El coqueteo está en nuestro lenguaje físico. No es algo que pensemos. Está en las venas".
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Sí, es posible que el encantador acento colombiano se torne más seco y árido. Ocurre cuando Elizabeth Minotta aborda temas como las FARC, la discriminación, los estereotipos y los prejuicios que envuelven la imagen de su país: Colombia. Es entonces que la velocidad de las palabras de esta actriz proveniente de Medellín, y de 27 años de edad, baja y las pausas aumentan.

Esta fue su gran semana en Chile. El miércoles, el estreno de la teleserie vespertina que protagoniza, "La Colombiana" (TVN), alcanzó un peak de 14 puntos de rating y fuerte presencia en redes. Ahí interpreta a Angela Vicario, una doctora que trata de convalidar su título de médico en Santiago.

—Uno de los momentos más comentados de la teleserie fue cuando un hombre se te acerca insistentemente en un paradero. ¿Se malentiende el acento colombiano con el coqueto en Chile?

—Hay una generalización de la mujer colombiana como tal. Obviamente, las colombianas somos mujeres con un coqueteo en las venas, pero dentro de nuestras regiones hay muchas diferencias. No es lo mismo una mujer de Medellín que una de Cali. Me ha pasado, y no sólo en Santiago, que con ser amable, un chico me invita a salir. Me parece gracioso, es una diferencia cultural. Me he dado cuenta de que acá en los paraderos no se suele saludar. Y yo creo que me deben ver a mí misma como una loca."¡¿Por qué saluda tanto esta loca?!".

—De hecho, en la escena del paradero, él saca un billete.

—Prostitución y violencia sexual.

—¿Notas que hay un estigma en Chile de la mujer colombiana ligada a la prostitución?

—Así lo tengo entendido. Y sí, lo hay. Desafortunadamente.

—¿Crees que la teleserie ayude a derrumbar el prejuicio?

—Eso depende de la recepción que tengamos. Pero yo creo que es bueno que eso pase. Más que bajar el prejuicio, es fundamental verlo primero como un prejuicio.

Otras batallas

—¿En Colombia hay discriminación hacia otras nacionalidades?

—Pienso que sí, hay personas que discriminan. A veces uno puede encontrarse con personas muy regionalistas, pero creo que los extranjeros son muy bienvenidos.

—La historiografía de las teleseries chilenas muestra generalmente a los latinos como "servidumbre" y a los europeos como "jefes". ¿Ocurre esa distinción en Colombia, a nivel país?

—En la ciudad pasa. Hay algo que a veces me entristece un poco como colombiana, es cuando me doy cuenta que tendemos a burlarnos de nosotros mismos, a pensar que nuestra cultura es risible, cuando en verdad es bellísima.

—¿Te informaste de la fuerte migración en Chile antes de viajar?

—Terminé de grabar la teleserie "Las Vega's" allá, y a la semana siguiente estaba acá. No tuve mucho tiempo. Pero no es necesario, basta con salir a la calle para entender la situación. El Barrio Yungay es como en la teleserie misma, está completamente lleno de extranjeros: de brasileños, dominicanos, haitianos. No he sido presa de la discriminación, pero he presenciado cuando alguien tiene una posición racista con un inmigrante. Yo tengo una prima política acá que es psicóloga, y le ha sido difícil revalidar su título. No tiene permiso de trabajo.

—¿Pero aún así hay un mejor pasar aquí que en Colombia?

—No puedo responderte en términos generales. Te puedo responder desde Elizabeth: yo vivía muy rico en Colombia. Amo a mi país. Me ha llenado de oportunidades. Y a Chile también le agradezco mucho. No lo considero ni mejor ni peor. ¿Tú piensas que es una pregunta que se hacen los chilenos?

—Sí, pienso que sí.

—Hay una diferencia, que es el cambio de moneda. La plata chilena vale mucho en Colombia. Creo que ese es un motivo por el que la gente viene. Porque junta dinero y se lo manda a sus familias. No te voy a decir que en Colombia todos tienen trabajo. Pero no está tan mal. Por supuesto hay situaciones que son difíciles en el día a día; sin embargo, encuentro que es cierto que hay muchas oportunidades aquí.

—¿Será este el motivo por el cual los profesionales realizan un éxodo desde Colombia?

—Es por la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico. Muchos profesionales han salido del país buscando una vida mejor. Es difícil vivir en un país con violencia. Pero a mí me causa gracia porque cada vez que se habla de Colombia la gente dice: "qué peligroso". Pero ya no pasa. Ya no pasa que estés en una esquina y de repente te atraquen. Tienes que estar en un lugar muy inseguro.

—¿Viviste alguna situación de riesgo?

—Los hechos fueron en un momento en que, o no estaba en el país, o no había nacido. Me tocó ver las secuelas de muchas cosas que pasaron. Y puedo decir que aquí estoy: contando la historia de mi país.

—La televisión, con series como "Narcos", ha contribuido a la estigmatización.

—Yo soy de Medellín, donde vivió Pablo Escobar. Vivimos un estigma muy fuerte. Me parece triste, porque siento que mi país tiene cosas más importantes que aportar. Es algo que nos ha dolido. Es como si, además de tener que vivir estas situaciones, nos castiguen y nos juzguen. Y no todos los colombianos estamos asociados al narcotráfico. O, a lo mejor, como víctimas lo estamos. Pero no es algo de lo que nos sentimos orgullosos. A veces nos duelen los comentarios. Queremos olvidar. Hace poco Colombia quería firmar la paz con un grupo guerrillero. Ya queremos pasar la página. Queremos tener otras batallas.

—¿Qué opinas de que no no haya funcionado el acuerdo con las FARC?

—Me parece un poco triste. Estaba muy de acuerdo con que pudiésemos pasar esta hoja. Pero encuentro respetable lo que las personas que votaron por el "no" tenían que decir. No creo que sea necesario decir "sí a la paz" sin comprender las diferencias con los otros.

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