Lo más probable es que haya sido involucrado en este robo, pero no estoy 100% seguro". Miguel Alarcón Director del colegio

Eran las 3 de la tarde del sábado 4 de noviembre cuando el profesor el Colegio San Damián de La Florida, Rodrigo Bañados Núñez (35), llegó hasta el colegio donde desde el año pasado hacía clases de Filosofía y Religión.

Venía a supervisar el funcionamiento del Festival de Inglés que ese día hicieron alumnos, profesores y apoderados para recaudar fondos para la gira de estudio y fiesta de graduación de los tres 3° medios. Además, ayudó con los stand de comidas y las presentaciones de los cursos en este concurso de canto y baile.

Pero seis horas después, «el español» —como era conocido en el colegio porque adquirió el acento tras vivir 12 años en España mientras se preparaba como seminarista— figuraba detenido por Carabineros y se le imputaba tener en su poder un millón de pesos, parte de lo que se había recaudado con la actividad. Al día siguiente, fue formalizado como autor de robo frustrado.

Casado con ex compañera

"Rodrigo fue alumno de este mismo colegio entre 1996 y 1998, es decir, entre 1° y 3° Medio. De hecho, fui su profesor de Historia y Geografía, de Legislación Laboral y de Economía, por lo que lo conozco bien", dice el director del plantel particular subvencionado, Miguel Alarcón.

Terminado 3° Medio, viajó a España para estudiar como seminarista. Doce años después regresó a Chile —en su año de discernimiento sacerdotal—, optó por la vida laica y por ejercer como profesor (en España estudió Filosofía en la U. de Pamplona e Historia en la U. de Murcia). También dominaba el latín y el griego.

A su regreso se reencontró con una ex compañera de colegio, con quien se casó y hoy tiene dos hijos. "Estoy muy desconcertado porque Rodrigo es una persona muy seria, responsable, dogmática y puntual. Es muy querido por sus alumnos", dice el director.

Antes de llegar al colegio de La Florida, durante cuatro años fue inspector de patio en el Colegio Salesiano Don Bosco (de Santiago Centro). De allí fue desvinculado por reducción de personal. Y el año pasado se incorporó al San Damián. Primero, como coordinador de convivencia escolar. Y este año, como profesor jefe de uno de los 3os Medios.

Dijo que sufría un portonazo

La actividad del sábado, dice el director, "terminó a las 7 de la tarde, pero el profesor se quedó junto a apoderados y a la encargada de contabilidad guardando el dinero". A las 20:30 horas todos se marcharon. Dos horas y media después, el director recibió una llamada del profesor Rodrigo, quien le aseguró que asaltaron el colegio y que los delincuentes lo habían tomado de rehén. "Me dijo que estaba en la comisaría, que necesitaba de mi ayuda. Llamé al coordinador y a la jefa de UTP para pedirles que fueran. Al llegar, se encontraron con que estaba detenido en calidad de imputado y no como rehén".

Desde esa noche no han vuelto a conversar. "El domingo en el control de detención acompañé a su esposa. Está en shock y avala su versión".

—El colegio inició una investigación interna. ¿Tienen dudas de su inocencia?

—Vamos a regirnos por lo que diga la justicia. Creemos que toda persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Lo más probable es que haya sido involucrado por terceros en el robo, pero no estoy seguro, por algo la policía lo detuvo.

Según Carabineros, esa noche el profesor ingresó al colegio con armas de fuego y en compañía de otro hombre que logró escapar. Ambos habrían amenazado al guardia del recinto, lo habrían atado de pies y manos, y encerrado en un baño. Pero el guardia escapó y pidió ayuda a Carabineros, que está frente del colegio.

Al ser detenido, Bañados dijo ser profesor del colegio, pero no pudo explicar el dinero que tenía entre sus pertenencias.

La versión del profesor, según su abogado, José Mendoza, es que "cuando se retiró del colegio tras el festival pasó a dejar a dos compañeros. Mientras conducía hacia su casa (Puente Alto) un auto lo chocó y pensó que se trataba de un portonazo, así que aceleró y arrancó. Pero fue alcanzado por dos delincuentes en un semáforo en rojo, donde fue encañonado y obligado a salir de su auto. Luego lo subieron al vehículo conducido por los delincuentes y le dijeron vamos a ir a dar una vuelta. Fue así como llegó nuevamente al colegio, donde lo obligaron a ingresar y luego lo amenazaron con dañar al guardia si no les decía dónde estaba el dinero".

Y agregó que "de pronto se sintió un ruido, los delincuentes arrancaron y el profesor salió corriendo. Ahí se encontró con el conserje y con Carabineros".

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"Desde chico, cuando viajaba en la Línea 1, me gustaba mirar por la ventanita que tenía la puerta del conductor, pero no se veía bien. Ahora uno disfruta, va cachando cómo es el túnel y cómo funciona esto. Es novedoso y entretenido", relata Matías Reveco, un estudiante que la mañana de ayer corrió apresuradamente hasta el extremo del andén de la estación Cerrillos, de la Línea 6 (L6), para asegurar el mejor sitio que tiene el primer vagón de los nuevos trenes.

El hecho de que esta línea no cuente con conductores permite a los usuarios tener una vista privilegiada de las vías, los túneles y las nuevas estaciones. Una escena que antes de la inauguración de esta nueva infraestructura —el 2 de noviembre— sólo podían ver los conductores del metro.

Desde que entró en operación la L6, el primer vagón (en especial la parte frontal) se volvió el lugar más apetecido por los usuarios, quienes no dejaron de sacarse selfies, hacer videos, tomar fotos o simplemente contemplar el movimiento. Francisco Aranda —subió en Cerrillos con destino a Los Leones— lo explica así: "Es relajante ver cómo avanza. Como que uno se pierde. Es bonito".

Natalia y su pequeña hija, que subieron en la estación Franklin, tuvieron suerte. Matías Reveco, el estudiante que había acaparado la ventana del medio —el sitio con mejor vista al túnel— tenía que hacer combinación para llegar a Los Héroes y se bajó. Inmediatamente ambas aprovecharon para ocuparlo. "Se ve oscuro", le comentó la niña a su madre, quien la levantó para que la pequeña pudiera ver el tren en movimiento. Cuando la bajó, otro chico que esperaba el lugar aprovechó para tomar una fotografía.

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