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Me hacía

sentido trabajar sobre un símbolo importante para la comunidad católica y transmitir mi visión desde lo humano”.

Jorge Artus

“He podido

expresar la voz de esta parte de los pueblos que tienen un sentir y una concepción de la vida”.

Roberto Mamani

Al final el

arte es entregar un regalo y, en el fondo algo que alegra, que llega a todos”.

Maya De Rodt

No importó si eran creyentes o no. Los artistas que aceptaron la invitación para pintar las tres cruces —de 7 metros de alto hechas de fibra de vidrio— que el Papa Francisco vio la tarde de ayer en el Santuario del Padre Hurtado, se caracterizan por su diversidad. Entre ellos el mapuche Eduardo Rapimán; Roberto Mamani, destacado artista boliviano que pertenece a la etnia aymara; Gerardo Zenteno, iconógrafo bizantino con obras en el Vaticano y Jerusalén, además de capillas en Providencia y el Verbo Divino; Jorge Artus, primer niño símbolo de la Teletón, que pinta con su boca; Hernán Valdovinos, quien estudió arte en Florencia; y Maya de Rodt, diseñadora gráfica que incursiona en el arte.

“Estas son las únicas cruces pintadas de todo el mundo. Se hizo una primera etapa, en 2015, con las últimas siete palabras de Cristo en la cruz, que se encuentran en el Santuario de la Inmaculada Concepción, en el Cerro San Cristóbal”, explica el productor de la iniciativa, José Ortiz. En esta segunda versión, se escogieron seis artistas para pintar —cada uno en su particular estilo y con total libertad—, las caras de las tres cruces y que representan las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.

Jesús y Violeta Parra

Los artistas encargados de la Cruz de la Fe fueron Hernán Valdovinos y Jorge Artus, quienes espontáneamente decidieron plasmar dos rostros, uno en cada lado. “Mi cruz es la del Jesús con los ojos grandes. Está en blanco y negro, y lo único que está en color es el iris y una espina clavada cerca de un ojo. La propuesta es incentivar la fe pero no como una mera creencia: es una experiencia, algo que uno experimenta y que tiene un poder transformador”, dice Valdovinos, quien se declara católico.

Al otro lado, Artus —quien dice tener una formación jesuita— se decidió por el rostro de Violeta Parra. “Siento que la fe no tiene género así que pinté el rostro de una mujer. El de Violeta Parra representa gran parte de nuestros valores culturales e identidad”, explica. “Me hacía mucho sentido poder tener la oportunidad de trabajar sobre símbolo un importante para la comunidad católica cristiana como es la cruz y transmitir mi visión desde lo humano”, añade.

Arte mapuche y bizantino

Combinar el arte bizantino con el mapuche fue uno de los desafíos de la pareja de artistas que debió trabajar en la Cruz de la Esperanza. “Representar la idea de la esperanza respecto de nuestro territorio, La Araucanía. Como artista mapuche me pareció justo dar una visión respecto de lo que es la esperanza y la vida, e incorporarlo en el imaginario del mundo cristiano”, asegura Rapiman, quien estudió en Alemania y define su arte como “surrealismo y pintura poética”. Por eso, explica, trabajó la idea de “un Cristo que emerge en la vida como una flor, que tiene en su mano el diálogo con una criatura más sencilla, que es el colibrí”.

Opuesto a Rapiman, el iconógrafo del Arzobispado Ortodoxo de Chile, Gerardo Zenteno, decidió plasmar un relato de la resurrección de Cristo del evangelio apócrifo de Nicodemo. “Se trata de que cuando Cristo muere, desciende a los infiernos y resucitan Adán y Eva”, explica.

La Caridad y sus colores

“Soy aymara y primero pregunté si tenía la libertad de plasmar mi arte. Cuando me dijeron que sí, me pareció importante y acepté. He podido expresar la voz de esta parte de los pueblos que tienen un sentir y una concepción de la vida”, cuenta Roberto Mamani, artista boliviano y quien viajó a Chile exclusivamente para esta ocasión, y cuyas obras coloridas lo han destacado tanto en su país como en el extranjero.

En su cruz, Mamani plasmó los tres niveles de la cosmovisión andina, el mundo de arriba, el mundo terrenal y el mundo de abajo. “Todo eso hace una armonía que nosotros vemos el mundo, la reciprocidad, conceptos y principios de convivencia entre todos”, explica.

La diseñadora gráfica, Maya De Rodt, en tanto, asegura que “fue muy bueno trabajar con Mamani porque él maneja una paleta de colores muy parecida a la mía. Yo quise expresar la Caridad a través de Jesús, Hacia abajo, los colores tierra y a medida que va subiendo los colores más puros”, explica. “La visita del Papa es importante no solo para los católicos. Es una persona de sabiduría y un peso importante, entonces trabajar para él es un honor”, dice.

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