La principal regla para conocerlo es el respeto por la naturaleza, por los objetos decorativos y tomar este parque en forma seria".

Dos discretos portones de fierro forjado anuncian la entrada al Parque Zapallar. A un par de cuadras están la panadería, los bomberos y la calle principal del pueblo. En pleno centro, un oasis de casi tres hectáreas de un parque de estilo europeo. "Es el único de esta zona y el más grande, está en el corazón de Zapallar pero no se ve desde ningún lado", comenta su dueño, el abogado especializado en derecho corporativo Roberto Guzmán Lyon (70).

"Si tuviera que describirlo, sería decimonónico, así se hicieron los parques en Chile entre 1870 y 1900 con un amueblamiento de esculturas, árboles exóticos, nativos, perspectivas y fuentes de agua", explica Guzmán Lyon —hombre de confianza de Julio Ponce Lerou y con un proceso judicial abierto por transacciones Cascadas cuestionadas por la SVS— mientras se sienta en una de las sillas antiguas traídas desde la India y que están ubicadas en una pequeña pérgola.

Él mismo diseñó minuciosamente el parque. "¡Qué paisajista, ni que nada! Para qué si yo me entretengo mucho en esto; nosotros hemos hecho todo con Luis (Allendes), mi jardinero que trabaja conmigo hace treinta años", exclama. Una imponente figura del cartaginés Aníbal Barca, arma en mano, vigila las verdes áreas del parque de más de 800 especies arbustivas. "En su mayoría son nativas como robles, bellotos, maquis, boldos y peumos. Entre las exóticas están los cedros de Atlas, magnolios grandiflora y hayas tricolor", comenta. Además, hay coníferas, 30 matas de copihues, variedades de araucarias de Australia como de América y más de treinta palmas chilenas.

Las esculturas las ha traído de todas partes del mundo. La primera que compró fue un copón de mármol y hoy tiene más de cuarenta distribuidos por diversos rincones. "Esta fuente de agua está en el punto de la parte baja del parque; aquí destaca la escultura ‘La Primavera' del escultor francés Louis Carrier-Belleuse".

Cuando adquirió la propiedad, en 1987, no conocía Zapallar. "Nací y me críe en el fundo Lo Campino en Quilicura, cuya casa fue construida por José Francisco Vergara (quien hizo la Quinta Vergara)", cuenta. En esa época comenzó a buscar un parque y un lugar donde instalar su biblioteca (que consta de seis mil ejemplares). Entonces, su amigo Guillermo Montt lo invitó a pasar un fin de semana al balneario y así descubrió la propiedad de su prima Francisca Ossandón de Aubert, quien justo ese día la había puesto en venta. "Cuando entré, lo primero que vi fue el corredor de la casa y me fascinó. Le dije a la Panchita: ‘Compraré esta propiedad, porque la voy a transformar en un parque importante; eso era lo mismo que quería su marido, Sergio Aubert, quien, como murió, no alcanzó a hacerlo; yo creo que él me mandó a buscar para esto", comenta este hombre soltero y sin hijos.

Para visitar el parque privado se puede tocar el timbre y hablar con Luis, el cuidador. "La principal regla para conocerlo es el respeto por la naturaleza, por los objetos decorativos y tomar este parque en forma seria… Lo creé por afición personal, pero no me interesa que esto sea un parque de diversiones; quiero que esta obra perdure y que sirva a la comunidad".

Guzmán Lyon vive en Santiago y todos los fines de semana viaja al balneario. Cuando está en el parque le gusta levantarse temprano para recorrer sus rincones. Esos días casi siempre tiene amigos convidados. Hasta allí han llegado políticos, empresarios y personalidades como Julita Astaburuaga, con quien eran bien cercanos, hasta figuras de la nobleza como el príncipe alemán Alejandro de Sajonia (bisnieto del rey Federico Augusto III de Sajonia). "En estos treinta años ha pasado tanta gente que esto parece un mall", ríe. Entre sus invitados, destaca como el más importante a Augusto Pinochet, quien fue varias veces con su señora, Lucía Hiriart. "A él no le interesaba la botánica, pero sí los datos históricos que yo tenía, decía que le encantaba venir al parque, lo disfrutaba mucho", recuerda.

"Los árboles son los protagonistas"

"Este parque demoró cuatro años para que tuviera vida. Primero hubo que aplanar el suelo, limpiar y plantar. Cuando llegué me imaginé cómo sería, y era así, tal cual como está hoy", cuenta desde una de sus dos quebradas que estaban tan deterioradas que debió construir tres puentes colgantes para cruzarlas.

Y continúa entusiasmado: "Estaba lleno de zarzamoras y solo había una casa estupenda, de unos 450 metros cuadrados, una veintena de eucaliptus y pinos grandes que ahora tienen unos 80 años".

Comenta que las perspectivas de la entrada, acompañadas de dos esculturas con dos enormes leones blancos, nunca las proyectó. "Se fueron armando; pero si la ves ahora piensas que hubo un plan maestro". Asimismo, para diseñar el parque dispuso puntos focales hacia los cuales convergen diversos senderos. "Instalé un temple, que traje de Florencia, en la parte superior del parque, e incorporé estatuas, copones de mármol y pérgolas; estos elementos ayudan a decorar, pero los árboles son los protagonistas".

"He traído obras de diferentes partes. Te cuento una anécdota. Hace un par de años, un día antes de irme a Roma, me ofrecieron dos columnas de mármol cuyo valor era el ciento por ciento de mi viaje. Y yo dije: ‘No las puedo perder' y las compré. Ese día las instalé y, con esa misma tenida sucia me fui al aeropuerto; me quedé sin un cinco y estuve un mes en Roma; pero hoy ahí están los copones, me la jugué".

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