La primera vez que salimos solos fue a misa. Y a la tercera salida, él pobre estaba tan nervioso, que se declaró en un semáforo".
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"Para ti que no te gusta cantar, para ti que con esfuerzo aprendiste a bailar, para ti que entregas todo y que me has llegado a amar, incluyendo esos defectos que no puedo superar", es parte de la letra de la canción que María Pía Adriasola le escribió a su marido cuando cumplió 40 años, uno de los tantos temas de su repertorio compuesto mayormente por canciones religiosas.

A su marido le dice "Flaco mío" y "Anton"; José Antonio le llama cariñosamente "mújer" (acentuado en la primera sílaba). El matrimonio se casó el 6 de abril de 1991 y vive hace 23 años en Buin. "Él tiene genes alemanes y yo latinos; para él los abrazos no estaban en sus libros; yo soy besucona, de abrazar; muy llorona, todo me emociona y muy desestructurada", confiesa esta abogada, quien lo acompaña en las actividades de su candidatura.

Y añade: "Anton es un hombre muy fiel y tiene un gran sentido del humor, eso nos ha salvado de las más grandes peleas, siempre me tira una talla que me saca una carcajada", dice con una sonrisa permanente en su casa, una parcela de cinco mil metros cuadrados en Paine pegada a la fábrica de cecinas Bavaria, que pertenece a la familia Kast.

En el comedor de los Kast-Adriasola siempre está puesta la mesa para once personas, ellos y sus 9 hijos: Josefina (25), José Antonio (24), Pía (22), Nicolás (21), Matías (19), Trinidad (16), Agustín (15), Isabel (12) y Benjamín (10)."En quince años he estado 81 meses embarazada, con un año y medio de promedio entre cada hijo", dice riendo.

La señora de Kast, quien junto a su marido pertenecen a Schoenstatt desde la juventud, también recuerda la pérdida de su primer nieto, de su hija mayor que vive en Londres y está casada con el chileno Exequiel Rauld."Fue muy duro, estábamos muy esperanzados con su llegada, él está en el cielo".

"Es muy celoso"

María Pía y José Antonio se conocieron el primer día de clases en la Universidad Católica (el 85), donde se recibieron de abogados. "Yo he ejercido la mejor carrera siendo mamá quedándome al cuidado de los niños", afirma.

Ella iba un curso más abajo e hizo malabares para conquistarlo."Era un espárrago que se lo llevaba el viento y como era muy tímido, yo pensaba: Nunca se atreverá a dirigirme la palabra". Dicho y hecho, aunque José Antonio estaba interesado en ella, costó mucho que se le acercara.

"La primera vez que salimos solos fue a misa. Y a la tercera salida, él pobre estaba tan nervioso, que se declaró en un semáforo un 21 de mayo de 1986, ese día se lanzó al abordaje", recuerda Pía. Ella va todos los días a misa y comulga en la iglesia del colegio Campanario de Buin donde estudian sus hijos.

Aunque dice que estaban muy enamorados, la relación no fue fácil por el carácter más reservado de Kast y sus múltiples actividades políticas. Entonces, cuando se pusieron a pololear, el 25 de octubre de 1988, el sacerdote Horacio Rivas les sugirió el "martes de pololeo" para que dejaran un tiempo solo para ellos y que hasta hoy conservan.

—Cuando hablas de tu marido, lo primero que dices es que es fiel. ¿Pones tus manos al fuego por él?

—Sí, porque es un gran valor en él y él ha sabido ser tan delicado en eso, cuidar que eso no pase; porque no cuesta nada caerse, somos humanos. Sé que es fiel, porque es tan trasparente; aunque es infinitamente atractivo y me calzaría perfecto que a muchas mujeres les gustara.

—¿Y él no te perdonaría una infidelidad?

—Le encontraría toda la razón que no me perdonara. Uno se anticipa, hemos hablado mucho del tema por lo vulnerable que es uno, pero jamás quisiera provocarle ese dolor, antes lo hablaría para que no sucediera.

—¿José Antonio es celoso?

—Sí, es muy celoso, pensé que era broma, hasta que me lo reconoció. Él defiende su territorio: "Esta es mi Pía"; aunque no soy una mujer que le ande sacando celos.

—¿Cómo llegaron a los nueve hijos?

—Partamos con que esto es un regalo de Dios. Si piensas en cómo puede llegar un hijo, que es otra persona, es algo muy milagroso. Siempre quisimos una familia numerosa. "Anto" cambiaba pañales. Él, que tiene un sueño de tronco, se levantaba a hacer mamaderas para que yo pudiera dormir.

Que gane "no es fantasioso"

—Sostuviste hace un par de años en LUN que se puede elegir ser gay, pero que eso no es familia. ¿Y si uno de tus hijos se emparejara con otro hombre y quisieran adoptar un hijo?

—En ese caso lo abrazaría, mis hijos van a ser mis hijos siempre y en mi corazón de madre no cabe otra cosa que la acogida; no puedo juzgarlo, porque no me corresponde hacerlo.

—Para muchos José Antonio es visto con un hombre muy conservador, radical en el rechazo al cambio de género, al aborto, al matrimonio igualitario.

—Él no es para nada radical, el concepto de conservador es muy reductivo. Él es una persona muy humana y lo que él postula tiene que ver con un sentido de humanidad muy profunda. Nadie ha hablado de estos temas por mucho tiempo y quienes hablan se callaron. Lo tildaron de talibán, porque era el único que hablaba. Él es fuera de serie, muy valiente, de una entereza y de una libertad interior que no conozco en otro político.

—Sinceramente, a pesar de las encuestas, como la Adimark de julio, que le da un 1% de las preferencias, ¿crees que tu marido llegue a ser Presidente?

—Yo creo que sí y no es algo fantasioso, ni que se me vaya la vida en que gane o que pierda; pero Si Dios quiere que José Antonio sea Presidente, nadie lo podrá detener.

—¿Están encomendando a Dios esta candidatura?

—¡Por supuesto, cómo lo vamos a dejar al margen!

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