En el patio del colegio, yo pateaba la pelota de rugby con los dos pies, porque supe que era un plus".

En el bar del Country Club, donde Ian Campbell (88) jugó rugby durante 30 años por el equipo de este club, Old Gold, cuelga una caricatura de él junto a su esposa Elizabeth Braun, "Betty", dibujada por Jimmy Scott. En la imagen aparecen jugando rugby mientras ella taclea al ex jugador de 1 metro 88 cm. Un dibujo que refleja el importante rol que ella tuvo para que su marido se coronara como el mejor jugador de todos los tiempos en Chile. "Esta dama, sentada a mi lado, me criticó constructivamente cada vez que metía la pata en la cancha. Siempre fue a todos mis partidos; fue mi motor principal en el rugby", expresa con marcado acento británico este padre de seis hijos, quince nietos, cinco bisnietos y dos en camino.

Betty e Ian llevan 67 años casados y conversan la mayoría del tiempo en inglés. Ella fue profesora del colegio Santiago College y tiene ascendencia alemana e inglesa. De su familia, Ian es la segunda generación nacida fuera de Escocia; tiene pasaporte británico, por herencia de sus padres de origen escocés, y chileno, pues nació en Santiago. Cuando era muy pequeño, sus papás se separaron y su madre se trasladó a Villa Alemana con él y sus dos hermanos mayores, Donald y Jean. Allá estuvo internado en el colegio Saint Peter's. "En mi familia siempre se habló inglés y en el colegio era castigado hablar español; a los quince años era todo un gringo", recuerda riendo el ex jugador, quien dentro de las tradiciones británicas baila con falda y gaita para las festividades escocesas.

La primera vez que tomó un balón de rugby fue a los ocho años. "Lo más motivante fue que mi hermano mayor, Donald, era un jugador extraordinario; yo quería ser como él", dice Ian. El primer club que defendió fue el Badminton de Valparaíso, a los quince años, con la posición de apertura que siempre conservó.

"En el patio del colegio yo pateaba la pelota de rugby muchas horas a unos palos en forma de hache. Me propuse chutear con los dos pies, porque supe que era un plus para convertir los tries; no sé si hay otro en el mundo que lo haga", comenta.

En los años 40, muchos jugadores de rugby descendientes de británicos en Chile se fueron a la Segunda Guerra Mundial. Su hermano Donald combatió como piloto de la Real Fuerza Área Británica a los 18 años. "A fines del año 44 nos llegó un cable avisándonos que su avión se había caído en la frontera de Holanda con Alemania; él está ahí en un cementerio precioso", cuenta con voz quebrada.

Su madre, Margaret McLean, se vino a Santiago cuando él tenía diez años como vicerrectora del colegio Dunalastair. En Santiago, además de jugar por el Country Club, Ian lideró la Selección Nacional, "Cóndores" por más de 20 años. A los 41 años, dejó el rugby competitivo y en 1976 junto a su amigo Germán Armas, empresario inmobiliario, fundó el equipo Old Gold, al que pertenece hasta hoy.

"Potente rodillazo"

En un dormitorio de su departamento (a una cuadra del Country), Ian exhibe una decena de galardones entre los que destaca un gorro de terciopelo azul, distinción que simboliza su incorporación, junto a su hermano Donald, al Salón de la Fama de IRB (International Rugby Board) el año 2012. "Fue un honor ser los primeros chilenos en recibir este premio", dice la ex figura del rugby entre cuyos principales hitos está haber jugado ante las selecciones de Francia, Irlanda, Junior Springboks y Oxford-Cambridge, entre algunas.

Otro de los partidos más difíciles de su vida fue la pérdida de su nieto Santiago Fuenzalida, quien falleció el año 2008 a los 19 años en un accidente automovilístico. "Fue seleccionado de rugby, un tremendo jugador", recuerda emocionado mientras observa su fotografía.

Entre sus peores accidentes en el rugby está una fractura de mandíbula a los 21 años. "Me taclearon bien, hice el pase y cuando iba cayendo, un contrario, cuyo nombre todavía recuerdo, me metió un potente rodillazo".

En uno de sus últimos partidos, explica en tono de broma, algunos contrincantes lo insultaron. "Pensé, aquí hay un espacio y me voy a meter. Yo no corría, trotaba, y ellos se hicieron a un lado para que este viejo marcara. Jugué mi último partido de rugby a los 76 y logré anotar un try".

—¿Cómo se siente ser considerado el mejor jugador chileno de rugby?

—Me da un poco de pudor que me consideren así, aunque igualmente estoy muy agradecido. No sé si fui el mejor, pues hubo muy buenos jugadores en diferentes épocas. Siempre estuve más interesado en que mis compañeros estuvieran bien en la cancha, en trabajar en equipo, en un juego limpio, pero nunca le di una importancia tremenda a ganar.

—¿Por qué el rugby es visto como una disciplina de elite en Chile?

—Eso es errado, hay clubes que tienen pequeñas canchas en muchos rincones del país. Mi sueño es que se masifique; el rugby en Chile ya no es un deporte de las comunidades extranjeras como cuando yo empecé a jugar.

LEER MÁS
 
Más Información