Veo tanto haitiano en la calle y pienso: ¿no será que alguno tiene una velocidad escondida que se pueda entrenar?"

"La casa siempre te llama", dice Ximena Restrepo. Pero tras 25 años radicada en Chile, cuando una de las más reconocidas atletas en la historia del deporte colombiano —medallista olímpica de bronce en Barcelona 1992 y aún dueña del récord sudamericano en 400 metros planos— habla del deporte chileno, no lo puede evitar, casi sin darse cuenta, usa la palabra "nuestro".

Mientras reparte el tiempo entre las dos hijas que tiene con Gert Weil y sus consultas en una clínica de nutrición deportiva, su expertise es requerida en todo el continente. Tras ser asesora en los Juegos Odesur del 2014, cada dos semanas viaja a Bolivia para hacer lo mismo con la organización del evento del 2018. Y, desde este año, es la jefa del área técnica de la Federación Atlética chilena.

Desde ahí, su trabajo consiste en diagnosticar por qué nuestro país no despega, y recomendar estrategias.

Para comenzar, derriba un mito. "Es mentira que no hay apoyo económico. Comparados con Sudamérica, los deportistas chilenos reciben muchos ingresos", asegura.

De hecho, a través del Mindep, el año pasado el Estado destinó 7 mil millones de pesos en Alto Rendimiento y, según una investigación elaborada por Forbes, Chile invirtió siete veces más recursos que Argentina para preparar a los deportistas que fueron a Río 2016, aunque no consiguió ninguna medalla (ver detalle).

Pero no es suficiente. "Les damos plata, pero los abandonamos. ¿Quieren ir a entrenar dos meses a España? Listo, aquí hay unos millones, y sería todo. No tenemos idea de qué hacen y nos olvidamos hasta que después vemos cómo les va en los Mundiales o Juegos Olímpicos".

"Pero, por otro lado, no es posible que se destinen recursos en ellos, y algunos en lugar de entrenar, se vayan a hacer clases a universidades. No te daré nombres, no me corresponde a mí ‘desenmascararlos', pero eso es ridículo. Después se quejan de que no llegan bien preparados y no son capaces ni siquiera de igualar lo que hacen en los entrenamientos".

Priorizar los lanzamientos

"Tenemos materia prima, hay mucho talento, es cosa de ir a los campeonatos escolares. Pero nunca vamos a poder aspirar a mejorar si antes no hacemos un balance profundo", añade Restrepo.

—Ok. Si ese balance se hace hoy, ¿cuál sería su primera recomendación?

—Darnos cuenta de que, por ejemplo, siempre hemos tenido buenos resultados en todo lo que sean lanzamientos: la bala, el disco, la jabalina. ¿Por qué no focalizarnos en lo que somos mejores?

—¿Como Kenia y Etiopía, que sólo hacen carreras largas y maratones?

—Tal vez debamos aprender de esos ejemplos exitosos. O como los europeos orientales, que son buenos en todo lo que implica fuerza. Cuando no eres una potencia económica debes priorizar.

—No es algo fácil de promocionar. Decirle a alguien como Isidora Jiménez, por ejemplo, que no habrá más ayuda.

—Cuando el año pasado le sugerí a Isidora que dejara los 100 y 200 metros y pensara en pruebas menos veloces como los 400 no era para criticarla, como muchos pensaron. Es cosa de verla ahora, ha tenido muchas lesiones, la velocidad es súper compleja, cuesta mucho perfeccionarla, y creo que el físico le está pasando la cuenta. Lo digo por experiencia propia porque sufrí lo mismo: yo me exigí demasiado y al final me rompí y me tuve que retirar antes de los 30 años. No quiero que le pase lo mismo, pero tampoco debe ser agradable estar corriendo y ver que todas te van pasando. ¿Crees que le gusta ir a los grandes torneos sólo a competir?

—¿No tiene que ver lo genético? ¿No cree que por raza nunca podremos ser tan rápidos como los jamaiquinos?

—Nunca he creído que la raza lo sea todo. Ayuda, porque es una ventaja natural, por decirlo así, pero por el mismo lado te presenta otras oportunidades. Está bien, tal vez nunca vamos a correr tan rápido y no vamos a tener a un ‘Bolt chileno', pero hay otras cosas en las que somos buenos y hay que aprovecharlo.

—Hay una tendencia de nacionalizar talento. En el Mundial, una docena de cubanos defendieron a otros países.

—Nunca me ha gustado eso. Es como hacer trampa, es tomar un atajo. Aunque veo tanto haitiano en la calle y pienso: ¿no será que alguno tiene una velocidad escondida que se pueda entrenar? Tampoco es descartable.

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