Me miraba al espejo y notaba que me estaba yendo para atrás… Mi mujer me dijo ‘cómo no te das cuenta'. Uno le hace el quite".

El doctor Jorge Jiménez de la Jara —ex ministro de Salud de Aylwin, académico del Departamento de Salud Pública de la UC, militante DC hace 57 años— dice que la propia Carolina Goic le pidió que se integrara a su equipo programático. Ambos se conocen bien. Llevan cinco años trabajando el tema del cáncer. "Armamos el Foro Nacional de Cáncer, una especie de ONG con académicos, políticos y ciudadanía. Con Carolina hicimos en 2014 un proyecto de ley para ordenar esta enfermedad en nuestro país", dice.

"El cáncer nos unió", explica Jiménez. Es un tema que él, desde la salud pública, lleva años investigando. Y es una enfermedad que la candidata sufrió en 2012, y pudo recuperarse. "Ella es una de las sobrevivientes más notables de cáncer en Chile", asegura. Hoy en la campaña trabaja también temas sobre etiquetado de alimentos, medicamentos, gestión de hospitales y lo que impone la actualidad.

Entonces viene la pregunta que cambia el tono de esta conversación.

—¿Sería de nuevo ministro de Salud?

—Ya no tengo aguante. Me está empezando un párkinson; me lo diagnosticaron hace 6 meses. Entonces tengo que hacerme cargo de mi condición. Me canso un poco más. Esperaba que a los 80 comenzarían estos problemas, pero fue antes. Mañana cumplo 74, y estoy dentro de la estadística. Un 70% de la población sobre 65 años tiene alguna enfermedad crónica: una hipertensión, una diabetes, una discapacidad física...

—¿Por qué participar en una campaña en este estado de salud más frágil?

—Tengo que cuidarme, estar atento al párkinson, es cierto; pero una de las maneras de cuidarse es mantenerse activo. A mí me tocó esto, que es llevadero, puede manejarse. No hay que echarse a morir; una forma de estar mejor es mantenerse activo.

Hubo varias alertas. Primero fue una constipación. Luego, la rigidez. "Me miraba al espejo y notaba que me estaba yendo para atrás", dice Jiménez. Después vino una baja en el ánimo. "Mi mujer me dijo: ‘por favor, cómo no te das cuenta'. Uno le hace el quite. Pero llegó un momento en que era bastante evidente que tenía párkinson, y fui al médico". Hoy, además de tomar medicamentos que regulan la cantidad de dopamina en su cuerpo, hace ejercicios aeróbicos y de equilibrio tres veces a la semana, "porque uno se empieza a poner rígido, a perder habilidades manuales, vienen los temblores".

No es un escenario desconocido. Su padre, Oscar Jiménez, también tuvo párkinson. Le comenzó más joven, a los 52 años. Sobrevivió 25, en una época en que había menos tratamientos. "Para mí, esta enfermedad siempre fue amenazante".

—¿Asusta el futuro con párkinson?

—Por supuesto. Y eso te provoca algún grado de depresión. Me pasó al inicio. Me pegó fuerte. Además, es un riesgo permanente. No es algo de lo que me voy a curar.

—Raúl Zurita y Juan Villarzú también sufren esta enfermedad. Impacta verlos. Eso debe aumentar los temores.

—Lógico que aumentan los temores. Por eso hay que prepararse. El otro día leía de qué mueren los pacientes de párkinson. Mueren de neumonías aspirativas. Porque tragar se hace difícil y uno puede aspirar contenido de los alimentos, se te va a los pulmones, se produce una neumonía, y mueres de eso. Mi padre murió de una neumonía. Entonces hay que tomar medidas de precaución.

—Un médico con párkinson debe asustarse más que un paciente común. Sabe lo que pasa en su organismo.

—Sí y no. Porque existe la negación, que es una etapa de cualquier enfermedad. Cuando estudiaba medicina tuve un profesor al que le empezó una esclerosis múltiple. Vimos en un semestre cómo a este profesor, que era gran deportista, se le fue consumiendo la masa muscular, y ya no podía manipular los equipos. ¿Qué hizo? Fue a ver a Silo. Entonces no es raro que la gente, incluso un médico, niegue, busque soluciones mágicas y evada la realidad. O puedes ser hiperrealista y decir no hay nada más qué hacer y pegarte un tiro. Son los dos extremos. Al medio, estamos los que lo enfrentamos racionalmente, que hablamos con la familia, los amigos.

—¿Cómo ha sido ese proceso?

—Lo hablé con mi familia, con mis amigos, con mis colegas jóvenes en la universidad. Contarlo es curativo, pero no es fácil. Uno se coloca en una posición de discapacidad o los demás te perciben así.

—¿El párkinson lleva inevitablemente a la discapacidad?

—Depende. Hay mucha ayuda farmacológica. Uno puede manejar, moverse, subir escalas. Pero no sé hasta cuándo.

—¿Le contó al equipo programático de Carolina Goic?

—A algunas personas, porque el equipo programático está recién constituido.

Entonces, el doctor Jiménez repite que lo importante es mantenerse activo. Que lo está en la UC, donde dicta cursos y forma a los médicos que tomarán la posta de su trabajo. Y que la política también lo ayuda en eso.

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