigos, me río y es lo mejor que me puede pasar.

—¿Y eso siempre ha sido así?

—De siempre. Era la niña pintamonos en mi casa. En el colegio no tanto, porque fui más rebelde. Me gustaba ser más seria, me portaba pésimo, me echaron miles de veces. Era más oscura.

—¿Frente a qué te rebelabas?

—Creo que la adolescencia a mí me pegó fuerte. Es tan personal, creo que hay adolescentes que llevan bien su adolescencia, yo me fui por el lado más oscuro, y no sé poh, tuve anorexia, era buena para el carrete, odiaba a mi familia. Mucho de decir ‘te odio'. Hasta que uno crece y se da cuenta que ¡pobres papás! Yo soy mamá, entonces digo ‘me van a sacar canas verdes'. Porque yo fui insoportable. Pero fue un período, no lo hice de mala ni nada.

—¿Ese período cuánto duró?

—Para mí los 15 años fueron súper difíciles. Entre los 15 y 16. Me enfermé, me mejoré, era insegura, el colegio, los amigos, te empiezan a gustar los chiquillos, la familia. Pasaron muchas cosas, y creo que soy súper sensible, y me afectó todo. Me afectó la vida (ríe). Hay gente que sabe llevar esas cosas mejor. Yo no soy tan buena.

—Apareciste cantando con la actriz María José Illanes en Instagram. ¿Es un talento oculto?

—Sí, con la Jose somos súper amigas y somos vecinas hace tiempo. Cantar es un sueño que lo tengo guardadito, y digo ‘¿por qué no lo exploto?'. Y creo que ahí hay un talento, humildemente. Canto de patuda, con amigos, en mi casa, en el auto, en la ducha. Y claro, yo le pido a la Jose, ‘ya poh, juntémonos', y nos quedamos hasta las tres de la mañana tocando y cantando las dos.

—Estuviste en un colegio de monjas, ¿cómo es tu relación con la religión?

—Hoy, a mis 34 años, soy súper creyente. Creo en Dios, y tengo un guía espiritual. Con mis niños rezamos todas las noches, pero cantando. Cantamos mantras, tenemos nuestro altar.

—¿Qué haces cuando no estás trabajando?

—Tengo mellizos que van a cumplir cuatro años, dos hombres. Son mi vida, lo más importante. Entonces si no estoy trabajando, son ellos, mi ciento por ciento. Ahora compré los derechos para una obra de teatro llamada Tribu, estoy ensayando y estreno el 2 de mayo en la Católica. Pero claro, si no estoy trabajando, son mis niños. Cuido mucho a mi familia.

—¿Logras desconectarte entonces?

—Sí, no soy una actriz que está siempre pensando en la actuación. Puede ser malo o bueno, no sé, pero logro ajustar. Soy muy amante de mi vida también, de lo que hago, de lo que he formado. Mis hijos entraron a romper todo. Es imposible que mi cabeza o corazón esté en otra parte.

LEER MÁS
 
Más Información