Hemos reeimpreso tres libros porque no alcanzaron el estándar de calidad que necesitábamos”.

Daniela Escobar

Una de las mejores editoriales chilenas actuales se llama Overol, y su nombre denota identidad crítica y síntesis borgeana: lo dice todo en una palabra.

Refractarios a la idea de genialidad en el trabajo editorial, señalan que uno de los pilares de su éxito es el trabajo duro y el rigor profesional. “Lo primero que nos propusimos fue darles dignidad a los libros de poesía y a los autores con los que trabajamos”, afirma Andrés Florit (1982). El periodista y la diseñadora Daniela Escobar (1984) dirigen el sello.

La editorial ha construido en menos de 3 años un catálogo de lujo, que se distingue por el cuidado en el diseño (a cargo de Escobar) y la utilización de técnicas de impresión serigráfica u obras por encargo a artistas visuales en sus portadas, publicando la friolera cifra de 21 títulos a la fecha, editando tanto autores consagrados como escritores jóvenes.

Entre sus joyas se encuentran dos libros que reúnen textos inéditos de Enrique Lihn: “Las cartas de Eros”, de los años 80, compuesto por seis textos dirigidos a mujeres imaginarias, y “Poetas, voladores de luces” (1982), editado únicamente en Italia con un tiraje restringido de 151 ejemplares, y ahora publicado por primera vez en Chile (se trata, quizás, del único poema visual de Lihn, una faceta inusitada dentro de su producción).

La pareja se conoció en 2014; en mayo de 2015 parieron su primer libro como editorial autogestionada: “Playlist”, de Ernesto González Barnert.

Editan obsesivamente cada libro, examinando caso a caso. Por ejemplo, para uno de los libros de Lihn contemplaron por lo menos 14 portadas distintas y cuentan que han reeimpreso “tres libros porque no alcanzaron el estándar de calidad que necesitábamos”, dice Daniela.

“Se nos calentó el hocico”

Todo comenzó a partir del descontento. Ambos venían trabajando desde hace años en otros sellos y tenían la sensación de estar regalando tiempo, trabajo, ideas y catálogos a otros proyectos editoriales.

A partir del aprendizaje de esas experiencias, decidieron armar Ediciones Overol como una forma de controlar el proceso de creación de los libros. “Teníamos la sensación de estar haciendo algo personal sin un marco propio y lo que nosotros queríamos era hacernos cargo de todo”, cuenta Daniela. Partieron pensando que sacarían apenas un par de libros de poesía al año, pero “se nos calentó el hocico”, dice Andrés, y se dieron cuenta de que su producción editorial se podía expandir a otros campos: artes visuales, narrativa, libros de conversaciones y ensayos.

“Las cartas de Eros” fue el libro bisagra que les otorgó visibilidad mediática. “Ése libro fue súper importante para nosotros”, dice Daniela. Y Andrés complementa: “Era un riesgo publicar un libro con cartas inéditas de un autor consagrado, porque era posible que se generara una reacción conservadora del tipo: ¡Ya están publicando hasta los calcetines de Enrique Lihn!”.

Nuevas perspectivas

A los creadores de Overol les interesa ser contemporáneos, intervenir el presente y, ojalá, conseguir que sus libros sean devorados por personas que nunca han leído poesía.

Les pregunto si publican los libros que les gustaría leer y Daniela me responde que “son los libros que nos interesa leer, pero más allá de nuestros gustos personales, lo que nos interesa es producir contenidos que generen discusión en el ámbito editorial”.

Andrés, por su parte, enfatiza que lo que no quieren hacer es refrendar el canon literario. “Si sacamos un libro sobre un escritor consagrado como Bertoni, publicamos ‘Una Conversación con Claudio Bertoni' (2017), es decir, un libro que muestre nuevas perspectivas sobre la vida del artista. Si hay algún hater que llegue a leer el libro, esperamos que se le ponga difícil la pista”.

De contrabando, poesía

El trabajo gráfico de Overol, que corre a cargo de Daniela, es tan reconocible que, cuando el poeta Marcelo Guajardo Thomas ganó el Premio Mejor Obra Literaria 2016 por “Los Celacantos y Otros Hechos Extraordinarios”, el fallo del jurado destacó la calidad del diseño. “Mucha gente se lleva algunos de nuestros libros interesados por el trabajo visual. De contrabando, leen poesía”, cuenta Escobar.

El chacal de la trompeta

Overol es una una máquina perfectamente aceitada pero, a pesar de tener dos rostros reconocibles, cuenta con una tercera rueda desconocida, el escritor Mario Verdugo, autor de “robert smithson & robert smith”, elegido como uno de los mejores libros de poesía publicados el 2017.

—¿Qué les aportó Mario Verdugo?

—Daniela: Mario es el rigor personificado. Te lo pongo así: Verdugo hace la crítica que te puede hacer el lector más jodido del mundo.

—Andrés: Es como el chacal de la trompeta.

Ambos deciden qué libro se publica, pero cuando llega el momento de la edición, le piden el juicio crítico a Verdugo. “Generalmente nos llega de vuelta un Word rayadísimo, donde Mario destroza los textos. Eso nos permite tener una visión más distanciada de los libros que hacemos”.

Nada es urgente

Dicen que una de las grandes lecciones que han aprendido con el trabajo editorial de Overol es que nada es urgente. “Si un libro va a salir el 2019, no tenemos ninguna ansiedad por apurarlo. Hemos aprendido a ser flexibles”, cuenta Florit.

Para este año proyectan publicar, entre otros libros, la traducción que hizo Juan Pablo Pereira de “Definición Hermética”, de Hilda Doolittle; las prosas de Mario Verdugo; el primer libro de la poeta Victoria Ramírez y una entrevista larguísima que le hizo Andrés Florit al filósofo Andrés Claro y que saldrá como libro de conversación, en la misma línea del libro sobre Bertoni.

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