"No es fácil salir del clóset. Requiere de sacrificios (...) Escribo esto esperando que mi historia pueda servir a alguien más. Tal vez a alguien que aún vive de los miedos y necesita un empujón para decidirse a abrir las puertas de este maldito clóset".

El relato es parte del libro "Beauchef sale del clóset" —publicado en noviembre— donde se cuentan 12 historias de alumnos de ese campus de la U. de Chile que contaron su experiencia en la Facultad de Ingeniería. Tras la publicación está BeauchefDiverso, uno de los cinco «colectivos de diversidad o disidencia sexual» que hay en esa casa de estudios y que este año se han visibilizado en al menos otras siete universidades capitalinas, algunas de ellas de marcado origen conservador.

Hace una semana en el patio central de la U. Católica se organizó la «Besatón por el amor libre», mientras que en la U. de los Andes el colectivo Avanza UAndes realizó —a fines de mayo— charlas de dirigentes gay y viralizó un video donde alumnos homosexuales (a cara tapada) contaron su experiencia.

La presencia de estos grupos ha ido de menos a más. Si en 2010 existían dos, el 2015 eran cinco y hoy son una decena en ocho universidades. Aunque no son masivos —algunos incipientes— buscan ampliar su rango de acción a través de redes sociales, debates, publicaciones, ciclos de cine, conferencias, ferias y campañas.

Defensoría trans

La U. de Chile es la que concentra más movimientos (cinco). "Somos 20 estudiantes que buscamos generar comunidad universitaria LGBT en un ambiente masculinizado donde comentarios lesbohomóficos y machistas son comunes, tanto de profesores como de compañeros", dice Matías Nilo, vocero de BeauchefDiverso, que partió en enero en la Facultad de Ingeniería (ubicada en calle Beauchef).

En el mismo plantel está DiverSociales (40 alumnos de la Facultad de Cs.Sociales) donde "cuestionamos el discurso oficialista y derechista gay de diversidad sexual asociado a la demanda del matrimonio igualitario", señala Matías Fleischmann.

Hasta ahora el que ha tenido más influencia es DiversINAP, de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública: consiguieron que el Consejo de la Escuela aprobara el decreto «Mara Rita», "un documento que reconoce el derecho de las personas trans a ser llamadas por su nombre social al interior del plantel", cuenta Consuelo Cruz, su vocera. El mismo decreto se implementa en la Facultad de Filosofía de la U. de Santiago de Chile.

En Derecho está el Colectivo Tijeras: ha hecho talleres en liceos de aborto y género, e implementó la «defensoría transfeminista» que da asistencia jurídica a quienes quieren cambiar su nombre y sexo.

En la Facultad de Economía y Negocios (FEN) desde 2012 DiversiFEN organiza ciclos de cine LGTB e instala stand en los patios. El 7 de junio hizo su primera reunión abierta, donde participó una veintena de estudiantes: "Estamos trabajando un protocolo de acoso y diversidad sexual", cuenta Vicente, vocero que prefirió no dar su apellido.

En la U. de Santiago crearon un protocolo de acoso sexual y establecieron junio como el mes de la Diversidisidencia Sexual. "Tenemos 16 actividades organizadas más la publicación de un libro con 12 historias LGTBi sobre amor, aceptación y experiencias en las salas de clases que nos enviaron alumnos y egresados", dice Stefan Buscaglia.

Internet y desarrollo país

El «efecto internet»

La aparición de estos grupos es parte del «efecto internet» y las redes sociales. Así lo ve el psicólogo social e investigador Centro de Conflicto y Cohesión Social de la UC, Roberto González.

"Durante muchos años estas minorías han sido discriminadas y no han tenido las mismas oportunidades que el resto. Pero con la llegada de internet y las redes sociales, se han vinculado con otras que comparten sus intereses y se han empoderado: comenzaron a levantar su voz con manifestaciones colectivas, para exigir apertura a este tema en las universidades".

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