Me gusta mucho poner una manta debajo de un árbol y escuchar música".

Después de 8 años en la dirección de El Mostrador, Mirko Macari dejó formalmente su cargo el pasado 1 de mayo. Su cargo se dividió en dos: el de editor periodístico, asumido por Héctor Cossio, y el de director, asumido por Federico Joannon, quien es además el principal accionista.

Macari deja la dirección, pero no se va del diario. Me recibe en su oficina con vista al hermoso patio interior de El Mostrador, la misma que ocupaba cuando era director y que seguirá siendo suya ahora que irá sólo un par de horas al diario como asesor editorial, a la par de su participación en la Radio La Clave con Fernando Paulsen, en el programa "No somos nada", de El Conquistador FM junto a Felipe Vidal y Carla Martínez, y los viernes en "Póker Político" de Vía X junto a Freddy Stock.

Sin conocidos ni familiares en el rubro, Macari partió colaborando en el cuerpo D de El Mercurio, donde había hecho su práctica. Su primer contrato fue a los 28 años en la revista Sábado, "pero fue en La Nación Domingo donde hice mi MBA en poder. Ahí conocí al animal por dentro", cuenta. Trabajó en la revista Caras antes de volver a La Nación Domingo. En 2008 llegó a El Mostrador y un año más tarde se convirtió en director. En 2010, al asumir el gobierno de Sebastián Piñera, lo nombraron director de La Nación, cargo en el que alcanzó a durar sólo 6 horas, antes de que revocaran el nombramiento.

—¿Por qué dejaste la dirección de El Mostrador?

—Fue un trabajo de desgaste cotidiano, me iba del diario oscuro, fuera invierno o verano. El año pasado me agoté, y es el turno de alguien con más energía.

—¿Fue una decisión tuya o te pidieron la renuncia?

—Para nada. De hecho, me quedo en mi oficina y me ofrecieron un cargo muy cómodo. Obviamente negocié un sueldo menor, pero mi tiempo no tiene precio.

—¿Cuáles son tus sueños más allá de El Mostrador?

—Seguir en la radio. Siento que ahora se me está dando la oportunidad de potenciar mi voz en la opinión. Además, quiero tomar clases de tango con mi hija y hacer tai chi. Me llama mucho la atención la cultura oriental, la relación del cuerpo con el alma y la mente. Ya he estado en clases de yoga y sintonizo en muchos aspectos con esa forma de ver la vida.

La familia de Don Macari

Sentado en su escritorio, frente a su afiche enmarcado de El Padrino, su película favorita, Mirko Macari reflexiona acerca del poder.

Su afición no es un secreto: cita frases de la película en las reuniones de pauta e incluso se disfrazó de Don Corleone para un corto promocional del programa que hace los viernes junto a Freddy Stock en Vía X. En el video aparece engominado, de humita y de frac, con una rosa roja en la solapa y la música de fondo de la película, mientras Stock lucha por liberarse de la mordaza y las cuerdas que lo atan a una silla. Don Macari, citando famosas frases de la saga, le recuerda a Stock que "nunca es personal, son sólo negocios".

"No soy un showman, pero todo tiene un componente de juego. La vida es una gran actuación, por eso son tan patéticos los políticos que no entienden que son un personaje", dice Macari y explica que su ascendencia italiana no tiene mucha relación con la familia Corleone. Su bisabuelo emigró desde el norte de Italia y hasta la adolescencia de Mirko, su familia era más italiana que chilena. Recuerda que en su casa celebraron cuando Italia salió campeón del Mundial del ‘82. "Nunca he ido a Italia, pero me crié con mi nonno y mi nonna, mis primos, mis tíos, entre comidas ruidosas y griteríos gesticulados. Cuando mis nonnos discutían, lo hacían en italiano para que nadie entendiera. En la casa, el jueves se empezaban a preparar las pastas para el almuerzo del domingo", recuerda, enfatizando su origen humilde. "Jamás nos faltó qué comer, pero yo no voy a heredar ninguna propiedad", se ríe.

Nunca ha ido a esquiar, aunque sí conoce la nieve porque ha visto nevar en el Cajón del Maipo. Comió una vez en el Baco por una reunión, puso a su hija en el colegio que le quedaba más cerca de la casa y está orgulloso de su origen de "familia italiana pobre de San Miguel".

—¿Quién es "el Padrino" de El Mostrador?

—El Padrino aquí es una figura inspiradora. Siempre que la veo aprendo algo nuevo sobre cómo funciona el poder.

—¿Tienes aspiraciones políticas?

—Jamás. Los que hacemos prensa también modificamos la realidad política.

—¿Es un plus estar fuera de la elite?

—Un plus absoluto: no pierdo amigos. No tengo que estar preocupado de que si publico tal o cual cosa no me van a invitar al pisco sour en Cachagua.

—¿Y tus grandes placeres?

—Me gusta mucho poner una manta debajo de un árbol y escuchar música. Para eso no hace falta ir a ningún lugar muy cool, Ñuñoa está lleno de parques. Últimamente también me interesa la comida orgánica. Hace algunos años estoy comiendo sano, dejé las pastas y el azúcar. A veces me doy algún gusto, pero nunca volví a comer pastas hechas en casa.

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