Hoy la banca está generando efectos maravillosos de transparencia".

Jorge Awad Mehech a sus 71 años comenzará el próximo jueves su retiro de la actividad profesional, tras estar ligado por 48 años a los directorios de algunas de las principales empresas del país. Abandonará tras 20 años el directorio del Banco de Chile (ver red).

Nieto de un inmigrante sirio que llegó a Chile en 1890, se tituló en 1968 como ingeniero comercial de la Universidad de Chile, luego pasó por el gobierno de Eduardo Frei Montalva, en 1971 fue candidato —sin éxito— a concejal (o regidor, en esos años) por Ñuñoa y después se volcó a la actividad privada sin parar hasta el día de hoy.

"Afortunadamente, en estos años de trabajo he logrado formar un capital que me permite retirarme tranquilo, sin necesidad de andar haciendo tonteras para sobrevivir", comenta desde su oficina en el barrio financiero de El Golf. Ahora se va a "concentrar en la vida académica" donde, por ejemplo, preside la junta directiva de la Universidad de Talca.

Casado con Jeanette Manzur (66), con quien tiene tres hijas: Janet, Gisela y Fabiola, Awad es reconocido en el sector empresarial por ser un hombre que se construyó solo y que se instaló en las grandes lides empresariales con un estilo propio, sin pelos en la lengua a la hora de decir lo que pensaba y que logró influir en la política y la economía, desde la presidencia de Icare o de Lan, o desde directorios como el de TVN, Codelco o el mismo Banco de Chile.

Polémico, divertido, disruptivo y bien contactado son alguno de los adjetivos con que lo definen sus pares. Y es que, como hombre público, ha defendido a los gobiernos de la ex Concertación, hoy Nueva Mayoría, disparado contra sus pares en los gremios empresariales y hasta justificó —desde la Asociación de Bancos— la reforma laboral, lo que al final le significó salir del gremio.

Ahora, tras anunciar su despedida, hace un positivo balance de sus años en la industria financiera. Si bien dice tener una "excelente" relación con el grupo Luksic, aprovechó esta instancia para reprender a Andrónico (líder del conglomerado y vicepresidente del Banco de Chile) por su nueva afición a Twitter, donde ya suma 70.400 seguidores.

"No puedo hablar por el banco, pero puedo contestar como Jorge Awad, considerando que he trabajado 17 años con ellos y que conocí a la familia Luksic en la época del Banco Santiago. Creo que Andrónico Luksic es un empresario nato, la capacidad que tiene de ver cosas que otros no ven lo convierten en el Alexis Sánchez del empresariado chileno, por eso me encantaría que las horas que le dedica a Twitter las dedicara a ser presidente de la CPC después del período de Alfredo Moreno", dice.

¿Para que el empresariado tenga un vocero poderoso?

—En el mundo de los negocios, nadie discute lo que él sabe y puede. Lo que estoy diciendo es que si él quiere transformarse y estar en sintonía con los valores del entorno social a los 62 años, me encantaría que lo hiciera desde un cargo como la presidencia de la CPC. Su capacidad y hábito de usar la banderita chilena en la solapa y llevar esa banderita a China por los últimos 20 años me hacen ver que él tiene un ADN ciudadano. Por eso, mi respuesta directa es que no me gusta ver a Andrónico Luksic perdiendo el tiempo en Twitter. Yo le digo: menos Twitter, para verlo mucho más como un ciudadano empresario, por ejemplo, al mando de la CPC.

—¿No le gusta verlo en Twitter por un tema de productividad?

—Él tiene habilidades mucho más relevantes para el país y que podrían estar muy bien traducidas en un rol de presidente de la CPC, donde ayudaría mucho a los nuevos empresarios.

—Pero la familia Luksic nunca ha asumido como propia ninguna bandera política o gremial…

—Aquí de lo único que no se puede hablar es de tratar de repetir la historia. Son tan fuertes los cambios generacionales y tan fuertes los éxitos de él, comparados, por ejemplo, con los de su padre (Andrónico Luksic Abaroa), que puede romper los esquemas.

—¿Luksic busca ser popular?

—No. Creo que quiere hacer algo distinto. Quiere cambiar la forma de hacer las cosas.

Las esquirlas del caso Caval

—¿Luksic quiere cambiar formas como las del caso Caval?

