Muchas mujeres ven el matrimonio como un seguro de vida. No funciona así".

"En Chile no existe la mujer que se separa a los dos años y se queda con todo", asegura Verónica Waissbluth, abogada especialista en familia con más de 20 años de experiencia. Sostiene que esa caricatura es imposible en nuestro país, y que ocurre lo contrario: la separación es una de las mayores causas de empobrecimiento, "sobre todo para quien se queda con los hijos, que en Chile sigue siendo la mujer".

—¿Las mujeres están más empoderadas a la hora de separarse?

—Hoy hay más mujeres tomando la decisión de separarse, cuando hace 20 años les era imposible. Hoy trabajan y pueden solventarse solas.

—Me imagino que eso pasa más entre mujeres profesionales.

—En estratos bajos es más difícil para una mujer tomar esta decisión. Pero todo es relativo: tras un divorcio, una mujer con un estándar súper alto puede recibir un monto que puede sonar elevado, pero comparado a lo que está acostumbrada, significa un tremendo cambio de vida.

—Y cuando hay hijos de por medio, ¿no mejora el panorama?

—Ambos padres deben contribuir a la manutención de los hijos, intentando mantener el nivel de vida en el que vivían antes de la separación. Pero muy pocos lo logran.

—¿Por qué sucede esto?

—Es matemática pura: nadie está obligado a pagar más del 50% de lo que gana. Imagínate una separación de dos jóvenes profesionales. Si cada uno gana un millón de pesos, en el mejor de los casos él pagará $500 mil. La mujer va a seguir ganando 1 millón, y lo va a tener que poner íntegro para la casa, en la que van a vivir con $500 mil menos. Esto es mucho más notorio si tomamos en cuenta la realidad chilena, en la que el hombre gana mucho más que la mujer.

Verónica es separada y vuelta a casar, y tiene hijos de sus dos matrimonios. "Por eso, los casos que más me duelen son cuando veo a mujeres trabajadoras, que pusieron todo lo que tenían en la familia, y después de 10 o 20 años se separan y se quedan sin nada".

—¿Una mujer tiene derecho a recibir pensión si no tuvo hijos?

—Aquí hay un tema cultural. La pensión de alimentos para un cónyuge en general se da en matrimonios mayores, en los que la mujer nunca trabajó. Es común para una mujer de 60, con hijos adultos; pero pensar que le paguen pensión a una mujer de 30 que no tuvo hijos es súper raro. Los jueces hacen esa diferencia.

—¿Sólo el hecho de haber tenido hijos me da derecho a compensación?

—Para que a una mujer le den compensación económica tiene que cumplir 3 requisitos: que durante el matrimonio se haya dedicado principalmente al cuidado de la familia, que por esa razón no haya trabajado o haya trabajado menos, y que esto le haya generado un menoscabo económico. Muchas mujeres ven el matrimonio como un seguro de vida: piensan que por haberse casado tienen que mantenerlas para siempre. No funciona así.

—¿Aunque me separe de un millonario?

—La compensación en Chile dice relación con las remuneraciones que tú hayas podido dejar de percibir, pero no tiene nada que ver con la fortuna de mi marido.

—¿A qué puede optar una mujer que dejó de trabajar para cuidar a sus hijos y después de la separación va a seguir en la casa con ellos?

—Ahí necesitamos un cambio cultural. Esa mujer va a recibir una compensación económica, que puede ser una cantidad de plata X o algún bien, pero nunca una pensión.

—¿La caricatura de la divorciada que se casa dos años y se queda con todo es mentira?

—Eso en Chile no pasa: el porcentaje que se casa con sociedad conyugal es muy bajo. En otros países todo lo que se genera durante la vida en común es de los dos. Cuando esos matrimonios se terminan, se divide el patrimonio. Y si tu marido era muy rico, puedes generar harta plata.

—¿La separación de bienes es sexista?

—Muchos critican esta legislación porque discrimina a la mujer, pero el problema está en que en Chile todavía elegimos el régimen con el que nos casamos. Y la opción más justa, que podría ser la sociedad conyugal, tiene miles de trabas. La gente no la elige por una cuestión práctica. Debiéramos tener un sistema único y comunitario, pero bien hecho.

—¿Estas diferencias no se disuelven en la medida en que la mujer se autosustenta?

—Al contrario, el divorcio es mucho más injusto para la mujer que trabaja que para la que no trabaja. La mayoría de las mujeres que trabajan está separada de bienes y gana menos que el marido. ¿Cómo dividen los gastos? Los hombres pagan el dividendo, los colegios, las cuentas, y la mujer el supermercado, la ropa de los niños, la nana. Esa mujer que trabaja, por lo general pone todo su sueldo en la casa. El hombre, como le ayudan con los gastos, ahorra. Por eso, cuando compran algo, tiende a quedar a su nombre. Cuando se separan, esa mujer trabajó toda la vida y se gastó todo su sueldo en su familia, no tiene cómo demostrar nada de lo que pagó, no tiene nada a su nombre y tiene cero posibilidad de que le den una compensación económica, porque no dejó de trabajar.

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