Cuando ves caminar a hombres y mujeres, la diferencia clave es que los hombres mueven los hombros y las mujeres, las caderas". Nick Neave, profesor U. Northumbria.

Si estás leyendo esto en casa, haz una pausa y pon una canción que irremediablemente te haga pararte a bailar. Vamos, mueve la cabeza al ritmo de la música. Deja que tu cuerpo sienta el ritmo, mueve también los brazos y las piernas. Si estás leyendo esto en el trabajo, puedes imaginar tus movimientos.

Mientras bailas, pon atención a qué mueves y cómo lo haces. ¿Qué tanto mueves las caderas? ¿Tus piernas se mueven juntas o cada una independiente?

Deberías poner atención a esos movimientos, porque patrones muy específicos pueden ser los responsables de que algunas personas parezcan ser mejores para bailar que otras. Esta es la conclusión de un estudio publicado recientemente en Scientific Reports, en el que los investigadores pidieron a 200 personas que calificaran a 39 mujeres que bailaban. Unas cuantas características sobresalieron como las que contribuyen a bailar mejor: mover mucho la cadera y que las extremidades se muevan de manera independiente (algo que los investigadores definen como movimientos asimétricos de brazos y muslos).

Los investigadores especulan que estos movimientos sirven para dos propósitos en las mujeres heterosexuales. "Uno es que así exhiben su calidad reproductiva, tal vez su estado hormonal, a los hombres", dijo Nick Neave, profesor asociado de Psicología en la Universidad Northumbria en Inglaterra y autor del estudio. "Y el otro es que también exhiben qué tan buenas son ante rivales femeninas".

En 2011, los mismos investigadores dieron a conocer que las mujeres preferían ciertos movimientos de baile en los hombres; en especial, los movimientos exagerados en la parte superior del cuerpo. En otros estudios, Neave y sus colegas han encontrado vínculos entre el atractivo de los bailes masculinos y la toma de riesgos, así como la fuerza para apretar algo con la mano, un marcador de fortaleza corporal general.

"Sabemos que los movimientos de baile señalan fortaleza y vigor en los hombres", dijo Neave. "Ahora estamos comenzando a hacer la misma investigación en las mujeres".

En el estudio, su equipo pidió a 39 estudiantes universitarias de Gran Bretaña que bailaran solas un compás de batería. Los investigadores usaron un sistema de captura de movimiento para rastrear cómo se movían las mujeres. A través de animación, cada bailarina se convirtió en un avatar en el intento de que solo los movimientos de baile, no otras características físicas, afectaran la calificación. Reclutaron a 57 hombres y 143 mujeres para que vieran videos de quince segundos de los avatares y los calificaran individualmente con base en una escala numérica.

Los movimientos de la cadera fueron el indicador clave de qué tan positiva sería la evaluación de una bailarina en este estudio, quizá porque son un indicador de feminidad. "Cuando ves caminar a hombres y mujeres, la diferencia clave es que los hombres mueven los hombros y las mujeres, las caderas", explicó Neave. Por su parte, los movimientos asimétricos de las extremidades podrían señalar un buen control motor.

LEER MÁS
 

Trabajar durante muchas horas podría aumentar el riesgo de fibrilación atrial, o latidos irregulares que pueden provocar graves complicaciones cardiovasculares, según hallazgos de un nuevo estudio publicado en la revista European Heart Journal.

Los investigadores estudiaron a 85.494 hombres y mujeres del Reino Unido, Dinamarca, Suecia y Finlandia sin historial de fibrilación atrial. Evaluaron sus horas de trabajo al inicio, después les dieron seguimiento durante un promedio de diez años, y definieron incidentes de fibrilación atrial con registros médicos y certificados de defunción.

Ajustaron muchas variables en el estudio —sexo, estatus socioeconómico, obesidad, tabaquismo, consumo de alcohol, diabetes, presión alta, depresión y otras— y encontraron que cuantas más horas trabaja la gente, mayor es el riesgo de desarrollar la fibrilación. Este aumentó un 40% en quienes trabajaban más de 55 horas a la semana, en comparación con los que lo hacían de 35 a 40 horas. Sin embargo, el estudio tuvo sus limitaciones. Los investigadores evaluaron las horas de trabajo de los participantes sólo una vez y el experimento no tomó en cuenta el tipo de trabajo o turno laboral.

Sin embargo, Mika Kivimaki, un epidemiólogo de la U. College de Londres, autor principal del estudio, dijo que "el riesgo relativo de fibrilación atrial asociado con largas horas de trabajo es similar al que se relaciona con hipertensión, diabetes, obesidad e insuficiencia cardíaca".

LEER MÁS