Abriremos 3 o 4 complejos en lo que queda del año, en la Galería Imperio y en Quillota entre otros"

Incluso con la irrupción de Netflix y con la desaceleración económica, el negocio de las salas de cine está teniendo un buen momento en el país: desde 2006 que en Chile se rompen los records de audiencia anualmente. El año pasado se alcanzó otra marca, con 27.659.999 asistentes, lo que representa un alza de 6,2% respecto del año anterior, según datos de la Cámara de Exhibidores Multisalas de Chile (CAEM).

"Somos una industria anticíclica, que depende principalmente de la aceptación que tengan las películas que llegan y la gente que atraigan", explica el gerente general de Cine Hoyts, Carlos Martínez.

El ejecutivo mexicano es también managing director para la Región Andina de la cadena de cines azteca Cinépolis, que en 2015 compró Hoyts a Chilefilms y que hoy es el cuarto consorcio de este tipo más grande en el mundo, con más de 4.500 pantallas en tres continentes y 27 mil empleados. Según la CAEM, en 2016 Hoyts aumentó en 0,8 puntos su participación en el total de asistencias en territorio nacional, hasta un 44,3%. Le siguen Cinemark, cuya matriz tiene sede en Estados Unidos, con 34,7% y Cineplanet —de origen peruano— con 17,1%.

—Ya cumplen dos años y medio en el país. ¿Están conformes con los resultados de su inversión?

—Cuando compramos vimos que en Chile había una tendencia favorable de crecimiento de asistentes en la industria que se ha mantenido. Estamos satisfechos con los años que lleva la operación.

—¿Y los resultados de este año?

—Este año vimos un desempeño diferente. Al cierre de julio acumulamos una baja de asistencia de 7% en comparación con el mismo periodo del año pasado.

Si la desaceleración económica no les afecta y tampoco han perdido participación de mercado, ¿por qué fue menos gente a sus cines?

—En Chile y Argentina particularmente las distribuidoras decidieron hacer algunos movimientos de estrenos de títulos importantes. Trataron de sacar ventaja a la temporada de vacaciones de invierno, pensaron que era una buena apuesta (los distribuidores), pero no fue así.

Cine versus streaming

¿La irrupción y popularización de Netflix les pegó a sus resultados?

—Es que son momentos de entretenimiento distintos. Sin duda Netflix es una alternativa y un canal disponible para ver contenido, y si bien competimos por algo importante, que es el tiempo de la gente, nosotros entendemos que Netflix es entretenimiento en casa y nosotros vendemos entretenimiento fuera de casa. Es la experiencia de salir de la casa a hacer otra cosa. Como muestran las cifras, la cantidad de gente que va a los cines ha seguido aumentando en Chile.

—¿Por qué sigue aumentando?

—Son varias cosas, entre ellas una mayor cantidad de salas. Invertimos en aperturas de nuevos complejos por ejemplo en regiones donde antes no había cine y eso abre la puerta a nuevas personas.

—¿Cuál es el plan de expansión de Cinépolis? ¿Harán nuevas compras?

—Siempre estamos evaluando posibilidades de expansión inorgánica, aunque en el caso particular de Chile no sería algo viable pensar en adquisiciones adicionales. Aquí estamos invirtiendo fuertemente en remodelar los cines que compramos. De los 21 cines que compramos en 2015, ya remodelamos la mitad.

—¿Qué otros planes de aperturas tienen planeados? ¿Cuántos cines les gustaría inaugurar al año?

Dependemos del desarrollo de centros comerciales para abrir nuevas salas. Nos gustaría tener un ritmo de apertura de dos por año cuanto menos, pero es poco viable. Abriremos 3 ó 4 complejos en lo que queda del año. Uno estará en el Mall Plaza Los Dominicos, y contará con 8 salas y 3.500 metros cuadrados de área de desplante. Además, abriremos otros cines en la Galería Imperio y en Quillota.

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Las utilidades de las seis constructoras más grandes abiertas a bolsa mostraron este primer semestre una desaceleración en su crecimiento, de un aumento de 8,9% en este periodo en 2016 a 1,5% en lo que va del año.

Según el gerente de Estudios de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Javier Hurtado, esta desaceleración podría ser incluso más fuerte en 2018.

"Las utilidades se ven en los balances con algo de rezago. Porque lo que se ve, es algo que se prometió vender hace más de un año, ya que hoy el 80% de las ventas son en verde. En 2016 vimos una caída en ventas en construcción que se notará en las utilidades de 2018", explica. Eso sí, el ejecutivo describe que el efecto podría afectar aún más fuerte a las constructoras pequeñas, que no tienen gran cantidad de promesas de construcción o backlogs.

Visión de las constructoras

Desde la constructora Echeverría Izquierdo, dicen que "pese a la baja actividad en construcción, la compañía sigue adjudicándose importantes contratos. El backlog del segmento Ingeniería y Construcción fue unos $360.000 millones", es decir, un 9% más que en 2016. Similar opinan en Ingevec. "Nuestro backlog nos da mucha confianza y una base de actividad para los próximos períodos", cuenta Rodrigo González, gerente general de la firma, que registró un backlog por $254.225 millones, 2,9% superior a diciembre de 2016.

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