—El caso Caval forma parte de la costumbre tradicional, en cuanto a que los parientes de las autoridades sean recibidos por personas de alto poder. En los hábitos antiguos, antes de la era digital, no recibir a esas personas era una mala educación.

¿Pero el Banco de Chile finalmente sí les aprobó el crédito a Natalia Compagnon y Sebastián Dávalos?

—Y se lo pagaron, el banco cumplió con todos los objetivos.

—¿Eso es tráfico de influencias?

—Bueno, eso es lo lindo de hoy, que quedan registros de todo lo que uno hace y que hay instancias de decisión que no están simplemente en la esfera del lápiz rojo del poderoso. Esa fue una decisión habitual en cuanto a que un hijo de una autoridad era recibido por una persona que tuviera poder en cualquier ámbito. Pero gracias a la información estructurada, periódica y transparente que nos da la sociedad digital, no va a ocurrir más… Luksic jamás va a volver a recibir a este tipo de gente, porque lo hacía con la mayor naturalidad, ya que ese era un hábito de todos, pero ya se definieron escrutinios y sistemas distintos. Así como jamás me imaginé a Luksic tuiteando, ahora tampoco me lo imagino recibiendo a parientes de las autoridades.

—¿En el caso Caval de quién fue el error? ¿De Natalia Compagnon o de Andrónico Luksic?

—De corazón, el descriterio máximo en el caso Caval fue del hijo de la Presidenta, por haber expuesto a su madre, que tenía una imagen intachable, a una petición absolutamente desproporcionada. Yo en ese caso me pongo en la situación y no recibir a Compagnon podría haber sido hasta una ofensa… hay que ponerse en ese pellejo.

—¿Un banco corre riesgos si no es deferente con las autoridades?

—No me atrevería a decir eso, lo que pienso es que se trata de una norma que uno la tiene como hábito de decencia. Si te llama una autoridad o su pariente reaccionas, más allá de que se quiera ver algo perverso en ello. De ahí a que pensemos que eso puede seguir repitiéndose infinitamente en la actualidad, simplemente no será así. Antes los bancos funcionaban con un lápiz rojo. Es decir, había famosos ejecutivos que por su criterio ponían un visto bueno y otorgaban el crédito sin dejar más registro. Ahora están los comités de crédito y una normativa, que dan una formalidad distinta a esas operaciones.

Awad se educó en el Instituto Nacional y tras egresar de la Universidad de Chile, también ha desarrollado una destacada vida académica.

Por ejemplo, es profesor de gestión y empresa en esa casa de estudios, la misma que lo premió como el ingeniero comercial más destacado del 1998 y reconocido en 2014 como uno de los ingenieros comerciales más destacados de la década de los 80.

Llegó al Banco de Chile en 1996 apoyado por un grupo de accionistas de la colonia árabe, las familias Hirmas, Eblen y Abumohor. En sus 20 años en el banco vio cómo la entidad pasó del capitalismo popular a un pacto controlador conformado por el grupo Penta (de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín), los controladores de Falabella (Juan Cúneo y Reinaldo Solari) y Consorcio Financiero, entre otros. En 2000 tomó la propiedad el grupo Luksic y 7 años después se incorporó Citibank.

Awad recuerda que antes el Banco de Chile "era una entidad donde muchos no se atrevían a entrar, porque era un banco para empresas", pero tras el ingreso de Luksic a la propiedad y la fusión con el Banco Edwards "se pudo llegar a nuevos sectores y se comenzó a desarrollar con fuerza la banca de consumo y, luego, la globalización que llegó con el Citi".

"Cada controlador ha creado valor en el banco y gracias a eso hoy vale US$14.000 millones en bolsa", dice.

Le ha tocado vivir varios conflictos en el banco, como los casos Riggs y Caval, además de dos fusiones.

—Lo importante es que hoy la banca chilena está generando efectos maravillosos de transparencia, y bajo las actuales normas, se han detectado casos como el de los carabineros que defraudaron a su institución.

—¿Un sistema infranqueable?

—Por el tema tecnológico, a futuro va a ser requisito en cada operación bancaria tener un sistema de cajas negras, al igual que en los aviones, es decir se le va a entregar toda la información y datos a un auditor para que emita un informe de cumplimiento como está ocurriendo en Estados Unidos. Ese nivel de transparencia va a significar otro avance.

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