Desde su llegada a Chile, la vida de John Benjamin (30) transcurrió entre tres cuadras de la calle Independencia, a la altura del 42000 y el 44000, en Conchalí. Ahí estaba la fábrica donde trabajaba, el restaurante donde comía diariamente, el cité donde permaneció un año dos meses con su primo François Faresse y también el departamento que había arrendado recién para recibir, ayer martes, a su novia, que venía de Haití a quedarse con él.

En esas veredas también fue que murió este fin de semana: Benjamin estaba con su primo en la pequeña habitación independiente del cité cuando llegó hasta ahí el dueño de las piezas. Como él se comunicaba en español mejor que Faresse, la víctima salió a la calle a pagar $ 5 mil adeudados en la cuenta del agua y minutos después fue agredido tras una discusión (ver recuadro). Hoy era formalizado por los hechos Christofer Yáñez mientras que la policía busca a un segundo sujeto.

Carabineros del 0-S9 indaga las circunstancias de su muerte. Y también busca develar por qué si fue golpeado a las 13:45 horas, su ingreso al Sapu fue a las 23:30 horas del 24 de diciembre.

Armaba puertas y ventanas de termopanel

Benjamin venía de Cabo Haitiano, localidad ubicada en la zona norte de ese país, un destino vacacional. Apenas llegó a Chile, hace aun año y medio, se instaló con su primo. Rápidamente consiguió trabajo en CBM Machine, elaborando ventanas y puertas de termopanel.

Desde el 20 de enero de este año que contaba con contrato indefinido por un sueldo mayor al mínimo, dijeron en la empresa, ubicada a una cuadra del cité. "Nunca faltaba, sus papeles estaban al día. Era educado, nunca tuvo un conflicto acá... Sí se notaba que tenía algunos problemas de plata, porque pedía préstamos de $ 50 mil y se descontaban en cuotas del sueldo", cuenta un trabajador de la empresa. Y añade: "Era muy consciente de sus derechos como inmigrante, su hora de almuerzo, su horario de salida". Benjamin almorzaba todos los días en "El sazón del Felo", una picada que está al frente de la empresa y con la que CBM Machine tiene convenio para colaciones. Ahí tampoco lo vieron nunca en una mala actitud.

En una botillería ubicada a unos metros del cité y de la empresa, el haitiano iba diariamente a comprar. "Siempre lo mismo, un litro de bebida, nunca alcohol", cuenta el dependiente.

Una persona haitiana que vive en el cité cuenta que "en las tardes nosotros nos juntamos acá (en el pasillo ) y cantamos. Él venía y compartía con nosotros y se reía". Lo describe como "un muchacho bueno, relajado", y dice que "siempre estaba dispuesto a ayudar. Si a mí me veía lavar ropa, venía y me ayudaba a colgar".

Otro de los habitantes del lugar confidencia que ya antes habían tenido incidentes con la familia de uno de los dueños de las habitaciones (son dos). "Varios problemas con los hijos. Cuando la mamá discutía con alguien, venían ellos", dice.

Las paredes del cité están ladeadas y agrietadas, y los cables de la luz están a la vista. El hacinamiento ahí no era un problema aún: son cuatro habitaciones para, actualmente, siete haitianos.

Testigo de la golpiza

"La mamá les decía ‘paren'"

La versión de los testigos es que después de que el dueño de las piezas se fue, quedaron sus hijos y su esposa. Los motivos de la discusión aún son indagados por carabineros del OS-7. Benjamin recibió perdigones en el costado izquierdo de su tórax, una pateadura y un golpe en la cabeza con un bate: murió horas después en un servicio de atención primaria. Cristopher Yáñez Olivares, uno de los hijos del dueño, está detenido y era formalizado hoy. "Yo iba pasando cuando escuché los disparos. Él corrió, llegó casi a la esquina y se cayó al piso. Ahí los dos hermanos lo patearon y le pegaron. La mamá les decía paren, paren", contó un vecino que prefirió reserva de su nombre.

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Francisco Barraza, del Instituto de Geografía UC, lleva a números la polución de Santiago. Lo hizo para buscar un símil del asado futbolero. Junto al profesor Héctor Jorquera (Ingeniería), "preliminarmente" concluyó que una parrilla equivale a la emisión de un Transantiago recorriendo 60 km.

Ahora, con su colega Fabrice Lambert, ocupó los datos que por 15 años recopiló la estación de monitoreo del Parque O'Higgins para ver la evolución del material particulado fino (2,5) en la capital. Ese punto, cerca de la cúpula del recinto, recogió por 24 horas y cada cuatro días una muestra con lo que flotaba en el centro.

Lo primero fue la caída general del MP 2,5. De un promedio de 33,5 microgramos por metro cúbico en 1998-99 bajó a 17,19 microgramos por metro cúbico en 2011-2012. Entre las seis fuentes destacan la baja de las emisiones de fundiciones de cobre —principalmente Caletones— de 33% a 5%.

Sin embargo, hubo un tema. "De las seis fuentes, el polvo en suspensión o polvo urbano fue la única que subió", dice Barraza. "A partir del 2011 aumentó 51,61% (0,48 microgramos por metro cúbico), por dos fenómenos: un incremento en número de vehículos y el inicio de la megasequía de 2010, que sigue hasta ahora", afirma, y por ello indica la conveniencia de políticas que aumenten las áreas verdes y disminuyan las superficies de concreto.

Y en los vehículos, si bien en 2007 creció en 1,34 microgramos por metro cúbico promedio, atribuible al desembarco del Transantiago, tres años después (2008-2010) hubo una mejora en ese sistema, a la que le endosan la caída de 5,69 microgramos por metro cúbico (baja de 43,97%) del material.

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