Se va a acortar el edificio y nos vamos a meter por debajo. Es un proyecto único en Chile".

El ingeniero y gerente general de "Sirve" —una empresa que diseña e implementa aisladores sísmicos, financiada por Fondef y la Universidad Católica—, Ignacio Vial, dice que uno de los desafíos en Chile es llevar esta tecnología no sólo a grandes obras, como hospitales y construcciones de la industria, sino que también para viviendas sociales y patrimoniales.

De hecho, después del terremoto de 2010 construyeron ocho bloques de edificios residenciales, con un total de 192 viviendas, en Santa Cruz, en las cuales se implementaron aisladores sísmicos. "Hemos estado trabajando en el desarrollo de tecnologías de bajo costo, para hacer un cambio sustancial en la vida de las personas", dice Vial.

Uno de los proyectos en que hoy trabaja "Sirve" está en Nueva Zelanda: un edificio de control de vibraciones por viento. Pero el más emblemático está en Chile, en Huérfanos con Almirante Barroso, en el centro de Santiago: es la rehabilitación de la Basílica del Salvador.

La iglesia, Monumento Histórico desde 1977, fue construida a fines del siglo XIX, específicamente en 1871. Su estructura comenzó a dañarse con el terremoto del 3 de marzo de 1985, pero se agravó hace siete años tras el gran sismo del 27-F.

—¿Cuáles fueron las lecciones que dejó el terremoto del 2010 en materia de protección sísmica?

—El terremoto del 2010 validó la eficiencia de esta tecnología para proteger las estructuras. De hecho, desde el año 1992 hasta 2010 había alrededor de 14 estructuras con un sistema de protección sísmica, y entre 2010 y 2017, se pasó a más de 110 edificios en Chile. Por lo tanto, el terremoto fue una prueba real de que esto funciona y es eficiente, y también se ha incrementado el desarrollo de proyectos con estas tecnologías.

—¿De qué manera se puede usar este sistema en construcciones patrimoniales?

—Lo interesante de estos sistemas es que uno lo puede ocupar tanto en construcciones nuevas como en edificios existentes. Dentro de estos últimos, nosotros hemos participado en proyectos patrimoniales, y el más importante es el reforzamiento o rehabilitación de la Basílica del Salvador.

—¿Cómo ha sido el trabajo en la Basílica?

—La Basílica ha estado sometida a muchos terremotos, y está muy dañada. La idea es, en una primera fase, su estabilización, que probablemente va a durar entre 6 y 8 meses. La segunda es la rehabilitación definitiva, en la cual vamos a considerar el aislamiento sísmico: se va a acortar el edificio y nos vamos a meter por debajo de la basílica para construir un subterráneo y sobre él poner estos aisladores que servirán de apoyo para la estructura. Es un proyecto único en Chile y está a cargo un equipo multidisciplinario: hay una parte arquitectónica de habilitación patrimonial y otra, que realizamos nosotros, de ingeniería. El proyecto, en total, podría durar un par de años.

—¿Qué complejidades tiene el trabajo que harán por tratarse de una estructura patrimonial del siglo XlX?

—En muchos países hay desarrollo de rehabilitación de estructuras patrimoniales, pero el desafío ha sido mezclarlo con la realidad sísmica chilena, porque es distinto arreglar un edificio patrimonial en un país que no tiene terremotos. Es un gran desafío rehabilitar ese tipo de estructuras en países sísmicos, y eso es lo que lo hace único, ya que hay muchos proyectos patrimoniales que se han desarrollado en otras partes, pero esta realidad mezclada con alta demanda sísmica es lo que lo hace bastante especial.

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El alcalde de La Reina, José Manuel Palacios, ofició a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), a la subsecretaría de Comunicaciones (SUBTEL) y a las empresas que han instalado cables en los postes de la comuna para que retiren el material en desuso.

Este material —se explicó— alcanzaría a ser un 80% de escombro aéreo.

La decisión es una de las principales demandas de los vecinos ya que, además de la contaminación visual y el daño estético que produce a la ciudad, en el último tiempo se han generado siniestros o caídas de postes derivadas del cableado en desuso.

Por lo mismo, la municipalidad presentará, además, una modificación a su Ordenanza Local que permita cuidar el entorno, particularmente prohibiendo la proliferación de cables en desuso y hará —en los próximos días— una petición formal al parlamento para que legisle sobre este tema.

"Necesitamos autoridades que se hagan cargo de los temas que afectan a la gente. No es posible tener ciudades llenas de cables en desuso con el riesgo que esto implica", dijo el alcalde, según detalló radio Biobío.

Según dijo, lleva un mes intentando obtener respuesta a una demanda ciudadana que han hecho los vecinos de La Reina. "Al parecer, ni los organismos del Estado ni las empresas le han dado importancia a nuestro requerimiento. No me puedo quedar de brazos cruzados esperando a que ocurra un accidente. Responsablemente, quiero indicar que he instruido quitar el escombro aéreo de la comuna de La Reina, porque está afectando la calidad de vida de mis vecinos", detalló.

En La Reina indicaron que la etapa de notificación a las empresas ya se hizo y que al no tener respuesta, se procederá al retiro de todo el escombro aéreo.

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