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Muchos poblados del Valle del Aconcagua semejan salones territoriales.

Lugares acogedores que en medio de una región plagada de intrincados caminos alternativos llaman a la calma al viajero. A su plaza le invitan a descansar y, sobre todo, a decidir hacia dónde continuar el viaje. Sin embargo, San Esteban lo retiene. Es que la visión desde su plaza detalla un parque, una antigua mansión en ruinas, el frontis de un templo del siglo XIX y, sobre todo, la imagen de San Esteban, el patrono de los amnésicos… ¿cómo no recorrer un lugar tan sugerente?

La parroquia San Esteban Protomártir, de Aconcagua Arriba, fundada en 1861, en realidad e insólitamente en estos campos de uvas y duraznos, celebra al primer diácono elegido por los apóstoles de Jesús para encargarse de los temas administrativos de la naciente Iglesia. Su noticia más trágica es que fue el primer mártir cristiano. Menos insólito es que también es patrono de los toneleros… y este es un lugar de viñas. Primero hubo una fundación desde lo religioso, pues el pueblo creció alrededor del templo, y 37 años después un acto republicano lo nombró villa en octubre de 1898.

La plaza no deja de lanzar mensajes. Sobre el tocón de una conífera cortada hace una treintena de años, está esculpido el volumen de un puma; recuerdo de un tiempo en que el territorio era cordillerano y peligroso. Es viernes en la mañana y se ve muy poca gente. Seguro que todos andan en las labores que demandan los parronales y nogales, pues la base económica del poblado está en el trabajo de la fruta. Vid de mesa, algunas viníferas, duraznos frescos y otros para conservas; aunque se adivina que no todo es trabajo, pues en las esquinas muchos carteles anuncian torneos de fútbol y también de rayuela y brisca.

El centro de San Esteban es decidor de lo que es un lugar constituido.

Alrededor de la plaza está casi todo el equipamiento urbano: la Municipalidad, Biblioteca, Correos, Carabineros, Iglesia, Bomberos, Liceo, Gimnasio, Registro Civil… en fin, una riqueza cívica y administrativa que sin dudas se debe a la generosidad de su economía agrícola. Se sabe que sus suelos, por aptitud biológica y de riego, son los mejores de Chile.

Sus espacios agrícolas, encomendados ya desde el siglo XVI, devinieron en grandes haciendas que durante el siglo XIX hacían la prosperidad del Chile Central. En 1896 la hacienda La Ermita, de Francisco Zamora; San Regis, de Rodolfo Hurtado; San Miguel y Lo Calvo, de la familia Espíndola —y, sobre todo, la gran cantidad de inquilinos que ellos tenían— aconsejaron la creación del pueblo.

Termas y canchas de esquí

El poblado, más que sobre una planta urbana reglamentada se alzó sobre la continuidad y el cruce de caminos que comunicaban Los Andes con San Felipe, además de los antiguos fundos con sus casas patronales. Así, hoy, más que barrios urbanos, la comuna de San Esteban está hecha de “sectores” como La Ermita, San Regis, Lo Calvo, Campos de Ahumada, San Francisco, La Florida, Las Juntas. Sólo ‘Cariño botado' presenta una fisonomía de centro poblado, pues tiene viviendas en contigüidad, comercio y equipamiento urbano. Al fin, es una comuna muy grande: de llanos, canales y cordillera.

Los carteles indicativos nacidos desde sus calles, prometen más destinos: Las Vizcachas, Los Manueles, San Francisco, El Carrizo, Foncea, Baños del Corazón. El mismo camino que lleva a este último conduce a ‘Cariño botado', quizás el único poblado en que se persisten bellos ejemplos de arquitectura vernácula y que también tiene una candorosa leyenda que explica su nombre.

Al fin, San Esteban es la puerta de entrada para destinos de excursionistas y montañistas pues franquea el paso a los cajones de San Francisco, el río Colorado y los Campos de Ahumada; las canchas de esquí El Arpa, sobre laderas naturales, y los Baños de El Barro, ya cordilleranos.

Mientras tanto, atrapados en la plaza, nos siguen contando anécdotas de la actriz Valentina Vargas, el político Nelson Ávila; y también nos hablan de la chicha Zelaya y los asados de cerdo. Todas cosas tan entretenidas que no se olvidan gracias a San Esteban, patrono de los amnésicos.

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01. La iglesia de San Esteban.

02. Frontis de la municipalidad.

03. Fuente en la plaza.

04. Patio de los arcángeles en la parroquia.

05. El puma guardián en la plaza.

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