Me gusta cantar y actuar. Mi identidad de actriz es Geraldine y la de cantante, Dindi".

Le añade una "s" final a palabras como "laboral" o "amor" —"laborals", "amors"— y junta sus manos en una posición muy aseñorada para decir "ojalá, poh", parodiando a una mujer antigua. Siente orgullo por haber sido nominada como mejor actriz de reparto en los Premios Caleuche, aquellos galardones que nacieron tras la muerte de los Premios Apes y el envejecimiento de una generación. Reconoce los beneficios de un contrato laboral por años, pero se las arregla en las posibilidades de su independencia. Y ha entregado —"sin quererlo", dice— material para los programas de farándula. Aunque no por romances ni por aparecer en silla de ruedas en aeropuertos, sino que por sus fotografías en Instagram.

Geraldine Neary —actriz, 28 años, también conocida como Dindi Jane— es la nueva musa del cine chileno. Protagonizó "Aquí no ha pasado nada", de Alejandro Fernández Almendras, y el 20 de abril estará en "Sin norte", de Fernando Lavanderos. Mientras Ché Sandoval prepara "Dry Martina", comedia que la tuvo filmando en Buenos Aires hace dos semanas. Con un pasado como modelo Elite, Neary también lleva dos teleseries en sus hombros ("Matriarcas", de TVN, y "Preciosas", de Canal 13) y hoy ensaya "El cepillo de dientes", de Jorge Díaz, en el Teatro UC.

—¿Geraldine Neary o Dindi Jane?

—Mi segundo nombre es Jane. Me dicen Dindi desde que tenía un año, porque mi hermano no podía decir mi nombre. Y cuando partió Facebook, vi que todos empezaron a romper esto de tener sus nombres reales. El actor Lucas Balmaceda me dijo: "Ponte Dindi Jane". Igual es divertido tener dos identidades. Obvio que de niña me hacían bullying.

—¿Te molestaban por tu nombre inglés?

—Sí, eso que es tan chileno y que pasa cuando tienes el nombre extranjero. Pero tampoco voy a pronunciarlo con el acento como debiese ser. Ahora me gusta. Mi hermano se llama Jonathan. Chile es un país de inmigrantes. Ahora ya nadie te va a molestar con el nombre extranjero. Ahora es más bacán.

—¿Hacer carrera con dos nombres no es un lío?

— Me gusta cantar y actuar. Entonces, mi identidad de actriz es Geraldine y la de cantante, Dindi. Geraldine Jane Neary igual me gusta, pero es medio siútico. Uno se juzga a sí mismo. Yo he sentido miedo a que se disperse lo que hago; pero pienso que no tiene por qué ser algo negativo. Puedo ser más de dos personas. Si hoy uno puede hacer una identidad virtual, que juegue con el nombre que quiera.

De fotos y smartphones

—En "Sin norte", tu personaje viaja por el norte grabando con un teléfono…

—Tenía que lograr generar material documental de mi propio viaje a través de un celular. Fui por el norte por lugares poco turísticos: Mejillones, Tocopilla, Chañaral. Aparecen estos videos que yo misma tuve que hacer.

—¿Terminaremos haciendo películas en celulares?

— El teléfono llega a lugares donde la cámara profesional no llega y la gente no se incomoda. Sacas una cámara profesional y la gente toma distancia altiro. Esto (tomando un smartphone) es una cámara. Y tiene una calidad y un estilo particular. Es como televisión. Un canal donde puedes hacer zapping y generar contenidos.

— ¿Eres embajadora de alguna marca?

— De ninguna.

— ¿No te lo han ofrecido?

— Me contactaron de un centro de depilación, porque un día me saqué una selfie y estaba pelúa. Me veía linda. Salió en "Intrusos". Y me comentaron en redes sociales y la prensa me comparó con referentes como Madonna. Nunca me habían comentado tanto. En respuesta me saqué una selfie donde se notaba más todavía.

—¿Por qué respondiste?

—¿Qué tiene? Uno se puede sentir cómoda con el ala pelúa. Ya pasó de moda eso de "los hombres así" y las "mujeres de tal forma". Hoy están desdibujándose las divisiones de los géneros. Las mujeres pueden usar jockeys, raparse, y los hombres afeminarse. Y eso es atractivo.

—¿Pero ser modelo no te da permiso para afearte?

—Yo creo que cualquiera lo puede hacer. La belleza es algo interior. El empaquetamiento también me parece muy poco atractivo. Cuando es demasiado el estereotipo, no sé si resulta. Cada uno con sus amigos, cada uno con sus followers. Y eso es lo bueno de las redes sociales, que cada uno elige. Por eso, la tele está perdiendo audiencia. La gente ya no quiere que le digan lo que hay que seguir.

—¿Te gustaría tener un contrato por años?

—Lo encuentro la raja: vacaciones pagadas, estabilidad. Pero, por otro lado, mientras no lo tenga, está bueno. Porque eres más independiente, eres más libre.

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