"Iñaki ya tiene dos años y medio. Y, sí, el próximo año vamos por el segundo hijo", afirma con su estilo directo la chef y empresaria gastronómica Carolina Bazán, "la China" (37), dueña del "Ambrosía Bistró".

Iñaki es el hijo que tiene con la sommelier Rosario Onetto, después de un planificado proceso de inseminación artificial, donde ella asumió embarazo y parto físicos. Ahora le tocaría a Rosario, su pareja. "Sería feliz de repetir la experiencia, pero es el turno de ella y está preparada. Yo bromeaba con mis amigas y les decía: ‘Esta es la droga femenina de los 30 años. ¡Cómo no me habían contado lo fantástica que es la maternidad!", cuenta en una cafetería en Vitacura, que queda frente al jardín infantil donde acaba de dejar a Iñaki. "Mi hijo es una belleza. Su primera frase hoy al abrir los ojos fue: ‘Estoy muy feliz'. Después dijo: ‘El Ron también es muy feliz'. El Ron es nuestro perro. Iñaki habla mucho, está adelantado para su edad y siempre he dicho que se debe a que la Rosario le conversa todo el rato", va contando, cada vez con más chochera.

En abril de 2015, ambas mujeres contaron en revista Paula su decisión de "tener un hijo con dos mamás", revelando los detalles de su particular embarazo, de su historia de amor que ya tiene 12 años, de sus respectivas salidas del clóset, de su relación profesional y comercial, de la ceremonia con que sellaron su compromiso en la playa, de la firma de su acuerdo de unión civil. El reportaje fue un batatazo. "Nos llamaron de todos lados, tele, diarios, radios. Pero ya habíamos dicho todo lo que había que decir. También nos contactaron de un colegio. Nos querían ofrecer matrícula para nuestro hijo, porque se trata de un proyecto educativo que tiene dentro de su misión el ser inclusivo. Se trata del Tomás Moro, que nos queda cerca de nuestra casa, en Providencia. Fuimos y nos gustó harto, pero Iñaki aún es muy chico", dice con su cara sin una gota de maquillaje, salvo por la boca, que lleva pintada de rojo furioso. Con sus dreadlocks y un colorido tatuaje que va desde el hombro hasta su muñeca derecha —una pluma de pavo real que se hizo en tres etapas "muy dolorosas"—, no pasa inadvertida, aunque dice que lo que menos le interesa es llamar la atención.

"La China" asegura que le importa mucho tener más hijos. "Nosotros somos 4, y para mí, mis hermanos son mis mejores amigos. De verdad, me interesa mucho que Iñaki tenga eso que yo tuve".

Los hijos de Luz María Bañados y del diplomático Álvaro Bazán están todos relacionados con la gastronomía. "En mi casa, la cocina siempre fue un lugar de reunión, una family room, no ese lugar aislado, oscuro, como de castigo que eran hasta hace pocos años las cocinas en la casa chilena. Recién ahora las inmobiliarias están vendiendo la idea de la cocina incorporada. Toda mi familia está relacionada con el negocio, aunque nunca me imaginé que terminaría siendo mi camino profesional y una actividad tan ‘de moda'", cuenta la premiada y destacada chef.

Pese a lo conservadora de su familia y a lo mucho que le costó contarles a sus padres sobre su lesbianismo, se sabe afortunada. Ambos han aceptado su relación, adoran a su nieto, todos se quieren, son una gran familia y trabajan en armonía. "Para mi mamá fue más difícil, pero ahora ya la ves; hasta escribe cartas al diario y aparece en videos, orgullosa".

En la carta a la que alude, Luz María Bañados escribe: "Esta suerte la tienen muy pocas parejas. Ellas están tranquilas, porque tienen su sueño hecho realidad, pero ¿qué pasa con las otras parejas homosexuales que, al igual que ellas, quieren formar familia y no tienen los medios? Es una pena sin sentido y absolutamente incomprensible, porque todo ese amor que tiene Iñaki lo podría también tener un niño que está sufriendo en el Sename".

—¿Tiene razón tu mamá? ¿No temes que discriminen a tu hijo?

—A nosotras nos preocupaba mucho eso. Pero hasta ahora no ha habido ningún problema, por el contrario. El jardín al que va nuestro hijo es de una clienta del restaurante. Ella misma me ofreció que lo trajera para acá. Cuando imagino a Iñaki, a sus 18, por ejemplo, lo veo como presidente de curso, con mucha personalidad, súper abierto, cariñoso. De verdad, veo puras cosas positivas en su futuro.

—Un reciente estudio sobre los jóvenes indica que son muy ignorantes sobre cultura cívica, pero tolerantes frente a las minorías de todo tipo…

—Es cierto, los jóvenes no discriminan. Para mis amigos, gente de mi generación, mi lesbianismo no es tema. Yo tengo amigos de todo tipo, la Rosario tiene más amistades homosexuales, quizás porque salió del clóset a los 18. La homofobia es de la gente mayor —responde, mientras no para de sonar su teléfono.

"La China" trabaja en serio. Es una profesional y define su negocio como "bistronomía", concepto que se inspira en la alta cocina, pero con un servicio más ligero y una carta más reducida que en los restaurantes tradicionales. Así es Ambrosía Bistrot, el que lleva unos 4 meses funcionando después de las más lentas y engorrosas tramitaciones. Y de un segundo golpe casi mortal: a dos meses de abierto, les suspendieron la licencia de alcoholes y casi quebraron. "Por más buena que sea tu comida, ¿quién come sin vino? Estuvimos así un mes y medio y nos fuimos a las pailas". La chef reclama contra la burocracia. "Hay un súper tope ahí para estos emprendimientos, ponen más trabas que facilidades. Trabajan en otra era".

Ellas e Iñaki son de esta era. Una familia absolutamente moderna.

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