Carolina Varleta hace un año asumió dos nuevas etapas en su vida. Quedó embarazada de su primera hija, quien hoy tiene seis meses de vida, y dejó la actuación por un tiempo para asumir el rol de conductora en la radio FM2. “Ha sido una montaña rusa”, cuenta entre risas.

La maternidad, era algo que, como ella dice, estaba buscando hace mucho tiempo. Y con todas las dificultades que conlleva ser madre por primera vez y trabajar, a la actriz le gusta enfrentar esos desafíos: “Creo que la vida no es para quedarse pegado en ese lugar de confort”. Eso, cuenta, lo aprendió de su madre y de la actuación.

Todavía no tiene un proyecto concreto, pero dice confiar en que volverá a la actuación. De hecho, sigue contratada en Canal 13, pero por ahora está “en la banca”.

—¿Extrañas la actuación?

—Estoy en Canal 13 contratada, pero claro, quedé embarazada. Y después vino el posnatal, y no pude estar en algunas cosas de “Soltera otra vez”. Pero se portaron súper bien en el canal, me respetaron el posnatal, cosa que no siempre pasa. Me mantengo en Canal 13 hasta abril, en la banca, como le digo yo. Me han ofrecido algunas cosas, pero era cuando mi hija tenía recién cuatro meses. Era un proyecto muy entretenido, pero de todo corazón dije ‘no muchas gracias, porque ahora mi rol es ser mamá'.

—¿Cuánto te ha cambiado la maternidad?

—Es una montaña rusa. Heavy como cambia el cuerpo, hay heridas de guerra. Ya todo cambió, si hay un ser vivo, esta cosita chica, que depende ciento por ciento de ti. Frágil y potente a la vez. Yo estoy feliz, veo el prisma de la vida con otra perspectiva. Me siento una mujer mucho más completa y es algo que quería vivir hace mucho tiempo. Hace un rato me venía escuchando que me quería enfocar en la familia, en formar mi núcleo. Y se cumplió.

—Un poco antes de ser madre, hablabas que estabas más empoderada. ¿Te sigues sintiendo así?

—Sí, la maternidad llega justo en un momento donde me siento más preparada como mujer. Creo que la vida no es para quedarse pegado en ese lugar de confort. Y ponerme a prueba, y pasar mis miedos. Pasé varias situaciones, de enfrentar ciertos temores, y decir no, y creérsela y salir de ahí. No soy mucho de contar las cosas en específico, prefiero mil veces compartirlo con mi gente y listo. He pasado situaciones muy difíciles, pero lo más importante, es que vas evolucionando.

—Pero en general, ¿con qué tienen que ver tus miedos?

—Con todo. Obviamente uno tiene inseguridades que no las muestra. Pero como alguien me dijo por ahí ‘confía, confía'. Y esa es una palabra clave. Confiar no me cuesta tanto. Mantengo esa cosa de niña. No me quedo pegada en el miedo y no me paraliza. Al contrario, me moviliza. Y eso me gusta, porque yo pintaba para ser alguien demasiado miedosa en la vida, súper frágil, y no, fui lo contrario. Como que me sorprendo, me enorgullece.

—Ya estar arriba de un escenario es un desafío grande.

—Sí. Yo era muy tímida, muy tímida. En el colegio me decían ‘Carola' y yo me ponía roja. El teatro me ayudó muchísimo a conocerme y sentir que yo puedo. A veces no creo tanto en mí, y de repente digo ‘que eres pava, como no crees en ti'. A mi papá, cuando le dije que iba a estudiar Teatro, me dijo ‘¿estás segura?', y yo le contesté: ‘sí poh, me va a ir bien, papá, nunca me va a faltar nada'. Se lo dije con una convicción, fue muy raro. Creo que cuando hay que ponerse los pantalones, me los pongo bien puestos.

—¿Cuál es tu mejor recuerdo de la niñez?

—Mi mundo de fantasía. Nunca me aburrí. Siempre estaba jugando, era muy creativa. Y eso me encantaba. Mi familia se mataba de la risa porque le inventaba historias. Y ese mundo de fantasía me ayudó a sobrevivir a esta sensibilidad súper fuerte que tengo. Uno lo va a trabajando, se va poniendo capas también para protegerse. Ese mundo mío, que es muy particular y que ha cambiado con el tiempo, siempre lo he mantenido. Antes era más ingenuo, ahora le he dado más estructura.

—¿Tienes algún sueño en tu vida?

—Uy, tantas cosas que uno puede querer, pero me siento tan afortunada por ir cumpliendo muchas cosas que siempre he querido. Mi sueño es mantener este núcleo que estoy creando, y que se mantenga fuerte en el tiempo. En el fondo, digo gracias por todo. La vida es un puzzle perfecto para mí, todo se da cuando tiene que darse, cuando uno se pone tan ansiosa no pasa nada. Uno no tiene nada bajo control, y ha pasado lo que tiene que pasar. Estoy agradecida de eso.

—¿Es más fácil vivir dejando el control de lado?

—Sí, creo que eso es lo bonito de la vida, ir soltando. Pero de verdad ir soltando, porque no es fácil entregarse a la incertidumbre. Yo no sé qué va a pasar este año laboralmente, por ejemplo, no tengo idea. Pero confío en el amor por lo que hago, y que va a salir algo, porque soy creativa, inquieta. Qué sacaría con decir ‘no tengo trabajo, estoy mal'. Para qué meterme esa energía. Y lo digo desde un aprendizaje, porque vivir la incertidumbre no es fácil. Pero también se hace todo mucho más llevadero.

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