"Los futbolistas son guerreros en la cancha, pero pollitos en la casa"

"Una mujer fuerte, guerrera, atenta, cariñosa y súper mamá".

Así define al prototipo de mujer de futbolista Roksana Luengo, esposa del defensor de la Roja Gonzalo Jara.

El mensaje de Carla Pardo, la mujer de Claudio Bravo en su Instagram, no solo levantó una enorme polémica en el ambiente futbolero, sino también dejó establecido que ellas no son elementos decorativos, sino que tienen voz y opinión. Apoyan, sufren y viven como propios los éxitos y fracasos de los jugadores, actuando muchas veces como verdaderas sicólogas para levantarlos cuando la crítica los destruye.

Roksana (33) y Gonzalo Jara (32) se conocieron en Hualpén, VIII Región, pololearon un año y hace 13 que son matrimonio.

Tienen dos hijos (16 y 8 años), ella estudia cuarto año de educación física en la UDLA y a través de su Instagram (@rokmaka) recluta interesados para entrenamiento en TRX, acondicionamiento funcional, bicicleta y trekking.

Se instaló en Santiago cuando Jara fue comprado por Colo Colo. "Era un mundo nuevo por descubrir. Compramos un departamento y un día Gonzalo me dice que había una opción para irnos a Inglaterra. No lo podía creer. Al principio me entró el pánico", cuenta en su casa en Las Condes.

—¿Gonzalo te consulta sobre oferta de clubes y cambios de países?

—Todo me lo consulta. Yo tengo una visión amplia y me puedo poner en varios escenarios. Cuando estábamos en Inglaterra le decía que había que ordenarse, invertir, hacer esto o lo otro. Los hombres, en general, son más dispersos.

—¿Qué rol cumple la mujer del futbolista cuando llega a casa frustrado o molesto por un mal?

—Cuando lo expulsaban o perdía en Colo Colo y en Inglaterra, llegaba a la casa muy deprimido, con la cara hasta el suelo, no se reía ni aunque tuviera un circo en la casa. El es reservado. Yo lo trataba de levantar diciéndole: "El fútbol es una cosa y tu casa es otra". Se lo repetía constantemente. Con el tiempo se lo fue tomando distinto y ahora me dice que las cosas quedan en la cancha y no llega con ese ánimo tan bajo como antes.

—Gonzalo ha tenido jornadas aún más complejas siendo seleccionado nacional, la crítica es muy dura cuando se pierde, ¿Cómo actúas en estos casos?

—Me pongo muy nerviosa. No sé cómo abordarlo. Primero, observo su comportamiento y veo qué hago. Le propongo salir a comer, o le hago una comida en casa. Luego lo refuerzo: "Ustedes deben sentirse campeones para el resto de sus vidas, si quieres llorar, hazlo, desahógate".

—Cumples un papel de psicóloga.

—Claro. Si lo veo mal, triste, me acerco y le digo: "Ya mi amor, esto va a pasar, son cosas que suceden. Usted tiene que ser fuerte de mente y cuando esté con sus compañeros lo conversan". Soy el cable a tierra de Gonzalo. Hemos hablado temas de futuro y le digo que siempre vamos a estar ahí para él.

Existe la sensación de que la mujer del futbolista vive en una burbuja disfrutando de las regalías de ser "la esposa de"

—No es así. Te digo más. Somos pocas las que llegamos a ser esposas de futbolistas, las que formamos familia con ellos. Porque los deportistas en general son sicológicamente distintos a nosotras, son más vulnerables. En la cancha son unos guerreros, pero unos pollitos en la casa, con su esposa e hijos. Si lo pasan pésimo en un partido, un beso nuestro o de su hijito y se derrite. Pero él también me ha levantado a mí. Cuando quedaron eliminados en Brasil 2014, lo abracé y lloré. Estaba mal, y él me consolaba. Por eso es falso que las esposas de los futbolistas estemos todo el día echándonos viento. Mi cerebro no puede estar todo el día viendo tele. Obviamente, nos tomamos vacaciones, pero luego volvemos a la realidad

—Claro, ustedes sufren las derrotas como si fueran suyas y por muy fuerte y contenedoras que sean, también les afecta una derrota.

—Totalmente. También me pasó en Rusia después de perder la final de la Copa Confederaciones. Gonzalo llegó al hotel. Yo estaba con un nudo en la garganta. Me abrazó y me puse a llorar desconsoladamente, el me contuvo.

¿Y el dedo de Jara? "Le dije que no me había gustado lo que hizo"

"Soy súper chispita. Por eso no voy mucho al estadio, porque me pongo nerviosa. Y si alguien le grita algo en la tribuna, yo me doy vuelta y le digo al tipo: "¿A ver qué te pasa, por qué no te pones los zapatos tú y vas a jugar?", cuenta.

—¿Fue muy complejo familiarmente la polémica del "dedo de Jara"?

—La verdad es que yo le dije que no me había gustado lo que hizo. El me dijo: "Pucha, mi amor" y agachó la cabeza. Y para colmo, Lucas, mi hijo mayor, andaba cantando la canción del "dedo de Jara" en el colegio. Tuve que decirle que la cantara en la casa, no en el colegio.

—Marcelo Barticciotto dijo "que las mujeres de los futbolistas no se tienen que meter", en relación al mensaje que subió Carla Pardo, la esposa de Bravo.

—Absurdo. Es como si nosotras dijéramos que ellos no se pueden meter en las cosas de nosotras. Somos pareja, por algo uno se casa y vive junto a su esposo. Somos uno. Y uno opina de la manera que más lo siente. No somos un robot. Cada cual hace lo que siente. Es como si Gonzalo me dice que concentrará una semana completa; obviamente me va a dar rabia y opinaré. Cada cual lo hace como quiera. Yo no soy tan opinante, solo apoyo a mi marido y a la Selección, pase lo que pase. Sobre la polémica no me pronuncio.

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Claudia Echenique, doctora en Teatro UC

"Decir la verdad no puede ser criticado"

"Es interesante la polémica porque cuando se gana y el mundo es de los "winners" a nadie le preocupa cómo se llegó al triunfo y si hubo faltas disciplinarias o no. En cambio al perder, afloran los trapitos sucios. Algunos piensan que esto es desleal.

A mi juicio representa un problema ético, que tiene que ver con la falta de transparencia y con una tendencia de ser flexibles con los que tienen el poder, el talento, la influencia, o el dinero. Y aquí entramos en lo que es justo y como la ley debería ser igual para todos y ser respetada igualmente por todos.

Decir la verdad no puede o no debe ser criticado. La dignidad humana es en principio inviolable. Y el que habla con verdad la defiende. La lealtad es para con la verdad. Ya que el equipo de fútbol no les pertenece a los jugadores sino que a todo el pueblo chileno, es decir al país entero… por ello al representar a muchos se asume una responsabilidad que va de la mano con el desafío. Todos podemos caer en la tentación de bajar la guardia y dejarnos llevar por las ganas de entregarnos a la tentación del relajo … pero eso no hace que esa elección sea la correcta. La mujer de Bravo habla con claridad y dice lo que piensa sin faltar a la verdad. Grande Capitán. Al final, me parece que lo que escribe en Instagram es más un mensaje de amor que otra cosa. Hay que saber perder, es parte del juego y es importante ver las cuestiones en perspectiva. Como diría John "The dream is over" y se trata siempre de lograr aprender de la experiencia vivida".

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