La educación, salud o pensiones son derechos humanos básicos y debieran ser prioridades".

La elite económica y política ya no es tan intocable como hace 15 años".
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Su apellido alemán es impronunciable. Schiess, el de su marido Christoph, tanto más fácil, dejó de usarlo desde que se independizó del grupo Transoceánica, en 2011.

Jeannette Von Wolffersdorff es ingeniera comercial de la RTWH de Aachen, y se especializó en finanzas y cooperación con países en vías de desarrollo. A los 22 años viajó a Chile a hacer una práctica de dos meses en el Dresdner Bank como analista de riesgo. El avión hizo escala en el aeropuerto de Ezeiza. Un chileno, de padres alemanes, se le acercó a conversar y le dio su teléfono, por si acaso. Ella se acordó un tiempo después, y lo llamó. Se vieron un par de veces. Cuando partió, él le entregó su correo. Al año siguiente la fue a visitar cinco veces y la invitó a Chile para presentarle a su madre. Ella regresó a su país y él volvió a verla y le pidió matrimonio. Se casaron en Alemania y aquí celebraron con una fiesta.

Es la primera directora en la historia de la Bolsa de Comercio —la más joven de la mesa, con 41 años—, aunque en esta entrevista habla a título personal. Y no dice ni pío sobre el momento electoral ni su impacto en las acciones. No por su rol en la Bolsa, sino por ser fundadora y directora ejecutiva del Observatorio del Gasto Fiscal. "Somos apartidistas, y cuidamos esa condición", enfatiza.

—Llegaste a Chile en 2002. ¿Qué te chocó más?

—Lo que extrañé y sigo extrañando, a veces, es la franqueza alemana. La encuentro clarificadora y liberadora.

—¿Qué cosas cambiaron para bien?

—Pienso que la elite —económica y política— ya no es tan intocable como hace 15 años. Esto es un elemento crucial para una sociedad meritocrática e innovadora. Los casos de corrupción que han remecido emocionalmente a la sociedad son un reflejo positivo de que se toleran menos abusos de poder. Falta definir penas más altas, porque la corrupción es un delito contra la República.

Franca como alemana de cepa, destaca que cada vez son más "las personas que se atreven a ser diferentes, saliendo de los estereotipos creados por los medios, las iglesias y las elites conservadoras".

—¿Y qué rasgos negativos siguen?

—En desigualdad y pobreza aún estamos al debe. Y es el modelo socioeconómico, que en Chile no es en base al mérito en un 100%, lo que hace que estas diferencias se mantengan. Me preocupa profundamente ver que las personas no sufren por las diferencias —aunque sean injustas—, sino por percibir que reciben un trato humano diferente por tener menos patrimonio, un origen o un aspecto distinto. Siento que es un cambio cultural que se tiene que hacer.

Alemania versus Chile

En Alemania la educación universitaria es gratuita. El trabajador que gana hasta $3 millones mensuales paga un 8% de su sueldo bruto al seguro público de salud y otro 7% lo pone la empresa. La pensión promedio para los hombres es de 1.029 euros y la de las mujeres, poco más de 600, pero la salud para ellos no tiene costo.

—¿Qué es más urgente en Chile: educación, salud o pensiones?

—Accesos efectivos a educación, salud o pensiones son derechos humanos básicos y debieran ser prioridades como tales. Para mejorarlos, se requiere un trabajo importante para modernizar el Estado. Y un acuerdo político para redestinar recursos de programas poco efectivos hacia el sistema de salud, educación superior y pensiones.

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