Hay una confusión (…), porque no tengo una función ejecutiva dentro de la campaña".
Crédito IMG

Aunque es periodista, al momento de registrar su giro económico en el Servicio de Impuestos Internos, Juan Forch —sin Enrique en segundo lugar porque no le gusta— optó por hacerlo bajo el concepto de "actividades artísticas".

Es en ese mundo donde más incursiona, desde que en 1978 regresó de Alemania Oriental (donde estudió cine experimental). Dirigió programas como "El show de los libros" , creó programación del desaparecido canal Rock & Pop e incursionó en la poesía (con Obecedario, en 1984) y en la novela con "Bar Paraíso, los caminos del amor" (1999).

Lo que omite el registro del SII es que parte de esa veta ha ido de la mano de la política, sumando a su curriculum la franja del No (1988) y las presidenciales de Aylwin y Frei (nunca tuvo participación en la campaña de Ricardo Lagos).

Su salto al mundo

El éxito de la campaña del No y su ojo crítico lo convirtieron en asesor de personas tan disímiles como Cuauhtémoc Cárdenas en México, Carlos Flores en Honduras, Alejandro Toledo en Perú, Daniel Ortega en Nicaragua, Martín Torrijos en Panamá e Hipólito Mejía en República Dominicana.

El sociólogo Esteban Silva —quien lo llevó a trabajar con Toledo— recuerda que no sólo estaba encargado de la imagen y de la publicidad: "Trabajamos juntos en el contenido, lo escribíamos. El estaba a cargo de los conceptos. En el caso de Toledo, hacíamos hasta los discursos y cómo los conceptos se desarrollaban con las iniciativa política. El es múltiple".

Ese historial de estratega electoral lo tiene de vuelta en la política contingente como una de las figuras del "backstage" de la campaña de Alejandro Guillier.

Es visto como su "orejero", su consigliere, lo que genera el malestar de quienes le adjudican —tanto a él, como a otros colaboradores— la paternidad del estilo de esta candidatura presidencial, marcado por una relación lejana con las tiendas que lo apoyan. Por ejemplo, sólo en la última semana, Guillier ha dicho que los partidos son estructuras de siglos pasados y que si no les gusta un candidato independiente, que "busquen un militante".

Miembros del comando dicen que ni Forch ni otros cercanos al periodista son los autores del esquema pero que sí le refuerzan la idea de mantener el modelo.

En octubre 2004, analizando la campaña municipal, Forch condenó el marketing político: "El candidato sólo se adapta a las necesidades del cliente" decía. Promovía la "comunicación política" que conectara al candidato con sus votantes.

Un año después, reprochó a los creativos de las campañas presidenciales de Michelle Bachelet, Sebastián Piñera y Joaquín Lavín. "Los tres candidatos fuertes en esta elección hablan de sueños. Pero esa pomada ya no vende. La gente quiere soluciones", dijo en un seminario.

Conoció a Guillier

por temas laborales

Forch ahora prefiere el bajo perfil. No da entrevistas ni habla con la prensa, precisamente, "porque no tengo una función ejecutiva dentro de la campaña".

Y explica que lo que quiere, al romper su silencio, es aclarar su rol en el comando. "No es cierto", dice sobre el papel de orejero que le atribuyen.

"Lo que pasa es que ahí hay una confusión porque yo soy amigo de Alejandro y converso con él, pero no estoy en el comando de campaña", expresa Forch y pronostica que tampoco estará.

"Colaboro con él porque es mi amigo y esa es mi tarea. Tiene dos o tres amigos que hacemos lo mismo", explica.

Y, aprovechando el momento, agrega que su amistad con Guillier se forjó en el transcurso de la vida "por hechos profesionales y terminamos siendo amigos".

Tampoco aclara si influyó su cercanía con Enrique Soler —actual jefe de gabinete del abanderado y a quien conoció en Perú— la que gatilló esta asesoría oficiosa.

Trabajó con Carlos Berger

Hijo de un general de Ejército —que fue alcalde designado de Ñuñoa (entre noviembre de 1973 y diciembre de 1975)—, estudió en el San Ignacio, también unos años en la Escuela Militar y egresó del Instituto Nacional. De ahí pasó a Periodismo en la Universidad de Chile, donde "fichó" en el Partido Comunista.

Su primer trabajo fue como reportero gráfico en Las Últimas Noticias y luego asumió como jefe de fotografía de "Ramona", la primera revista juvenil de izquierda creada por Carlos Berger.

"Ahí trabajaban Camilo Taufic —que era el subdirector—, Claudia Lanzarotti, Patricia Politzer y Juan Enrique Forch, el fotógrafo. Todos eran periodistas jóvenes y fueron fantásticos al crear una revista divertida, entretenida y abierta", recuerda Carmen Hertz —viuda de Berger— en su libro "La historia fue otra: Memorias".

Asesor de Lucchetti en Perú

Forch también coquetea con el mundo del lobby. La primera vez que prestó este tipo de servicios fue para Lucchetti-Perú, en 2001, desplegando una nueva estrategia par enfrentar el conflicto ambiental por los Pantanos de Villa en Lima.

Allí trabajó con gente de derecha como Andrés Allamand y con el abogado de los Luksic, Edmundo Eluchans. Este último plantea: "A Juan Forch lo conozco hace muchos años. Hace tiempo que no lo veo. Es un gran profesional".

Tras años de conflicto —donde aparecieron videos vinculando a ejecutivos chilenos con Vladimiro Montesinos (jefe de inteligencia del gobierno de Fujimori)—, la empresa chilena fue expulsada.

LEER MÁS