La familia Pollak, en general, y en gran medida Eduardo, son importantes filántropos". Oscar Kleinkopf Pdte. Consejo Chileno Israelí

Reposado y tranquilo, es muy cooperador de la Comunidad Judía". Amigo de Eduardo

Tricot es la próxima empresa que se abrirá a bolsa y que espera debutar en la rueda recaudando unos US$ 150 millones por el 17% de su propiedad.

En francés, Tricot significa tejido, y quien ha estado encargado de tejer esta operación es su presidente, Eduardo Pollak Ben-David (58).

Pollak, hijo del cofundador de la tradicional tienda vecina a la Plaza de Armas de Santiago Jaime Pollak Ganz, ha sido el protagonista de una decisión esperada por años y que sacó adelante con la ayuda de su brazo derecho y amigo, el gerente general Antonio Egidio, quien llegó a la compañía proveniente de Ripley en 2004.

Un lugar en el que se puede encontrar a Eduardo es el Estadio Israelita, donde habitualmente acude con su esposa Carolina Lanis.

"A pesar del empuje y creatividad que tiene en su trabajo, es una persona muy reposada y tranquila. Muy cooperador con la comunidad judía", comenta un amigo de Eduardo que también es miembro del club deportivo.

"Dentro de la comunidad tiene un par de amigos muy cercanos; entre ellos, Sima Nisis de Rezepka y su esposo, Salo Rezepka. Ellos son muy simpáticos, y por lo general conversan mucho de educación. Sin ir más lejos, Sima es presidenta en Chile de los amigos de la Universidad Hebrea de Jerusalén", comenta una fuente de la comunidad.

Pese a la tradición comercial de la familia, sus hermanos ampliaron el arco profesional: Andrés (56) es músico con estudios en la Universidad de Berkeley, aunque entró a Tricot a fines de los 90 al área de marketing, Henry es médico y Dalia es sicóloga. En el trabajo, su partner en el directorio es su cuñado, el ingeniero comercial Salomón Minzer Muchnick.

Desde Monjitas a la Bolsa

Pollak es ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile. Y su primer paso en la empresa como parte de la segunda generación de la familia lo dio en 1984 en el área de sistemas. En esa época los negocios los comandaban su padre Jaime y su tío Marcos.

Cinco de los 10 hermanos Pollak Ganz llegaron a Chile en 1947 desde Borsa, Rumania, tras sufrir la crudeza de la Segunda Guerra Mundial y la persecución nazi.

En 1952 formaron la sociedad Industrias Textiles Pollak Hermanos Compañía, y tres años más tarde dieron el vamos a Tricot en calle Monjitas. Luego vendrían tiendas en Arica y Punta Arenas. Durante años, las empresas caminaron juntas soportando embates políticos y económicos. Eso, hasta el año 2003.

Tras serias desavenencias entre las distintas ramas de la familia, los Pollak decidieron repartir sus negocios y seguir adelante por caminos separados.

Por aquel entonces contrataron a BCI Asesorías Financieras, que les colaboró en sanear los adversos números de Tricot y renegociaron deudas bancarias por US$ 24,7 millones a seis años.

Según publicó El Mercurio en 2003, la muerte de Marcos Pollak, a mediados de los 90, gatilló las diferencias familiares. Su hijo Franklin asumió la representación de los intereses de la familia y lideró la oposición a su tío Jaime. El conflicto ya afectaba a los negocios, por lo que decidieron separar aguas definitivamente.

En el proceso, los hermanos Jaime y José Pollak Ganz propusieron un aporte de capital por unos $2.400 millones. En tanto, las familias Pollak Goidel, Pollak Friedman Rosenbaum y Perl Pollak se quedaron con la textil y Bagir.

Una vez consolidada la división, el grupo optó por definirse como una empresa cuya especialidad es la venta de ropa de moda, llegándose a definir en la interna como el "Zara chileno".

Hombre de comunidad

En septiembre de 2009, Eduardo recibió un duro golpe al morir su progenitor, Jaime Pollak Ganz, a los 84 años. Más allá de los negocios y los números, el legado comunitario de su padre lo marcó en lo humano al igual que a sus hermanos. Juntos, fundaron una biblioteca con el nombre del patriarca familiar emplazada en el Edificio de la Cultura del Círculo Israelita de Santiago, en La Dehesa en 2011. El hoy presidente de Tricot fue quien dio el discurso en representación de la familia.

"La familia Pollak, en general, y en gran medida Eduardo, son importantes filántropos, y esto lo vemos día a día en sus obras. Además, su tío donó los terrenos del Instituto Hebreo, destacando por su generosidad", afirma Oscar Kleinkopf, presidente del Consejo Chileno Israelí.

Pero eso no es todo. Un año antes (2010), Eduardo, sus hermanos y su madre Yoná Ben-David dieron vida al Museo Interactivo Judío de Chile.

"Eduardo siempre ha estado interesado en la educación, y por eso es uno de los directores del museo, donde diariamente muchos niños pueden conocer sobre el pueblo judío, lo valioso de la tolerancia y los prejuicios del antisemitismo", comenta su hermana Dalia Pollak, presidenta de la entidad ubicada en calle Comandante Malbec, en Lo Barnechea.

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